"Ni La Falta de honradez ni la ignorancia fundaron jamás un sistema de ética científico ni pueden echarlo abajo" (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, pág. 464).
Un sistema de ética que es verdaderamente científico — cristianamente científico — se basa completa y firmemente en las leyes de Dios. Esas leyes, que proceden del Principio divino y del Amor infinito, son eternas, y, por lo tanto, sustentan y mantienen constantemente la ética que ellas impulsan.
Estas leyes de Dios imparten orden, integridad, pureza, compasión y gracia a "un sistema de ética científico". Estas son cualidades inherentes al Principio absoluto que es el Amor perfecto. Estas cualidades son a su vez parte integral de la Iglesia cuya misión incluye presentar las leyes del Principio y del Amor a la humanidad de hoy — la Iglesia de Cristo, Científico.
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