"Ni La Falta de honradez ni la ignorancia fundaron jamás un sistema de ética científico ni pueden echarlo abajo" (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, pág. 464).
Un sistema de ética que es verdaderamente científico — cristianamente científico — se basa completa y firmemente en las leyes de Dios. Esas leyes, que proceden del Principio divino y del Amor infinito, son eternas, y, por lo tanto, sustentan y mantienen constantemente la ética que ellas impulsan.
Estas leyes de Dios imparten orden, integridad, pureza, compasión y gracia a "un sistema de ética científico". Estas son cualidades inherentes al Principio absoluto que es el Amor perfecto. Estas cualidades son a su vez parte integral de la Iglesia cuya misión incluye presentar las leyes del Principio y del Amor a la humanidad de hoy — la Iglesia de Cristo, Científico.
El hecho de que este sistema de ética puramente científico no puede ser derrocado o destruido es lo que garantiza tanto el futuro de la Iglesia de Cristo, Científico, como el cumplimiento de la singular misión que esta Iglesia tiene que cumplir en el mundo. El Cristo, la Verdad, no será contrariado.
La obra de esta Iglesia es la demostración diaria del inigualable poder sanador del orden divino, de la integridad, la pureza, la compasión y la gracia. Esta es una obra y un sistema ético que vale la pena discernir y seguir con humildad, valor y con todo el corazón.
(Reimpreso del Christian Science Sentinel, 13 de marzo de 1995)
Mirad a mi, y sed salvos, todos los términos
de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más. Por mí mismo
hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia,
y no será revocada: Que a mí se doblará toda rodilla,
y jurará toda lengua. Y se dirá de mí: Ciertamente en Jehová
está la justicia y la fuerza; a él vendrán.
Isaías 45:22-24