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Bajo el cuidado de nuestra divina Madre

Del número de octubre de 1996 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Tanto Los Niños como los adultos necesitan del cuidado materno; necesitan alimento, descanso, protección y en especial, un amor que sea imparcial y constante. Mary Baker Eddy afirma que este cuidado material es esencialmente espiritual. Ella escribe en Ciencia y Salud: "El Espíritu alimenta y viste debidamente todo objeto a medida que se evidencia en la línea de la creación espiritual, así expresando tiernamente la paternidad y la maternidad de Dios".Ciencia y Salud, pág. 507. El amor tierno que comúnmente relacionamos con las madres puede llegarle a un niño a través de un padre adoptivo, de un familiar, un vecino o a través de su verdadero padre. Para un adulto puede presentarse por medio del abrazo de un amigo, por medio de palabras de aliento o a través de alguien que está dispuesto a escuchar. Pero como la verdadera fuente de este amor es nuestro divino Padre, Dios, está al alcance de todos porque nuestra identidad es espiritual.

El cuidado maternal tiene sus raíces en el Amor divino, que no titubea ni por un instante. La comprensión de esta verdad nos trae la seguridad de que este cuidado amoroso continuará, de alguna manera, durante toda nuestra vida.

El diccionario nos proporciona una extensa definición de la palabra cuidado, la cual incluye ideas de protección, vigilancia, responsabilidad, provisión y afecto. El reflexionar sobre estas cualidades nos ayuda a conocer mejor a nuestro Padre-Madre Dios y a saber algo más acerca de ese cuidado maternal que podemos experimentar por ser Sus hijos.

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