Desde Que Era muy niño, siempre me sentí atraído por las cosas de Dios. Cuando abandoné el hogar de mis padres, esta atracción continuó, aunque algo estaba equivocado; algo estaba más allá de mi escaso entendimiento de Dios. Yo comprendía que El era todopoderoso, pero pensaba que también estaba muy lejano, un Dios que me castigó muchas veces aunque yo no había cometido falta alguna. Ir a confesarme no era suficiente para hacerme sentir en paz.
Fue en esa época, y en medio de una difícil batalla existencial, que encontré la "perla de gran precio", la Ciencia Cristiana. Poco después, comencé a tener grandes revelaciones. Nunca había encontrado tal paz, que tanto anhelaba, en las búsquedas que había hecho previamente.
Este primer contacto con la Ciencia Cristiana tuvo lugar hace más de quince años, por medio de un compañero de cuarto de mi ciudad natal. Me atrajo su manera de vivir y gradualmente comencé a leer las Lecciones Bíblicas del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. Entre las muchas curaciones que tuve, a través de la aplicación práctica de las enseñanzas de la Ciencia Cristiana, figura la adicción al tabaco.
Hacía más de diez años que tenía ese vicio. Simplemente al leer Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy fui liberado de este hábito. Una noche, mientras leía y fumaba, percibí de pronto que las dos actividades no eran compatibles. Apagué el cigarrillo y ése fue el final de ese hábito, a pesar de que estaba empezando a comprender la Ciencia Cristiana. Esa curación me impresionó tanto que me impulsó a querer aprender más.
No había podido encontrar un trabajo útil que me produjera satisfacción, pero después de orar, lo hallé. En menos de un año encontré una persona que, como yo, descubrió en la Ciencia Cristiana un fundamento para su vida. Pronto constituimos un feliz matrimonio, algo que anteriormente me había parecido imposible (aunque deseaba que sucediera), debido a que las circunstancias económicas no eran muy alentadoras. El salmista escribió: "Confía en Jehová, y haz el bien, y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón" (Salmo 37:3, 4).
Durante el nacimiento de nuestros dos hijos mi esposa recibió ayuda a través de las oraciones de un practicista. Cuando debía nacer nuestro primer hijo, de acuerdo con la opinión de un médico, había pocas esperanzas de que sobreviviera mi esposa o el bebé, y los parientes de mi esposa estaban muy preocupados por la decisión de ella de confiar en la Ciencia Cristiana. No obstante, yo sentía una gran protección, porque sabía que Dios jamás despojaría de la vida a mi esposa o a mi hija, y todo salió bien.
Durante el nacimiento de nuestro segundo hijo no hubo inconvenientes. El siguiente párrafo de Ciencia y Salud resulta muy reconfortante en esos momentos: "La nueva idea, concebida y nacida de la Verdad y el Amor, está vestida de blanco. Su comienzo será humilde, su desarrollo robusto y su madurez imperecedera. Cuando ocurre ese nuevo nacimiento, la criatura en la Ciencia Cristiana nace del Espíritu, nace de Dios, y no puede causar más sufrimiento a la madre. Por eso sabemos que la Verdad está aquí y ha cumplido su obra perfecta" (Ciencia y Salud, pág. 463).
La aplicación práctica de las enseñanzas de la Ciencia Cristiana y las oraciones de practicistas, han traído a nuestra familia la curación de problemas de nervios, timidez, alta presión arterial acompañada de ansiedad, temor, resfríos y terribles problemas digestivos. Dolores renales muy agudos fueron sanados instantáneamente. Todos los problemas fueron superados exclusivamente por medio de la oración. Mary Baker Eddy escribió: "Dios es Todo en Todo. ¿Qué puede ser más que Todo? Nada: y esto es justamente lo que llamo materia: nada" (Escritos Misceláneos, pág. 26). Esta cita es mi oración favorita, porque me ayuda mucho a expulsar del pensamiento la creencia de que la materia es una realidad.
Durante mucho tiempo he querido compartir con todo el mundo las bendiciones y curaciones que he obtenido utilizando únicamente el tratamiento de la Ciencia Cristiana. He estudiado detenidamente estas enseñanzas, tratando de practicarlas, con la certeza de que al obrar de esa manera, estoy animando también a otros a acercarse a esta religión como un medio de alcanzar mejores condiciones morales y físicas y, en especial, acercarse más a Dios.
Porto Alegre, Rio Grande do Sul
Brasil
