Las Escrituras Declaran vivamente la supremacía del gobierno de Dios. Esto nos da la certeza de que los ciudadanos que ponen en primer lugar a Dios en su corazón y en su conciencia, sienten que Su presencia vigilante los guía en su vida diaria. Su esfuerzo por vivir en obediencia a Dios, les permite elevarse por encima de la retórica política, las ideologías conflictivas y los partidismos, e incluso de la violencia devastadora.
En ninguna otra parte del mundo esto se ha confirmado tan ciertamente como en la primera elección democrática multirracial que tuvo lugar en Africa del Sur, en abril de 1994. (Véase el artículo de Dorothy Maubane relacionado con este tema en la pág. 18.) A pesar de las muchas demoras y las amenazas de disturbios violentos, ese histórico suceso se concretó. Millones de personas de color pudieron votar por primera vez, entre ellos los partidarios del Jefe Buthelezi del Partido Inkatha de Liberación, quien decidió participar a última hora, antes de que comenzaran las elecciones. En una nación donde el 78% de la población profesa el cristianismo, muchas personas se apoyaron en la oración para que el desenlace fuera armonioso, y se regocijaron en el espíritu que prevaleció.
En una entrevista telefónica con el Christian Science Sentinel, Michael Cassidy, fundador y líder de la organización evangélica African Enterprise, confirmó que él había apelado personalmente a los líderes políticos para que ellos se humillaran ante Dios, para que pudieran perdonarse unos a otros, promoviendo así un espíritu de calma y tolerancia entre sus seguidores, como un signo de madurez política.
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