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Cómo enfrentamos la enfermedad

Del número de marzo de 1995 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Quienes Practican El método de Cristo Jesús para sanar la enfermedad por medio de la oración, como lo enseña la Ciencia Cristiana, descubren que deben afirmar persistente y consecuentemente las realidades espirituales. Asumen una posición que se basa en la revelación de las Escrituras y que fue demostrada acabadamente por el Maestro: que Dios es el bien infinito y que el hombre es espiritual y completo, y refleja a Dios. Por lo tanto, no hay ni puede haber realidad en la enfermedad.

Si frente a un desafío nuestra demostración de esta premisa parece limitada, no debemos sentirnos desalentados, sino que debemos recurrir sin reservas a Dios en busca de una mayor comprensión espiritual. En Ciencia y Salud, Mary Baker Eddy escribe: "Un poco de levadura hace que fermente toda la masa. Un grano de Ciencia Cristiana hace maravillas por los mortales, tan omnipotente es la Verdad, pero hay que asimilar más de la Ciencia Cristiana para continuar haciendo el bien".Ciencia y Salud, pág. 449. Más humildad, paciencia y un compromiso más profundo de obedecer las leyes de Dios, promueven el progreso. Ayudan a crear y mantener una convicción sólida e inquebrantable de la omnipotencia de Dios y la nada de todo lo que sea desemejante a El, incluso la enfermedad.

Nuestros esfuerzos encaminados hacia esta meta son bendecidos por nuestro Padre celestial. Sus revelaciones de la verdad nos apartan de la indecisión o de cualquier posición intermedia, y nos dan una confianza absoluta en la Verdad. La Sra. Eddy lo dice de esta manera: "El Ser incansable, que soporta con paciencia las dilaciones del hombre, ofrece a éste nuevas oportunidades a cada hora; pero si la Ciencia le exige algo más espiritual, exhortándole a elevarse más, tal vez se impaciente, o dude de que lo que se le pide es factible".La curación cristiana, pág. 19. Esto no significa que Dios nos mande la enfermedad u otros problemas para que los superemos. Por el contrario, las oportunidades de Dios incluyen ideas y realidades espirituales que, cuando las aceptamos y las aplicamos, resuelven nuestros problemas. La realidad espiritual pone al descubierto y destruye cualquier mentira sobre ella misma que temporalmente por ignorancia podamos haber aceptado.

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