Está escrito en el Antiguo Testamento de la Biblia en el Salmo 103: "Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. El es.. . el que sana todas tus dolencias".
Recientemente las noticias han insistido en la cuestión de si se debería o no permitir a los padres escoger un tratamiento espiritual para tratar las enfermedades de sus hijos. El artículo "Niños sometidos a prueba para determinar si están enfermos de difteria" (5 de abril), publicado en el TAB, es un ejemplo que nos hace reflexionar sobre el tema.
Mi familia, por cuatro generaciones, se ha apoyado únicamente en la oración en la Ciencia Cristiana para sanar enfermedades y dolencias, ya fueran contagiosas o hereditarias, crónicas o agudas. Serios accidentes — entre ellos huesos quebrados —, quemaduras, varias picaduras de abeja y lesiones producidas al practicar deportes, han sanado rápida y completamente. Los miembros de mi familia rara vez faltan al colegio o al trabajo, ya que toda enfermedad se previene con la oración, o cuando aparece, sana rápidamente sin drogas, antibióticos ni inyecciones. La oración en la Ciencia Cristiana es tanto preventiva como curativa.
Mucha gente opina que los padres realmente "no están haciendo nada" por su hijo o un miembro de su familia cuando se apoyan únicamente en medios espirituales para sanar, pero eso no es cierto. Soy una madre que ama profundamente a su hija, y quiero únicamente los mejores cuidados y tratamientos para ella; quiero que éstos sean rápidos, eficaces y confiables. Precisamente por esto escogí la oración en la Ciencia Cristiana como tratamiento para mi hija cuando estaba creciendo.
Si en alguna ocasión mi hija cuando niña llegó a enfermarse en la noche, yo siempre estuve a su lado orando o cantándole himnos hasta que sanaba. Me di cuenta de que ésta era una forma muy eficaz y fortalecedora de responder a su sufrimiento, pues usualmente ella se quedaba dormida enseguida, cualquiera fuera el malestar, y al día siguiente se levantaba completamente bien, lista para jugar. Rara vez falta al colegio y siempre ha sido y sigue siendo muy activa en los deportes.
Un niño que está bajo tratamiento en la Ciencia Cristiana recibe atención inmediata y continúa recibiéndola hasta que sana. Tanto los niños como los padres pueden acudir a Dios al instante, dondequiera que se encuentren, y encontrar ayuda inmediata sin tener que esperar. Permítanme dar un ejemplo.
Cuando mi hija era aún pequeña, estaba subiendo la escalera del tobogán de la piscina, cuando resbaló y se golpeó el mentón contra el pavimento, ocasionándose una profunda herida. Inmediatamente la tomé en mis brazos y, manteniéndola muy cerca de mí, empecé a cantarle un himno muy querido: "Gentil presencia, gozo, paz, poder.. " (Himno 207, Himnario de la Ciencia Cristiana). Al momento dejó de llorar y se calmó. Le hablé acerca del amoroso cuidado que Dios le brinda y de que nunca podía quedar fuera de su abrazo protector. Cuando entramos para lavarle la herida, observé que había dejado de sangrar y ya había comenzado a cerrarse. La mantuve a mi lado y seguí orando. Poco tiempo después ella se puso de pie diciendo que quería volver a jugar. Le miré el mentón y me di cuenta de que la herida había cerrado completamente. No mucho tiempo después, toda huella del accidente había desaparecido.
Para una madre que no quiere que su hijo sufra ni por un instante, es muy reconfortante tener este cuidado inmediato al alcance de la mano.
Los Científicos Cristianos piensan que es importante ser padres responsables y vecinos considerados. Si hay evidencia de una enfermedad contagiosa en la comunidad, los Científicos Cristianos trabajan específicamente por medio de la oración para sanar y así frenar el contagio tanto en sus familias como en la comunidad. Si uno de sus hijos muestra síntomas de la enfermedad, ellos avisan a las autoridades de salud y mantienen a su hijo dentro de su casa hasta que sana. Ellos han descubierto que apoyarse en la oración les brinda excelente protección para su familia y curación rápida cuando la enfermedad aparece.
[La Primera Iglesia de Cristo, Científico] fue fundada en 1879 por Mary Baker Eddy, después de que ella se lesionó severamente al caer en el hielo y sanó enseguida a través del estudio de la Biblia. Ella escribió que el propósito de esta Iglesia era "conmemorar la palabra y las obras de nuestro Maestro, la cual habría de restablecer el Cristianismo primitivo y su perdido elemento de curación" [Manual de La Iglesia Madre, pág. 17].
La Ciencia Cristiana no es "curación por la fe". Nosotros nunca pensamos que es la voluntad de Dios que alguien muera; sabemos, en cambio, que Dios mismo es nuestra Vida y nunca podemos separarnos de El. A medida que comprendemos que Dios gobierna armoniosa y totalmente a Sus hijos, experimentamos cada vez más libertad en nuestra vida: libertad del dolor y del sufrimiento, libertad del miedo y de la pérdida.
Pensamos que para ser fieles a las enseñanzas de Jesús, no podemos mezclar métodos de curación material y espiritual — medicina y oración — puesto que los dos son de naturaleza opuesta. Nuestra experiencia nos ha enseñado que cuando confiamos totalmente en Dios, las curaciones se producen más rápidamente y son más completas.
Respetamos profundamente el trabajo de médicos, enfermeros y otros profesionales de la salud que dedican su vida a mejorar la salud de la gente. Nuestra meta también es erradicar toda enfermedad y todo sufrimiento. Aunque la oración en la Ciencia Cristiana difiere de los tratamientos convencionales, he encontrado que es una forma muy confiable, eficaz y rápida de cuidar de mi familia. Existen muchos tipos de tratamientos entre los cuales escoger, pero yo no he encontrado ninguno que se compare al poder de Dios para sanar y regenerar.
Reimpreso con permiso de !os diarios TAB
