Hace Unos Años tuve que llenar unos formularios especiales para un censo, y todo fue bien hasta que llegué a la pregunta: "¿De qué raza es usted?" Fácil, dirá el lector, pero el formulario presentaba una enorme variedad de posibilidades, desde el afro-americano al blanco-europeo, pasando por latinos, hispanos, indios americanos, árabes, etc.
Al principio me sentí desorientada, pero después comencé a recordar lo que enseña la Ciencia Cristiana acerca de la naturaleza del hombre, y esto me ayudó a aclarar el pensamiento. La Sra. Eddy, al descubrir la Ciencia Cristiana, elevó el concepto que la humanidad tiene del hombre. Con el profundo estudio de la Biblia que realizó, fue obvio para ella que Dios es Mente divina y que Su creación, incluso el hombre, está compuesta de ideas espirituales y perfectas. Esta idea genérica, hombre, constituye nuestra verdadera identidad, y por lo tanto todos, sin excepción, somos Sus hijos, bajo Su gobierno armonioso. Cuando aplicamos esta verdad a nuestra vida, el temor, la animosidad y la discriminación sanan y se restaura la armonía.
No recuerdo qué puse en el formulario, pero me di cuenta de que es muy importante no catalogar a las personas de acuerdo con su aspecto físico, raza, sexo, nacionalidad y creencias religiosas, y de lo injusto que es hacer esto.
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