El Trabajo En la iglesia produce una enorme satisfacción porque consiste en dar. Cristo Jesús enseñó simplemente: "Dad, y se os dará". Lucas 6:38. Ahora podemos ser verdaderamente sus seguidores si dejamos que el amor desinteresado se manifieste en nuestros actos.
En Ciencia y Salud la Sra. Eddy hace esta notable declaración: "Todo lo que mantenga al pensamiento humano de acuerdo con el amor desinteresado, recibe directamente el poder divino".Ciencia y Salud, pág. 192. Esta declaración precede el relato de la curación de un hombre que se estaba muriendo. La Sra. Eddy expresó un "amor desinteresado" de forma tan evidente y pura que reflejaba el poder divino, y esto, por sí solo, regenera y sana. Nuestra mira puede ser el expresar esa misma cualidad de pensamiento en el trabajo que desempeñamos en la iglesia. Entonces la gente debe renovarse espiritualmente y hallar curación en nuestros cultos, reuniones de testimonios, conferencias, en nuestras Escuelas Dominicales y Salas de Lectura. La base de nuestro éxito está en nuestra disposición para excluir de nuestro trabajo el sentido personal y egoísta de las cosas. Tenemos que hacernos a un lado personalmente, por así decirlo, para dejar que quienes necesitan curación sientan la fuerza plena del Cristo sanador.
En cierta ocasión en que yo era Primer Lector en una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, me enfermé. Al acercarse el día de la reunión semanal de los miércoles, pedí a un practicista de la Ciencia Cristiana que me ayudara por medio de la oración. Al pararme en la plataforma para conducir la reunión, repentinamente sané. Para mí fue evidente que tan pronto como mi pensamiento se elevó por encima de la dificultad y empecé a interesarme en dar a los demás, fui receptivo al poder divino que sana, y así quedé liberado de inmediato. De hecho, la lectura estaba expresando la verdad sanadora de que el hombre es totalmente libre por ser el linaje perfecto y espiritual de Dios, y esta verdad liberadora tiene que tener un efecto sobre todos aquellos que responden a ella.
Es necesario que consideremos nuestro trabajo en la iglesia desde un punto de vista más elevado, que lo veamos no simplemente como esta o aquella actividad humana, sino como el medio esencial de traer iluminación a la humanidad. La oración por toda actividad de la iglesia y su misión es uno de los aspectos fundamentales de este trabajo, y sus beneficios pueden extenderse a otros ámbitos de nuestra vida. Por ejemplo, esa oración puede ayudarnos a hacer un mejor trabajo en nuestro empleo. ¿Acaso no puede el tesorero de una iglesia, habiendo aprendido que la provisión viene de Dios, ser de considerable utilidad para su firma cuando ésta tiene dificultades financieras? La inspiración que ha obtenido del trabajo en la iglesia, cuando se ha orado, puede ser de inestimable valor en la comunidad.
En mi caso, me transformé en un mejor maestro de escuela a través de la inspiración que obtuve de mi trabajo en la iglesia. Cuando ocupé el cargo de Primer Lector, sencillamente no me quedaba tiempo para seguir con mi enfoque demasiado consciente y más bien prosaico de mi enseñanza primaria. En cambio, las ideas espirituales que empecé a obtener al pasar mucho tiempo estudiando la Biblia y Ciencia y Salud me llevaron a adoptar inteligentes medidas para ahorrar tiempo al preparar las clases para la escuela. El resultado fue que me volví un maestro mucho más inspirado y exitoso de lo que hubiera sido de otra manera.
Tiempo después, cuando me eligieron presidente de mi iglesia filial, el efecto sobre mi enseñanza escolar fue todavía más marcado. Nunca aspiré al cargo de presidente. Francamente me consternó que me hubiera tocado. Estaba tan preocupado que la noche antes de mi primera reunión como presidente llamé por teléfono a una practicista y le pedí que me ayudara por medio de la oración. Sugirió que leyera todo lo que la Sra. Eddy dice acerca del gobierno que tiene Dios sobre el hombre. Lo hice, y fui a la reunión totalmente convencido de que Dios estaba gobernando. No hace falta decir que la reunión fue inspiradora.
Es necesario que consideremos nuestro trabajo en la iglesia desde un punto de vista más elevado, que lo veamos no simplemente como esta o aquella actividad humana, sino como el medio esencial de traer iluminación a la humanidad.
A la mañana siguiente, esta poderosa convicción de que Dios gobierna al hombre continuó presente en mi manera de pensar y al ir en mi automóvil rumbo a la escuela, de pronto pensé en una manera en que podía reorganizar la enseñanza en mi departamento. Puse en marcha mi nuevo plan de acción esa misma mañana, y todo cayó en su lugar sin ninguna alteración. Cientos de alumnos se beneficiaron debido a esa inspirada reorganización, ¡el cambio se produjo como resultado indirecto de una reunión celebrada en una iglesia local de la Ciencia Cristiana!
La verdad espiritual implícita en el gran impacto que produce nuestro trabajo, es la omnipresencia de la Mente divina única, del reino de los cielos. Es donde cada uno de nosotros realmente vive, y es a lo que de manera natural somos receptivos por ser el linaje de Dios. Uno de los aspectos más importantes de nuestro trabajo en la iglesia es lograr que el pensamiento humano tome conciencia de esta verdad y la demuestre. Cuando éste es nuestro punto de vista, nuestra influencia para bien no puede sino derramarse sobre la vida de aquellos con quienes trabajamos y nos asociamos, y de aquellos en todo el mundo que son receptivos a las cosas del Espíritu. Muy cierta es la declaración bíblica: "un poco de levadura leuda toda la masa". 1 Cor. 5:6.
Nunca sabemos el pleno efecto que nuestro trabajo en la iglesia produce en la comunidad que nos rodea; pero sí sabemos el efecto que produce en nosotros. Nuestras dificultades personales inevitablemente disminuyen a medida que obedecemos este consejo que la Sra. Eddy dio a una iglesia filial: "Olvidaos de vosotros mismos al trabajar por la humanidad; entonces atraeréis al fatigado caminante a vuestra puerta, el peregrino y el extranjero vendrán a vuestra iglesia, y hallaréis acceso al corazón de la humanidad." Escritos Misceláneos, pág. 155.
No es de sorprenderse que podamos estar muy conscientes del amor de Dios para con nosotros en momentos en que estamos dando nuestro amor a otros. Es verdaderamente demostrable que cuanto más tiempo damos en provecho de los demás, tanto más grande es nuestra satisfacción y bienestar. Como dice un himno "El que da se vuelve rico, pues riqueza es el dar".Himnario de la Ciencia Cristiana, N.° 360.
Nuestro trabajo para la Iglesia de Cristo, Científico, tiene un profundo efecto sanador en nuestra vida a medida que estamos más conscientes, más a tono con el Amor divino que fundó y mantiene a esta Iglesia. Tenemos que apreciar y someternos a la infinitud de este Amor antes que pueda transformar nuestra vida, pero seguro que lo hará. El trabajar para el Amor divino es la mejor manera de sentirse amado y satisfecho. Es la mejor manera de ayudar a la humanidad.