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Conocí La Ciencia Cristiana...

Del número de febrero de 1997 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Conocí La Ciencia Cristiana en 1980. Anteriormente era presbiteriana y estoy muy agradecida por el entendimiento cristiano que obtuve en esa etapa de mi vida. Antes de estudiar la Ciencia Cristiana y unirme a esta iglesia amaba a Dios, pero creía en las drogas materiales para la curación y no creía que la curación espiritual fuera posible.

En 1991 sané de una enfermedad que el doctor llamó malaria, a través de la inspiración espiritual que obtuve de leer las Lecciones Bíblicas y muchas otras publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana. También resolví varios desafíos como limitación, pobreza y temor. Gracias al entendimiento de la Ciencia Cristiana, soy ahora una mujer feliz que conoce su unidad con Dios.

En Ciencia y Salud la Sra. Eddy dice: "En la metafísica, la materia desaparece del remedio por completo, y la Mente ocupa el lugar supremo que le pertenece" (pág. 156). Jesús dice: "conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8:32). Esta es la verdad que él demostraba, que sanó todo tipo de enfermedades, limitación y escasez. Con este entendimiento, la verdad toma su "correcto y supremo lugar".

La Sra. Eddy también dice: "El Amor divino corrige y gobierna al hombre. Los hombres pueden perdonar, pero solo ese Principio divino reforma al pecador. Dios no está separado de la sabiduría que confiere" (Ciencia y Salud, pág. 6). Cuando la Ciencia Cristiana llegó a nuestra comunidad, comencé a sentir un gran odio hacia la persona que la trajo. Pero después de leer, con mayor entendimiento, que "el Amor divino corrige y gobierna al hombre", sentí amor por esa persona, ya que Dios creó al hombre a Su imagen y semejanza. Tuve que ver que el hombre es uno con Dios y que nunca puede ser separado de su Creador. Nunca me forcé a sentir amor por la persona, sino que comencé a sentirme agradecida por ella. Esto me trajo curación a mí y a otros. Hoy en día somos muchos los que estudiamos y practicamos la Ciencia Cristiana en nuestra comunidad.

El año pasado mi hijo fue expulsado del colegio porque no había podido pagar, y al mismo tiempo necesitaba dinero para pagar el alquiler de la casa. Por otra parte, mi hermana estaba en el hospital con su hijo recién nacido. Todo sucedió en la misma semana. A medida que leía la Lección me vino la idea de ir a hablar con el director del colegio. Fui a hablar con él y estuvo de acuerdo en que mi hijo regresara a la clase. Mi miedo se convirtió en felicidad y regresé a mi casa agradeciendo a Dios por esta idea. Esa noche escuché las noticias en la radio donde el Gobernador anunciaba que los niños no debían ser enviados a sus hogares por falta de pago, y me sentí más contenta.

A la mañana siguiente pude sentir que el amor me embargaba y fui a la oficina de correos como todos los días. Cuando abrí mi casilla, encontré un cheque de un amigo que cubría todos los gastos; los de mi hermana en el hospital, el alquiler y había un sobrante para nuestro uso. Todo se convirtió en canciones de gratitud para mí, y todo lo que era limitación y falta, se volvió una bendición a través del entendimiento de la abundancia de la Mente.

Estoy humildemente agradecida por lo que las Lecciones Bíblicas nos dicen diariamente de la bondad y amor invariable de Dios. Las enseñanzas, cuando se demuestran, siempre nos dan regalos infinitos a todos. Nos enriquecen todos los días.


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