La Perspectiva De Dar clase en una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana es maravillosa. Sin embargo, hay veces en que uno puede sentirse acobardado de estar al frente de una clase. Cuando los niños derriban las sillas, se dan puntapiés debajo de la mesa o bostezan porque la noche anterior se acostaron tarde, podemos sentirnos tentados a creer que enseñar en la Escuela Dominical ¡no es para uno! Sin embargo, nuestros corazones anhelan compartir con esos niños las verdades espirituales acerca de Dios y el hombre y ayudarlos a comprender la manera de aplicar estas verdades en sus experiencias diarias. Además, sabemos que esos niños lo necesitan mucho, a fin de poder enfrentar el materialismo de esta época. ¿Qué podemos hacer entonces, para superar esta brecha entre querer enseñar y no sentirse capacitado para hacerlo?
Nuestra Guía, la Sra. Eddy, nos lo indica en esta declaración que hace en Ciencia y Salud: "El deseo es oración; y nada se puede perder por confiar nuestros deseos a Dios, para que puedan ser modelados y elevados antes que tomen forma en palabras y en acciones".Ciencia y Salud, pág. 1. Cuando deseamos hacer algo bueno, como enseñar en la Escuela Dominical, podemos confiar este deseo a Dios. Al escuchar y permitir que Él nos guíe, podremos saber cómo ayudar a los niños.
En primer lugar, es útil ser persistentes en reconocer que todos somos, en realidad, hijos de Dios, el preciado linaje del Espíritu.
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