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El precioso volumen

(Primera parte)

Del número de enero de 1997 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Ciencia Y Salud Con Clave De Las Escrituras, la obra fundamental de Mary Baker Eddy, trae a la humanidad la Verdad sanadora que responde a toda necesidad. Su dedicación a este libro constituye un ejemplo para nosotros, y si lo estudiamos, practicamos sus enseñanzas y lo compartimos con los demás, el mundo sentirá la presencia del Cristo, la Verdad.

La Sra. Eddy insistió en que sus seguidores se apoyaran en el Cristo impersonal y no en las personas, tornando así la atención de los miembros de su iglesia hacia la voluntad divina, en vez de que permitieran que la voluntad humana gobernara sus acciones. Al seguir los pasos de la Sra. Eddy vemos que la historia de cómo escribió ella Ciencia y Salud nos da un ejemplo de su vida.

Se destacan cinco elementos básicos del pensamiento que caracterizan esta obra de la Sra. Eddy: deseo, devoción, dedicación, disciplina, y demostración. Conforme vamos aprendiendo cuál es nuestra verdadera identidad como ideas de la Mente divina mediante el estudio de este libro de texto, vemos que estos cinco elementos nos impulsan en nuestro trabajo por la Causa.

Es interesante tener en cuenta que no estaríamos leyendo esta publicación si no fuese por este libro. Las iglesias de la Ciencia Cristiana no existirían, ni tampoco habría maestros, practicistas, conferenciantes, ni publicaciones periódicas. Ciencia y Salud ha traído mucho bien a los que lo estudian, y han visto crecer el amor que sienten por su autora.

Las cien páginas al final de este libro tituladas "Los frutos de la Ciencia Cristiana", y las setenta páginas finales de Escritos Misceláneos, tituladas "Testimonios", demuestran porqué este libro es tan especial. En 1883 la Sra. Eddy estableció The Christian Science Journal, comenzando así un período ininterrumpido de más de cien años durante los cuales se han publicado testimonios acerca de este libro y su habilidad única para sanar. Además, en diversas partes del mundo, las iglesias filiales de la Ciencia Cristiana tienen todos los miércoles reuniones de testimonios donde los concurrentes relatan curaciones que han tenido como resultado del estudio de Ciencia y Salud.

"Algún día escribiré un libro".

En junio de 1893, el redactor de The Christian Science Journal escribió en un editorial: "El libro Ciencia y Salud es una obra única de literatura. Es el primer libro que declara el hecho de que como sistema, 'el cristianismo tiene que ser Ciencia y que la Ciencia tiene que ser cristianismo, de lo contrario uno de los dos es falso e inútil'". Véase Ciencia y Salud, pág. 135. De acuerdo con el sistema enunciado en este libro, "es imposible ser un verdadero Cristiano sin vivir una vida verdaderamente científica; y es imposible ser un verdadero Científico sin llevar una vida verdaderamente cristiana". Véase The Christian Science Journal, Junio de 1893, pág. 102.

La Biblia junto con el libro de texto de la Ciencia Cristiana son nuestro Pastor, y estos dos libros nos enseñan cómo llegar a ser un Cristiano y un Científico. Apreciar y respetar a nuestro Pastor es esencial en la práctica de la curación.

Mientras que la Biblia representa el trabajo de muchas personas, que merecen nuestro profundo aprecio, el libro de texto de la Ciencia Cristiana es la obra de solo una, Mary Baker Eddy.

Cuando la Sra. Eddy era aún jovencita dijo a su hermano: "Algún día escribiré un libro". Esta profecía llegó a ser el primer paso en una trayectoria que cubrió más de ochenta años. Pero transcurrió casi medio siglo antes de que el libro llegara a ser publicado, y después, más de 35 años hasta llegar a su revisión final. El deseo que se despertó en su niñez llegó a cumplirse solo después de haber ella pasado por el crisol de duras pruebas. Este pasaje del capítulo "La oración; podría bien describir esta experiencia: "El deseo es oración; y nada se puede perder por confiar nuestros deseos a Dios, para que puedan ser moldeados y elevados antes que tomen forma, en palabras y en acciones".Ciencia y Salud, pág. 1.

La erudición filosófica, la teología escolástica y la opinión humana no tuvieron nada que ver con el desenvolvimiento de esta obra, y la disciplina académica desempeñó un papel secundario. La autora da todo el crédito a la revelación divina. Su devoción y confianza absoluta en Dios la liberarían del horno ardiente de la decepción, la derrota inminente, la enfermedad física, la deslealtad de sus discípulos, la aflicción y las extenuantes exigencias administrativas que surgían al fundar un movimiento religioso mundial.

Su confianza absoluta en la supremacía de Dios le permitió llegar a ser autora y editora, fundadora de una religión mundial, maestra de más de 4.000 estudiantes y descubridora de un sistema fidedigno de curación mediante la oración, liderando así a miles de hombres y mujeres que han sido liberados por sus enseñanzas. Rechazó la popularidad, la fama y el liderato personal para poder establecer una iglesia fundada en el Principio divino.

Cuando era joven y viuda, disponía de escasos fondos para su propio sostén, no obstante llegó a dejar una herencia enorme para el desarrollo de su iglesia y la promoción de su descubrimiento, la Ciencia Cristiana, y al mismo tiempo proveer lo necesario para los miembros que trabajaron a su lado.

Cien años después de publicada la primera edición, el libro se puede encontrar, como la Sra. Eddy misma escribió en su obra Pulpit and Press (Púlpito y Prensa), en las bibliotecas públicas de las principales ciudades, y en universidades de los Estados Unidos; así como en Gran Bretaña, Francia, Alemania, Rusia, Italia, Grecia, Japón, India y China; en la Universidad de Oxford y en el Instituto Victoria de Inglaterra; en la Academia de Grecia y en el Vaticano en Roma. Este libro es la levadura que está fermentando la religión; su labor se hace sentir en los sermones, las escuelas dominicales y en la literatura de nuestro país y de muchos otros países. Véase Pulpit and Press, págs. 21-39.

Más de 420 ediciones de 1000 ejemplares cada una aparecieron entre 1875 y 1910, que representan el total de ejemplares de Ciencia y Salud publicados durante la vida de la Sra. Eddy. Quince de estas ediciones consistieron de dos volúmenes. Hubo, sin embargo, ocho revisiones de mayor envergadura con suficiente material adicional como para requerir un cambio en el título de propiedad literaria. Esta obra monumental por sí sola hubiese sido motivo de satisfacción para muchos autores, pero la Sra. Eddy nos dejó además otras publicaciones, como el diario internacional The Christian Science Monitor. Su contribución ha sido verdaderamente una magnífica obra de amor.

El libro nació de su experiencia.

Ella nos dice que Dios, en Su gracia, la había estado preparando para recibir la Ciencia del Cristo. Pero el libro de texto apareció cuando ella ya había cumplido cincuenta y cuatro años. En su autobiografía Retrospección e Introspección, ella relata: "En 1870 adquirí el título de propiedad literaria de la primera publicación sobre curación espiritual y científica por la Mente, titulada 'La Ciencia del Hombre'. Este librito se convirtió en el capítulo de Ciencia y Salud titulado 'Recapitulación'. Era tan nuevo — las bases que establecía para la salud física y moral eran tan inevitablemente originales, y la humanidad estaba tan poco familiarizada con el asunto — que no me aventuré a publicarlo sino hasta más tarde, habiendo aprendido que los méritos de la Ciencia Cristiana debían demostrarse antes de que una obra sobre este tema pudiera publicarse con provecho". Ret., pág. 35. Ella escribió en The Christian Science Journal: "Requirió más o menos diez años de ardua labor de mi parte para llegar al grado de excelencia de mi primera edición de Ciencia y Salud publicada en 1875".Journal, Junio de 1887.

El libro nació de su experiencia y a su vez, su experiencia maduró al poner ella en práctica la Ciencia que le había sido revelada. Podríamos decir que su dedicación al libro hizo que éste provocara ciertos hechos en su vida, varios de los cuales le brindaron nueva intuición para aclarar el mensaje. Las verdades que contiene Ciencia y Salud, puestas en práctica en nuestra vida, impulsan nuestro crecimiento espiritual exactamente de la misma manera.

"Lo que al sembrarse da fruto inmortal, enriquece a la humanidad solo cuando se comprende..."

La fuente primordial de referencia de la Sra. Eddy fue la Biblia. Su descubrimiento emanó de su propia curación, que se produjo después de haber leído, en el Evangelio según San Mateo, el relato sobre el hombre paralítico. En sus propias palabras ella habla así del próximo paso: "Lo primero que escribí acerca de la Ciencia Cristiana fueron notas sobre las Sagradas Escrituras. Por más de tres años no consulté otros autores ni leí otro libro que no fuera la Biblia". Y más adelante dice: "No fui yo misma, sino el poder divino de la Verdad y el Amor, infinitamente superior a mí, el que dictó Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras. He venido aprendiendo el significado más elevado de este libro, desde que lo escribí".The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 114.

William Dana Orcutt, autor de la obra Mary Baker Eddy and her books, trabajó con la Sra. Eddy durante parte de los 35 años en que duraron las sucesivas revisiones de Ciencia y Salud. Después de una conversación que tuvo con la Sra. Eddy, él anotó lo que ella dijo con respecto al propósito del libro: "Fue siempre mi deseo y mi expectativa de que mi libro alentara a más y más gente a leer la Biblia. Al compartir la revelación que tuve del significado espiritual de la Biblia, los Científicos Cristianos llegan a reconocer más claramente los mensajes y a comprender mejor lo que estos mensajes significan para ellos".Mary Baker Eddy and her Books, págs. 61-62.

Ella trabajó ardua y metódicamente para aclarar los conceptos expuestos en el libro. Es de notar que fue el Principio, y no el sentido personal, que gobernó su experiencia y la facultó para superar el aumento de las tareas diarias conforme el movimiento crecía. Su entendimiento del Principio puede verse en el orden en que mantenía hasta los mínimos detalles de su vida diaria. Ella requería de sus estudiantes la misma obediencia al Principio. A quienes trabajaban para ella en su casa se les requería prestar la misma atención a la disciplina, puntualidad y exactitud para demostrar su entendimiento del Principio en todas las actividades diarias.

Un breve ejemplo de su autodisciplina puede verse en el siguiente relato. Antes de empezar el minucioso trabajo de revisión, ella desarmó un ejemplar y puso cada carilla con el texto hacia arriba en el cajón izquierdo de su escritorio. Una vez revisadas, las ponía con el texto hacia abajo en el cajón derecho de su escritorio. Cuando concluía la revisión, el libro quedaba precisamente ordenado.

¿Por qué era necesaria la revisión? Si uno ha tenido una revelación, ¿por qué es necesario revisarla? La Sra. Eddy explica porqué: "He revisado Ciencia y Salud solo para dar una expresión más clara y más cabal de su sentido original. Las ideas espirituales se desarrollan a medida que avanzamos. Una percepción humana de la Ciencia divina, por limitada que sea, tiene que ser correcta para que pueda ser Ciencia y, como tal, demostrable. Un germen de la Verdad infinita, aunque sea el más pequeño en el reino de los cielos, es la esperanza más sublime en la tierra; pero será rechazado y denigrado hasta que Dios prepare el terreno para la siembra. Lo que al sembrarse da fruto inmortal, enriquece a la humanidad sólo cuando se comprende — de ahí las muchas interpretaciones que se han hecho de las Escrituras, y las revisiones necesarias de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras".Ciencia y Salud, pág. 361.

Muchos pasajes favoritos de los que estudian este libro no aparecieron en la primera edición, pero fueron incluidos en revisiones posteriores, y otros cambiaron. Por ejemplo, la primera frase en el Prefacio dice: "Para los que se apoyan en el infinito sostenedor, el día de hoy está lleno de bendiciones" (pág. vii:1). En la primera edición esta frase decía; "Apoyándose en el Infinito sostenedor con amorosa confianza, las pruebas de hoy son breves, y el mañana está lleno de bendiciones" (pág. 3). A través de las revisiones, algunos capítulos tuvieron cambios, y otros se añadieron y reagruparon. Al leer el libro de texto tal vez sea útil indagar el porqué del orden de los capítulos. Por muchos años el primer capítulo se tituló "La Ciencia, La Teología y La Medicina". Recién en 1902 "La oración" pasó a ser el primero, encaminando al lector hacia el monte de la revelación, hasta llegar a la declaración pura de la Ciencia tal cual se da en "Recapitulación".

Al responder a la pregunta de cuál es la mejor revisión, la Sra. Eddy escribió en 1891: "El arreglo de mi última revisión, en 1890, esclarece el contenido más que cualquier edición previa y, por lo tanto, está mejor adaptada para espiritualizar el pensamiento y dilucidar la curación y enseñanza científicas. Ya ha sido probado que esta obra está cumpliendo con el propósito divino en grado notable".Ret., pág. 82. Pero en 1908 ella aconsejó a sus adherentes: "Lo que he escrito hace más o menos 25 años acerca de la Ciencia Cristiana no lo considero como precedente para el estudiante de la Ciencia Cristiana en la actualidad. El matemático más brillante no adquirió durante sus primeros estudios y experimentos la comprensión completa del principio que rige las matemáticas. Por lo tanto sería prudente aceptar solamente aquellas enseñanzas mías que yo reconozco como correctas y que se adaptan a las demandas de la época en que vivimos".Miscellany, pág. 237. Mary Baker Eddy nos ha dejado su revisión final, y ésta es la revisión que debemos estudiar.

Aunque terminada en la pequeña buhardilla de la casa de Lynn, Massachusetts, la primera edición fue escrita en diferentes casas de pensión. Ella tuvo que cambiar de vivienda ocho veces mientras la escribía a causa de malentendidos y discordias que surgían contra el trabajo que realizaba. Muchas veces se vio obligada a trabajar a pesar de los ruidos de la casa; ésta es una lección para los que requerimos absoluto silencio para poder estudiar debidamente. Las ediciones que siguieron a la tercera fueron completadas en Boston, algunas en lo que es ahora la residencia del Primer Lector de La Iglesia Madre. La quincuagésima edición fue comenzada y terminada en Concord, New Hampshire, a donde se mudó en 1889. La Sra. Eddy vivió diecisés años en Pleasant View, cerca de Concord, y allí fue donde permaneció la mayor cantidad de tiempo en un lugar mientras revisaba el libro de texto. Las últimas ediciones fueron publicadas mientras ella vivía en Chestnut Hill, cerca de Boston, a donde se mudó en 1908.

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