Conoci La Ciencia Cristiana hace muchos años, a través de un joven. A medida que nos íbamos conociendo más y me iba interiorizando de las enseñanzas de la religión, descubrí que ésta me atraía, a la vez que respondía a muchas de mis preguntas. Con el tiempo, nos casamos y nos hicimos miembros de La Iglesia Madre y de una iglesia filial. Nuestra hija creció asistiendo a la Escuela Dominical y continúa siendo una estudiante de la Ciencia Cristiana.
La práctica de la Ciencia Cristiana ha sido de gran ayuda para nuestra familia y hemos tenido muchas pruebas del cuidado de Dios. La que relato a continuación es una curación que me dio mucha alegría. Durante algún tiempo había estado sintiendo molestias, tanto al caminar como al sentarme. Sentía que algunos de mis órganos internos estaban fuera de lugar.
Me puse a orar para sanarme, y logré mucha inspiración a través de mi propio estudio y también de la ayuda de una practicista. El siguiente pasaje en especial me hizo comprender la base espiritual de mi existencia: "La Vida es Espíritu inorgánico e infinito; si la Vida, o el Espíritu, fueran orgánicos, la desorganización destruiría el Espíritu y aniquilaría al hombre.
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