Nota de los Redactores: Hace aproximadamente sesenta años un niño le escribió esta carta a su abuela. Su familia estaba pasando por una época de escasez, y la oración los llevó a recibir la bendición de Dios. Aunque este artículo está especialmente dedicado a nuestro público más joven, pensamos que todos nuestros lectores disfrutarán de su mensaje sencillo y emotivo.
6 de julio de 1934
Querida Abuelita,
Gracias por haberme regalado $14. ¡Fue un hermoso regalo! Mamá me dice que te cuente acerca de nuestra última aventura y sobre el destino que tuvo parte del dinero que me diste.
Papá y el tío Todd no han encontrado trabajo aún, y todos hemos estado tratando de descubrir cómo pagar las cuentas. Yo decidí preguntarle a mi maestra de la Escuela Dominical, la Sra. Coe, porqué no tenemos dinero y casi no nos quedan comestibles en casa. La Sra. Coe me habló acerca de una mujer en la Biblia que tenía el mismo problema, quizás aún peor. Véase 2 Reyes 4:1–7. Ella no podía pagar sus cuentas e iban a quitarle a sus hijos para convertirlos en esclavos, en pago de la deuda. Estaba desesperada y recurrió al profeta Eliseo en busca de ayuda.
Eliseo preguntó a la mujer: "Declárame qué tienes en tu casa". Ella le contestó que tenía una vasija de aceite. Eliseo le dijo que pidiera prestados a sus vecinos todos los recipientes vacíos que pudieran encontrar. Ella debía verter el aceite de su vasija en todos los otros recipientes y llenarlos. La mujer y sus hijos hicieron lo que Eliseo les había indicado hasta que todos los recipientes que les habían prestado estuvieron llenos. Luego ella vendió el aceite, lo que le proporcionó bastante dinero para pagar sus cuentas. ¡Y aún les quedó suficiente para seguir viviendo!
La Sra. Coe también dijo que el hombre es el reflejo perfecto de Dios, creado a Su imagen. Al hombre realmente nunca le puede faltar el bien porque Dios, el bien, es Todo. Ella leyó este párrafo que escribió Mary Baker Eddy: "Dios os da Sus ideas espirituales, y ellas, a su vez, os dan vuestra provisión diaria".Escritos Misceláneos, pág. 307. La Sra. Coe dijo también que Dios es como un Pastor y que nosotros somos Su rebaño. El Pastor siempre nos está cuidando y suministrando todo lo que necesitamos por medio de ideas que proceden de El.
Mientras la escuchaba recordé que yo tenía un carrito en buen estado. Hablamos de cómo podría utilizarlo, de que tal vez podría servir para cargarlo con algunas verduras y venderlas en el vecindario. ¡Apenas podía creerlo! Sentí que estas ideas me venían directamente de Dios. Parecían muy buenas ideas, abuelita, así que decidí emplear el dinero que tú me diste para comenzar el negocio.
A la mañana siguiente papá me llevó al mercado y compramos mercaderías por un valor de cinco dólares, calculando lo que podía entrar en el carrito. Compré cebollas de verdeo, zanahorias, rábanos, tomates, bananas y seis papas. Papá me ayudó a acomodar la fruta y las verduras y a poner el precio de cada cosa. Tomé el carrito y salí. En una hora y media había vendido todo.
¡Ya ha pasado una semana desde que hice mi primera venta de frutas y verduras, y ¡todavía continuamos comprando y vendiendo y, de este modo, ganando el dinero que necesitamos! Papá dice que en septiembre, cuando comiencen las clases, él y el tío Todd van a seguir con las ventas. (Por supuesto que yo podré ayudarlos los sábados.) Ellos dicen que piensan ponerse en contacto con restaurantes y pequeños almacenes para poder conseguir pedidos más grandes.
Puedes ver lo agradecido que estoy por el dinero que me enviaste, y por todo lo que estoy aprendiendo en la Ciencia Cristiana acerca de Dios y Su imagen, el hombre. Sin duda, ¡las cosas nos están saliendo bien!
Con mucho amor,
Nota de la autora: El negocio de la familia de Ed continuó progresando hasta que necesitó dos camiones para ocuparse de la distribución de verdura. Es maravilloso darse cuenta de que hay una respuesta correcta para cada problema, una respuesta que proviene de Dios. Nuestro trabajo consiste en escuchar la guía de Dios y ser obedientes.
