Cuando Yo Tenia entre seis y ocho años, asistí a una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. Durante mi adolescencia iba de vez en cuando a una iglesia o a una conferencia. En nuestro hogar no hablábamos sobre la Ciencia Cristiana, ni leíamos las Lecciones Bíblicas. Comencé a fumar y a beber; yo estaba buscando algo, pero no sabía qué.
Alrededor de los treinta años me di cuenta de que tenía un problema físico, aunque no podía definir muy bien cual era el problema. Había tenido problemas de salud prácticamente toda la vida. Una noche me volví a Dios, y poco a poco recordé "la declaración científica del ser" de Ciencia y Salud y el Padre Nuestro. Los había aprendido en la Escuela Dominical, y me aferré a ellos durante varias horas. Esa noche, realmente sané del deseo de beber. Aunque había estado al borde del alcoholismo, mi deseo por el alcohol desapareció en forma permanente.
Los médicos me informaron que mi cuerpo rechazaba los medicamentos que me habían recetado para mi enfermedad. Dejé de tomarlos y le dije a mi esposo que deseaba un tratamiento en la Ciencia Cristiana, lo cual a él le pareció bien. Un sábado llamé a una practicista de la Ciencia Cristiana y ella comenzó a orar por mí. Al mismo tiempo yo comencé a leer Ciencia y Salud.
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