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Más allá de los indicadores económicos

Del número de agosto de 1995 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

The Christian Science Monitor


La Situacion De la economía está a menudo en la primera plana de los diarios. No obstante, a pesar de toda la cobertura de los medios de comunicación, los indicadores económicos no son los que determinan el éxito en los negocios, ni en lo personal ni en cualquier otro campo. Todas las cosas buenas tienen su fuente en Dios. En El podemos encontrar ilimitadas y fructíferas oportunidades para triunfar que jamás encontraríamos en las páginas dedicadas a las finanzas de todos los diarios del mundo.

Las bendiciones de Dios no se originan en la economía. Se originan en el Espíritu. Se manifiestan espiritualmente en amor, gozo, paz, salud, sabiduría. Estos son los tesoros de Dios. Nos benefician a nosotros, a nuestra familia y a nuestros negocios, de modos que los ingresos financieros jamás pueden hacerlo. La búsqueda de esos tesoros debería ser una de nuestras principales prioridades. El gozo elimina la depresión, la paz resuelve conflictos, la salud destruye la enfermedad y la sabiduría impide la ignorancia. Nuestro Padre-Madre Dios celestial ya nos otorgó estas cualidades espirituales.

Buscar lo que promueve el éxito y el bienestar genuinos en cualquier otro lado que no sea en Dios, es como caminar por una cueva oscura esperando encontrar la luz del sol. Nunca la encontraremos. Las respuestas necesarias para superar los desafíos económicos y tomar buenas decisiones financieras se pueden encontrar al buscar con mayor ahínco a Dios. La Mente divina que todo lo sabe y que es todo sabiduría, es Dios, quien comprende y entiende todo. Podemos depender de la Mente para que nos guíe con inteligencia y con habilidad.

Los datos sobre la economía tienen sin duda propósitos útiles, pero nunca deberían dominarnos. Por ejemplo, un mayor conocimiento de los infinitos recursos espirituales de la Mente divina, o sea Dios, invierte las evidencias de escasez. Cristo Jesús dijo, como consta en el Evangelio según Mateo: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá" Mateo 7:7, 8. Tal vez nos parezca que Dios no siempre nos da lo que creemos necesitar. Por ejemplo, si hemos estado derrochando o gastando descontroladamente nuestro dinero, lo que necesitamos es más sabiduría y reducir el uso de nuestros recursos, en vez de mayores ingresos. Para valorar lo que ya tenemos, quizás lo que necesitemos es más gratitud, menos avaricia y menos temor al futuro. Cualquiera sea la lección que necesitamos aprender, si miramos primero a la moneda de la Mente, es decir, a las ideas espiritualmente inspiradas, encontraremos abundancia.

Si miramos primero a la moneda de la Mente, es decir, a las ideas espiritualmente inspiradas, encontraremos abundancia.

En una ocasión, quise cambiar de empleo y mudarme a otra parte del país. Desde un punto de vista económico, esta decisión parecía imprudente. Mis entradas disminuirían considerablemente y el mercado inmobiliario era tan malo donde vivíamos que sufriríamos una pérdida financiera sustancial al vender nuestra casa en esa época. A medida que oraba y analizaba mis motivos para mudarme, pude ver claramente que podría servir mejor a Dios si cambiaba de ocupación. Me sentía cada vez más seguro de que Dios iba a bendecir el paso que íbamos a dar. Sabía que a la larga Dios iba a compensar cualquier pérdida financiera de maneras espiritualmente gloriosas que todavía quedaban por verse.

Y eso fue exactamente lo que sucedió. Perdimos mucho dinero en la venta de aquella casa. Pero tan solo un año y medio después, recibimos una suma de dinero inesperada que saldó la diferencia. Pero eso fue tan solo una parte de la compensación por nuestra aparente "pérdida" financiera. La familia está prosperando mucho, y ¡nunca estuve más contento en un empleo!

En su libro Ciencia y Salud, la Sra. Eddy escribe: "Los mortales tienen que mirar más allá de las formas finitas y perecederas, si quieren obtener el concepto verdadero de las cosas. ¿Dónde ha de descansar la mirada sino en el reino inescrutable de la Mente?" Ciencia y Salud, pág. 264. Los indicadores económicos son "las formas finitas y perecederas" que no nos dicen nada acerca de nuestras verdaderas posibilidades de progreso. La obsesión con esos indicadores nos aleja de Dios y limita nuestras posibilidades.

Bajo la dirección de la Mente divina, todo lo bueno es posible. Una vivificante consciencia del amor siempre presente de Dios y de Su cuidado nos mantiene receptivos a Su sabiduría infalible. Ningún pronóstico económico sombrío puede impedir que se manifieste el bien en nuestra vida, porque Dios satisface toda necesidad legítima.

Jehová reina; se vistió de magnificencia;
Jehová se vistió; se ciñó de poder.
Afirmó también el mundo.

Salmo 93:1

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