Otro año se abre ante nosotros como una puerta hacia un espacio lleno de oportunidades para progresar espiritualmente. Detrás quedan solo recuerdos de experiencias que nos han enriquecido, y de las otras, de las que no quisiéramos que se repitan. El progreso nos pide siempre dejar algo atrás. El progreso hacia una mayor libertad nos pide que abandonemos lo estrecho y mezquino, lo que el paso del tiempo ha consolidado y la costumbre ha autorizado, lo que se sigue haciendo porque "siempre se hizo así".
Este nuevo año lo abrimos presentando en el Heraldo un desafío a algunas de las divisiones y prejuicios que la educación tradicional nos ha impuesto. Si hemos de progresar, cabría preguntarnos, ¿cómo vamos a abandonar en nuestro corazón la imposición de que hay razas intelectualmente superiores a otras? ¿Cómo vamos a abandonar la premisa de que hay un sexo que es más fuerte mental, física y emocionalmente que el otro?
Para traerle ideas basadas en las enseñanzas de Cristo Jesús, este número tiene una selección de artículos sobre el tema de las diferencias de razas y sobre los problemas que la mujer de hoy enfrenta. Además, este mes tenemos el honor de presentarles otra muestra de la profusa labor de Mary Baker Eddy, el poema titulado "Oración vespertina de la madre".
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