Está escrito en el Antiguo Testamento de la Biblia en el Salmo 103: "Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. El es.. . el que sana todas tus dolencias".
Recientemente las noticias han insistido en la cuestión de si se debería o no permitir a los padres escoger un tratamiento espiritual para tratar las enfermedades de sus hijos. El artículo "Niños sometidos a prueba para determinar si están enfermos de difteria" (5 de abril), publicado en el TAB, es un ejemplo que nos hace reflexionar sobre el tema.
Mi familia, por cuatro generaciones, se ha apoyado únicamente en la oración en la Ciencia Cristiana para sanar enfermedades y dolencias, ya fueran contagiosas o hereditarias, crónicas o agudas. Serios accidentes — entre ellos huesos quebrados —, quemaduras, varias picaduras de abeja y lesiones producidas al practicar deportes, han sanado rápida y completamente. Los miembros de mi familia rara vez faltan al colegio o al trabajo, ya que toda enfermedad se previene con la oración, o cuando aparece, sana rápidamente sin drogas, antibióticos ni inyecciones. La oración en la Ciencia Cristiana es tanto preventiva como curativa.
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