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"... un hogar en la iglesia"

Del número de agosto de 1995 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En noviembre de 1884, la construcción del techo del edificio original de La Iglesia Madre en Boston estaba terminada. Yvonne Fettweis, Gerente del Departamento de Historia de La Iglesia Madre, comparte con los lectores del Heraldo el significado espiritual de este acontecimiento tan especial.

En 1911, Cuando estaban limpiando un escritorio de la antigua casa de Mary Baker Eddy en Boston, en 385 Common-wealth Avenue, un diminuto recorte de diario rodó por el piso. Estaba fechado en el invierno de 1889:

"Para los que viven en la ciudad y fuera de ella"

"Un lote para una iglesia, magníficamente ubicado cerca de Huntington Avenue y el parque nuevo, valuado en alrededor de US$15,000, ha sido donado a los Científicos Cristianos por la Rev. Mary Baker Eddy a través de Ira O. Knapp, de 283 Columbus Avenue, para construir una iglesia, no solo para aquellos que viven en Boston, sino también para que aquellos que estén de visita en la ciudad puedan tener un hogar en la iglesia". Departamento de Historia de la Iglesia, Colección de Manuscritos Históricos, La Primera Iglesia de Cristo, Científico.

"Un hogar en la iglesia". Un refugio seguro y tranquilo para adorar a Dios y sentir Su amor como nuestro Padre-Madre. Un lugar cálido y agradable donde la mano de hermandad saluda a todos los que llegan a su puerta. Un lugar en donde uno puede liberarse del agobio del temor, la soledad, la obstinación, el desacuerdo, y encontrar en cambio compasión y ser bien recibidos. Un lugar en donde toda la familia puede reunirse para escuchar la Palabra de Dios.

En su autobiografía, Retrospección e Introspección, la Sra. Eddy escribió que deseaba de corazón expandir el alcance de la curación de la Ciencia Cristiana. Dijo: "...he trabajado para proporcionar un hogar a cada buscador verdadero y trabajador honrado en esta viña de la Verdad".Ret., pág. 52. Desde el principio, la construcción de La Iglesia Madre incluyó el concepto de hogar para todo aquel que deseara entrar por sus puertas. Como cantó el Salmista: "Aun el gorrión halla casa, y la golondrina nido para sí, donde ponga sus polluelos, cerca de tus altares, oh Jehová de los ejércitos, Rey mío, y Dios mío". Salmo 84:3.

Cristo Jesús nos dice también que ninguno de estos pequeños pájaros están excluidos del cuidado de nuestro Padre celestial; ninguno es olvidado o descuidado. Y también en la Biblia leemos: "Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos". Mateo 10:31. Dios, con Su más tierno cuidado, también nos da a nosotros un hogar. No solo un lugar para vivir, sino también un lugar para adorar.

A los Científicos Cristianos les tomó bastante tiempo concretar su deseo de construir la Iglesia en Boston, y hubo momentos en que parecía que nunca la terminarían. Ya hace cien años que la Sra. Eddy, la congregación local, y un grupo pequeño de sus estudiantes que vivían fuera de Boston, estaban muy ocupados con los desafíos de la construcción del edificio de la iglesia en el terreno tan "magníficamente ubicado". Llegó el mes de noviembre y la construcción no estaba terminada, no tenía el techo y había nieve por todas partes. Sin protección, las vigas estaban cubiertas de hielo, y revelaron otro desafío: El apuntalamiento del techo del auditorio estaba tan bajo en algunos lugares que la congregación tendría dificultades para llegar a los asientos del balcón. Este fue el mes en que el hermoso piso de mosaico fue instalado en un edificio totalmente abierto al cielo. Este fue el mes en que uno de los estudiantes, una mujer, con fuertes ráfagas de viento, hielo y frío, escaló los cuarenta metros que tiene la pared de la torre. Fue necesario su inspirado consejo para resolver un problema de construcción que los albañiles y los herreros de obra no habían podido solucionar. Sra. Caroline S. Bates. Departamento de Historia de la Iglesia, reminiscencias de Edward P. and Caroline S. Bates.

¿Qué era lo que mantenía a estos leales estudiantes tan firmes en su decisión de colocar el techo de su iglesia, por más peligroso que fuera? ¿Qué era lo que percibían? Quizás era la certeza de que lo que Dios da es perfecto en cada aspecto, a pesar de la apariencia material. A pesar de las circunstancias adversas, sabían que Dios provee con abundancia y les estaba dando todo lo que ellos necesitaban, ya fuera que estuvieran conscientes de que el techo estaba muy bajo, del plan para corregir la falla, o de los materiales que se necesitaban para hacer esa reparación. La redención de Dios estaba cercana.

El hogar en la iglesia, que estaba surgiendo de una manera que todos podían observar, hizo su primera aparición como una idea completa en el pensamiento. Su manifestación visible llegó a través de la convicción espiritual de que el lugar donde mora el Señor ya estaba preparado, una firme fortaleza en la consciencia del Amor. "El eterno Dios es tu refugio, y acá abajo los brazos eternos". Deut. 33.27. Esta clara consciencia de la estructura de Dios reveló a la vista de la humanidad un hogar en la iglesia para todos los "fatigados peregrinos" y para los "sencillos buscadores" (véase Ciencia y Salud,pág.570).

El hogar era algo muy precioso para aquella mujer que donó el terreno para su Iglesia y cuya visión llevó a cabo la construcción del edificio hasta su terminación. En su niñez, Mary Baker había experimentado la dulzura de tener una familia afectuosa y la fortaleza de tener un hogar seguro. Sin embargo, enviudó muy joven y su único hijo fue subrepticiamente alejado de ella; tuvo que enfrentar los desafíos de tener un hogar destruido. Y durante los años que estuvo buscando curación física, el clima mental en todas las casas en que le tocó vivir era tan cambiante como el clima de Nueva Inglaterra. Pero su búsqueda la condujo de la materia al Espíritu, y fue en Dios donde encontró finalmente el único y verdadero hogar. Y puesto que su descubrimiento de la Ciencia Cristiana era preeminentemente práctico, se tuvo que evidenciar en su vida humana. Fue cuando estaba trabajando en su libro Ciencia y Salud que pudo comprar su primera casa en 8 Broad Street en Lynn, Massachusetts. Y debido a que su sentido de hogar era demasiado amplio para ser solo para ella, quiso en determinado momento, colgar un cartel en su casa que decía: "Hogar de Mary B. Glover para los Científicos Cristianos". Fue divinamente natural que este hogar para sus seguidores se convirtiera de una casa en Lynn en un edificio para una iglesia en Boston.

No obstante, ni las paredes ni el techo podían abarcar su concepto de hogar y de Iglesia. Como leemos en el Salmo 91: "Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío... Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro"(versículos 2, 4). La espiritualidad es la esencia tanto del hogar como de la Iglesia. Muy dentro nuestro está la viviente convicción de que la gracia de Dios es suficiente para satisfacer toda necesidad humana. Las vidas llenas de Alma moran en ella, demostrando la realidad del bien y la nada del mal. Aquellos que están sanando al enfermo y consolando al que sufre, a través de la Ciencia divina, sienten la presencia y observan el progreso de la más benéfica influencia que ha habido sobre la tierra desde los días de los apóstoles.

La Ciencia Cristiana sana. El escepticismo nunca podrá contradecir este hecho glorioso. Sana a través de la palabra oración silenciosa. Sana a través de la palabra audible. Sana a través de las vidas consagradas al Cristo. La diaria demostración del Amor divino en nuestra vida personal es el mejor servicio que podemos prestar a nuestro prójimo y al mundo. Atrae a ambos a la puerta de nuestro hogar en la iglesia.

Nuestra Guía describe a la Iglesia como "la estructura de la Verdad y el Amor..." Esta Iglesia se manifiesta a sí misma tanto en las iglesias filiales recién formadas, como en la Iglesia que fue establecida hace cien años. Todas ellas tienen el mismo propósito que "eleva a la raza humana, despierta al entendimiento dormido de las creencias materiales para que comprenda las ideas espirituales y demuestre la Ciencia divina, y así echa fuera a los demonios, o al error, y sana a los enfermos".Ciencia y Salud, pág. 583.

¿Qué se les pide a los miembros de esta Iglesia? ¿Acaso no es que amen más, que se esfuercen por llevar el pan de vida al que anhela espiritualidad? ¿Acaso no consiste en purificar nuestro pensamiento y manera de vivir para que conozcamos como Dios conoce y veamos como Dios ve, y así sanar como Jesús y la Sra. Eddy sanaban? Nuestra Iglesia proporciona un santuario al que está fatigado en este mundo. Da nuevamente la bienvenida a aquellos que se han alejado de la Ciencia Cristiana, tan amablemente como a aquellos que tienen quizás, por primera vez, una vislumbre de su gloria o sienten su amor. Nuestra Iglesia es realmente un hogar donde la compasión, la bondad, el regocijo y la genuina humanidad se encuentran en abundancia. Una iglesia que predica sin hacer daño ni discriminar: "Peregrino en la tierra, tu morada es el cielo; extranjero, eres el huésped de Dios".Ibid, pág. 254.

¿Está alguno enfermo entre vosotros?
Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él,
ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración
de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará;
y si hubiere cometido pecados,
le serán perdonados.

Santiago 5: 14, 15

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