A Traves De muchos años la Ciencia Cristiana me ha bendecido de muchas maneras. Entre tantas bendiciones recibidas puedo incluir el encuentro de un empleo apropiado, la solución de problemas financieros y de relaciones personales difíciles y muchas curaciones físicas.
Una curación que quiero mencionar en particular ocurrió cuando uno de mis hijos era muy pequeñito. Poco después de su nacimiento la médica que lo atendía me dijo que estaba bien respecto a todo, excepto por una cosa; dijo que tenía anquilogrosia. Agregó que esto podía solucionarse con un procedimiento quirúrgico sencillo en el cual se quitaría el exceso de piel debajo de la lengua que impedía el movimiento de ésta. Añadió que si esto no se hacía, el niño no podría hablar con claridad ya que su lengua no se movería apropiadamente.
Le agradecí a la médica por decírmelo, pero no acepté la cirugía diciéndole que prefería sanarlo por medio de la Ciencia Cristiana. Como ella sabía que yo era Científica Cristiana, no dijo nada más al respecto.
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