Las Escrituras Declaran vivamente la supremacía del gobierno de Dios. Esto nos da la certeza de que los ciudadanos que ponen en primer lugar a Dios en su corazón y en su conciencia, sienten que Su presencia vigilante los guía en su vida diaria. Su esfuerzo por vivir en obediencia a Dios, les permite elevarse por encima de la retórica política, las ideologías conflictivas y los partidismos, e incluso de la violencia devastadora.
En ninguna otra parte del mundo esto se ha confirmado tan ciertamente como en la primera elección democrática multirracial que tuvo lugar en Africa del Sur, en abril de 1994. (Véase el artículo de Dorothy Maubane relacionado con este tema en la pág. 18.) A pesar de las muchas demoras y las amenazas de disturbios violentos, ese histórico suceso se concretó. Millones de personas de color pudieron votar por primera vez, entre ellos los partidarios del Jefe Buthelezi del Partido Inkatha de Liberación, quien decidió participar a última hora, antes de que comenzaran las elecciones. En una nación donde el 78% de la población profesa el cristianismo, muchas personas se apoyaron en la oración para que el desenlace fuera armonioso, y se regocijaron en el espíritu que prevaleció.
En una entrevista telefónica con el Christian Science Sentinel, Michael Cassidy, fundador y líder de la organización evangélica African Enterprise, confirmó que él había apelado personalmente a los líderes políticos para que ellos se humillaran ante Dios, para que pudieran perdonarse unos a otros, promoviendo así un espíritu de calma y tolerancia entre sus seguidores, como un signo de madurez política.
En otra ocasión, dijo: "Creo que estamos entrando en un período de la historia en el cual la iglesia puede brindar un aporte único. Podemos contribuir a crear el clima adecuado para que los políticos puedan forjar el camino hacia una nueva Africa del Sur.. . No sólo necesitamos pautas constitucionales, sino también ejemplos de relaciones humanas armoniosas. La Iglesia puede ayudar a superar el temor, la amargura, la desconfianza y el odio. La justicia, después de todo, está constituida por estructuras que manifiestan amor".
El Sr. Cassidy también admitió haber tenido una "modesta" participación al invitar a que fuera a Africa del Sur un mediador de profunda sabiduría espiritual cuya misión era ayudar a los principales políticos a encontrar el camino que les permitiera superar el estancamiento de las negociaciones, pues estaba en peligro todo el proceso electoral. Se trata del profesor Washington Okumu, de Nairobi, Kenia, quien tuvo la oportunidad de estudiar Relaciones Exteriores y Ciencias Políticas con Henry Kissinger en la Universidad de Harvard.
El profesor Okumu se negó firmemente a permitir que la intransigencia de los políticos lo alejara de lo que él denominó "el propósito que Dios le había asignado". Una de las reuniones más cruciales fue la que mantuvo con el Jefe Buthelezi en el aeropuerto de Lanseria, cuando el Jefe estaba regresando a su hogar en Ulundi después de que las negociaciones parecieron fracasar.
El profesor no llegó a tiempo a la reunión, y el avión del Jefe ya había despegado, pero tuvo que regresar inmediatamente por problemas mecánicos. Cuando los dos hombres finalmente se reunieron en el salón del aeropuerto, ambos estuvieron de acuerdo en que verdaderamente había sido la voluntad de Dios que ellos se reunieran en ese momento. El jefe Buthelezi dijo: "Fue como si Dios hubiera impedido que me fuera y, como Jonás, fui traído de vuelta". En conversaciones posteriores, se acordó que el Partido Inkatha para la Liberación se uniría a las elecciones.
Los días que duró la votación fueron días de gratitud y esperanza. Un boletín de la organización Moral Re-ArmamentLa organización Moral Re-Armament es una red mundial de noticias integrada por personas de más de sesenta países que buscan maneras constructivas de actuar que vayan más allá diferencias de raza, religión, clase e ideología política. informó que en uno de los centros para votar, el funcionario de la junta electoral a cargo inició la votación orando, y dos días después, la dio por terminada de la misma manera. Los funcionarios electorales oficiales la describieron como una "experiencia espiritual y liberadora". Un observador ruso, ex miembro del Partido Comunista Soviético, dijo: "Lo que ha sucedido aquí es un milagro".
Un Científico Cristiano escribió lo siguiente para el Sentinel, desde la conflictiva ciudad de Pietermaritzburgo, en Natal: "Nos han alegrado e inspirado maravillosas demostraciones de cuidado, paciencia, valor, amor y reconciliación. Ha sido una experiencia en la que verdaderamente ha prevalecido la humildad".
Un profesor blanco, sudafricano, que habla afrikaans, Willie Esterhuyse de la Universidad de Stellenbosch, dijo que él sintió que votar fue como un acto de expiación por los errores del pasado.
Un periodista nigeriano no podía creer el espíritu de reconciliación que veía a su alrededor, algo completamente distinto de las noticias que recibían los nigerianos sobre el odio racial reinante.
Toda la comunidad escuchó emocionada estas palabras de Sam Pono, un músico negro de Mamelodi, Pretoria: "Siento que a través de estas elecciones Dios nos ha dado la oportunidad de trabajar juntos, de construir nuestra nueva nación, y de sanar las heridas del pasado. Africa del Sur nunca volverá a ser la misma. Hemos logrado encontrarnos los unos a los otros, y nos hemos dado cuenta de cuánto nos necesitamos unos a otros, a pesar de nuestras diferencias".
Agnes Hofmeyr, una escritora sudafricana blanca, que vive en Johannesburgo, dijo: "Se está restaurando la dignidad a las masas. El perdón de las humillaciones y las heridas del pasado es un cimiento sólido sobre el cual edificar el futuro. Aquellos que más han sufrido son quienes tienen más para dar".
Muchos sudafricanos que viven fuera de su país, varios miles de ellos en Boston, Massachusetts, votaron a través de sus consulados. En una fiesta de celebración que se ofreció en la Facultad de Administración Pública, en la Universidad de Harvard, cientos de sudafricanos de color compartieron la alegría de votar por primera vez.
"No voy a hablar, sólo deseo cantar", dijo una mujer que compartió con alegría un versículo de las Escrituras que muchos de los presentes conocían: "Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre". Salmo 34:3. Espontáneamente — y con un creciente y rítmico batir de palmas — todos los asistentes se unieron a ella.
Otra mujer dijo con serenidad: "Nos gustaría expresar nuestro agradecimiento a la comunidad internacional, y en especial los estadounidenses, por el apoyo que nos han brindado durante esta batalla. Ahora les pedimos que sigan apoyándonos mientras damos nuestros primeros pasos".
A medida que se acercaba el día las elecciones, Stephen y Brenda Hendricks, un matrimonio de Western Cape, esperaban su primera oportunidad de votar con "impaciente alegría, entusiasmo y la ansiedad de poder hacerlo bien". Ellos piensan que las devotas oraciones y el "sacrificio" financiero, emocional y "físico de muchas almas" hicieron que esto fuera posible.
"A través de la vida de nuestros líderes vemos la obra de Dios", dijeron, "especialmente el presidente Mandela, quien, sin guardar ningún rencor hacia sus opresores, inició un camino de reconciliación y paz para todos, dentro y fuera de nuestro país".
Pero Stephen y Brenda no se engañan con respecto al camino que queda por recorrer. "Como nuestra nación ha nacido de nuevo, tendremos que trabajar con gentil determinación para proseguir por caminos en los cuales los sudafricanos seamos capaces de descubrir el potencial que Dios nos ha dado a todos, y seamos verdaderamente libres para adorar a Dios en Espíritu y en Verdad".
