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El precioso volumen

(Segunda parte)

Del número de febrero de 1997 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Al Principio hubo dificultades con la venta de Ciencia y Salud. Uno de sus estudiantes que estaba encargado de la venta fue desleal y el trabajo de imprenta de la segunda edición comenzó a hacerse sin ella disponer de los fondos necesarios. Su casamiento con Asa Gilbert Eddy, poco antes de aparecer la segunda edición, le aseguró el decidido apoyo que necesitaba para el transcurso de una época muy difícil. Él llegó a ser el editor de la tercera edición, para la cual escribió la introducción, defendiendo a su esposa contra los ataques injustos de parte de estudiantes desleales. A pesar de que el devoto servicio a la Sra. Eddy terminó con su fallecimiento, después de cinco años de casados, es a Asa Gilbert Eddy a quien debemos gratitud por todos los esfuerzos que hizo para dejar debidamente protegidos los derechos de autor de la Sra. Eddy.

Clifford Smith, en su obra Historical Sketches relata este incidente probablemente conectado con la segunda edición: "Una de las mejores curaciones que he hecho, fue evidentemente bajo las circunstancias más adversas. Había pasado todo un año trabajando árdua e incesantemente en el manuscrito de mi libro Ciencia y Salud, y lo puse en manos de un impresor, quien, averigué, había consentido en que se lo quitaran, y así me vi obligada a volver sin él, vestida con el cilicio de la desilusión. Un alumno pronto me llamó para que lo ayudara con el caso de un moribundo. Me puse el vestido de boda inmediatamente y sané el caso en veinte minutos".Historical Sketches, pág. 166.

Al principio, el libro llevaba el nombre de "La Ciencia de la Vida", pero poco antes de que fuera impreso la Sra. Eddy descubrió que otro libro llevaba ese título, y a fin de asegurarse el derecho de autor tuvo que encontrar un nuevo título. Ella escribe al respecto: "Seis semanas esperé en Dios para que me sugiriera un nombre para el libro que había estado escribiendo. Su título, Ciencia y Salud, me vino en el silencio de la noche, cuando las inmutables estrellas cuidaban del mundo — cuando el sueño hubo huido — y me levanté y anoté la sagrada sugerencia. Al día siguiente se la mostré a amigos literatos, quienes me aconsejaron abandonar tanto el libro como el título. Sin embargo, a esto no presté atención, convencida de que Dios me había guiado a escribir aquel libro, y había susurrado ese título a mi expectante esperanza y oración. Fue para mí la 'voz callada y suave' que escuchó Elías después del terremoto y del fuego. Seis meses más tarde la Srta. Dorcas Rawson, de la localidad de Lynn, me trajo la traducción de Wiclef del Nuevo Testamento, y me señaló en ella esa misma frase 'Ciencia y Salud', que la Versión Autorizada de la Biblia traduce como 'conocimiento de salvación'".Mensaje para el año 1902, pág. 15.

Los desafíos y las decepciones que acompañaron sus esfuerzos de dar su descubrimiento al mundo solo sirvieron para impulsarla más adelante. El grabado del Arca, impreso en la segunda edición, fue simbólico, porque la Sra. Eddy verdaderamente tuvo que lanzar su obra sobre un mar de increíbles desafíos al hecho de que ella era su autora, a su integridad y a su moralidad. Ella aprendió a dejar de lado el sentido personal que incluía tales momentos de angustia, y a persistir fortalecida por el sentido espiritual del ser que le había sido revelado. Pudo declarar con vigor en la decimosexta edición que "ninguna pluma ni lengua humana me enseñaron esta Ciencia... y ni lengua ni pluma pueden destruirla".

La atención que ella dedicaba a cada pequeño detalle fue registrada por el Reverendo James Henry Wiggin, quien realizó varios trabajos de redacción que le fueron asignados en el curso de la publicación de las varias revisiones. "Cuál ha de ser la futura reputación de la Sra. Eddy, el tiempo lo dirá. Eso poco le importa, si solo por medio de su trabajo se puede glorificar a la Verdad. Más de una vez, en su empeño, se quedó sin un dólar, pero el interés de la gente por oír su palabra siempre ha llenado sus arcas nuevamente. En pocos meses, para asegurar la rectitud moral de su libro, ha hecho sacrificios que hubiesen hecho desistir a la mayoría de los autores. Los días se sucedían rápidamente, y las semanas se convertían en meses; de todas partes llegaban importantes cartas indagatorias y de censura mercantil; cientos de dólares se hundieron en un mar sin fondo de correcciones; y aun así, hasta que la autora no estuvo satisfecha y sintió que había cumplido con su deber, no permitió que el impresor y el encuadernador dieran a conocer su libro al mundo".The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 52.

Se alejó de Boston con el fin de adquirir "una esperanza más elevada para la raza".

Al pensar en estos esfuerzos incansables, y al enterarnos por medio de uno de sus estudiantes de que la Sra. Eddy a veces consideraba durante meses el origen y significado de una palabra y de sus sinónimos, antes de darle un lugar permanente en el libro de texto, ¿no podríamos nosotros demostrar más devoción, dedicación y disciplina, y tratar de entender y de citar correctamente su obra?

Aun durante un período de muchos cambios en su vida, tales como la mudanza a la casa en 385 Commonwealth Avenue, en Boston, y la publicación de sus obras No y Sí, Rudimentos de la Ciencia Divina y La Unidad del Bien, ella siguió siendo muy consciente de la necesidad de defender su Causa. Algunos estudiantes, descontentos, habían abandonado su tutela, estableciendo grupos rivales de curación por la mente. Como resultado surgieron una serie de cultos que causaron cierta confusión en el público.

Anuncios sorprendentes comenzaron a aparecer en The Christian Science Journal. Se cerró el Colegio Metafísico de Massachusetts, establecido para preparar practicistas para el ministerio sanador. También se disolvió la Asociación Nacional de Científicos Cristianos.

Se alejó de Boston con el fin de adquirir "una esperanza más elevada para la raza". Uno de los resultados de esta mudanza fue una revisión de gran importancia del libro de texto. ¡Cuánta fidelidad y valor necesitaron los primeros estudiantes de la Sra. Eddy para perseverar a su lado mientras ella seguía avanzando! Cuando llegó a sus setenta años parecía como si hubiera desmantelado casi todo lo que había establecido durante los catorce años anteriores.

La quincuagésima edición, publicada en 1891, y que más se asemeja a nuestra edición actual, pareció dar el impulso para un nuevo paso adelante en el desarrollo de la Ciencia Cristiana. En los años siguientes ocurrieron una serie de acontecimientos que le dieron al movimiento la tónica de años por venir y sentaron la base para la actual organización de nuestra iglesia. Una reorganización de la iglesia se llevó a cabo en 1892, y el edificio original de la Iglesia se comenzó a construir en 1893. La publicación del Manual de la Iglesia en 1895 estableció sobre bases más firmes la dirección y la protección de su iglesia.

Al publicarse la quincuagésima edición del libro de texto apareció un artículo en el Journal que presentó un desafío para los estudiantes, desafío que resuena a través de los años y hasta nuestros días: "A partir de esta fecha, el pensamiento de todos los verdaderos Científicos se remontará hacia lo alto y aparecerán, como concecuencia, gloriosos resultados en el amplio y práctico campo de la demostración; sin embargo, una comprensión completa del libro llegará tan solo cuando el fruto maduro de años de estudio culmine con el esfuerzo leal cotidiano de poner en práctica estas enseñanzas".The Christian Science Journal, Marzo de 1891, "The New Book".

Una nota de la Sra. Eddy publicada en el Journal de Junio de 1891 alertó así a sus adherentes: "Todo nuestro pensar debería concentrarse en la demostración absoluta de la Ciencia Cristiana, y vosotros bien podéis dispensar de mí, puesto que hallaréis en mi última edición revisada, a vuestra maestra y guía". Sus estudiantes empezaron entonces a apoyar más las actividades de la Causa, aunque siempre bajo su diaria dirección. Se nota al leer las páginas de los Journal que, desde esa fecha hasta su fallecimiento en diciembre de 1910, ella persistentemente volvió el pensamiento de sus estudiantes de la contemplación de su personalidad y la de otros, hacia el libro de texto y sus otros escritos.

La traducción al alemán de Ciencia y Salud se publicó en 1912, y al francés, en 1917.

En 1910, los cambios en el libro eran cada vez menores y solamente para aclarar puntos, sin cambios en la teología. Aunque la versión en inglés no se puede cambiar, el trabajo de revisión continúa ahora en las traducciones a diversos idiomas.

La Sra. Eddy previó los obstáculos que surgirían cuando se intentara traducir las ideas metafísicas de un idioma a otro. En varias ocasiones se había solicitado el permiso de traducir el libro de texto al alemán. A principios de 1910 llegó un nuevo pedido, indicando que ya se estaban haciendo traducciones informales en Alemania debido al gran interés en la Ciencia Cristiana. Fue entonces que la Sra. Eddy decidió que sería más prudente autorizar una traducción y establecer directivas al respecto. El Comité que se nombró a tal fin comenzó su trabajo en agosto de 1910. La directiva que ella dio requería que el Comité estuviese integrado por un mínimo de tres traductores. Estos debían trabajar independientemente y luego reunirse para aclarar divergencias en las respectivas traducciones. La Sra. Eddy requirió que se imprimiera la versión en inglés en la página opuesta a la del texto traducido.

La traducción al alemán de Ciencia y Salud se publicó en 1912, y al francés, en 1917. Una practicista francesa que integraba el Comité escribió: "Ansío ver el día en que todas las obras de nuestra Guía lleguen al norte, sur, este y oeste, como lo hace la Biblia, para iluminar la oscuridad del mundo con la luz del Cristo". La traducción al español apareció en 1947. La Sociedad Editora de la Ciencia Cristiana dispone ahora de un total de dieciséis traducciones, aparte del inglés, y de una edición en Braille para no videntes de habla inglesa.

La traducción al español apareció en 1947.

La siguiente experiencia muestra la labor de traducción del libro de texto. Es acerca de una amiga mía que hace algunos años era practicista registrada en el Journal, en Europa Oriental. Poco después de la Segunda Guerra Mundial su país fue ocupado por los comunistas. La mudaron de la ciudad al campo, donde tenía que vivir en un lugar muy primitivo, sin calefacción y con pocos alimentos disponibles. El propósito de las autoridades era el de imposibilitarle su práctica. De avanzada edad y en condiciones tan duras, parecía que no le sería posible sobrevivir, especialmente en el frío invierno durante el cual se le hacía aún más difícil acarrear el agua en baldes de un pequeño arroyo que había cerca de donde vivía. A pesar de todo logró mantener su salud y compartir la Ciencia Cristiana con los vecinos, trayendo el poder sanador de la Verdad a otros mientras continuaba con sus actividades diarias.

También decidió traducir Ciencia y Salud a su idioma natal. Poco después le fue posible volver a la ciudad donde continuó la traducción. ¿Pero cómo hacer llegar la traducción a Boston? Se enteró de que en una de las embajadas había un Científico Cristiano. Estableció un contacto muy discreto, y pronto partes del manuscrito eran guardados en la caja fuerte de la embajada. Poco a poco el manuscrito fue llevado en mano a Boston hasta estar completo. Poco tiempo después de que el manuscrito hubo llegado a Boston se le presentó la oportunidad de a los Estados Unidos a visitar a un pariente. ¿Qué feliz se sintió al visitar La Iglesia Madre y encontrar su manuscrito a salvo! Su deseo, devoción, dedicación y disciplina salvó su vida y dio como resultado una nueva traducción del libro de texto. Esta traducción de Ciencia y Salud sigue evolucionando. Cada nueva traducción se publica a medida que se dan las circunstancias. Seguramente un día el trabajo de mi amiga y otros traductores rendirán su fruto completo.

La verdadera curación empieza con la transformación del pensamiento...

¿No es también nuestro deber dedicarnos a vivir las verdades contenidas en el libro de texto de modo tal que se nos presenten oportunidades de demostrar sus enseñanzas y de compartirlo con los demás? Nosotros también debemos descubrir, poner en práctica y dar a conocer, mediante vidas reformadas, el poder sanador de la Ciencia Cristiana.

No hay fórmula para leer Ciencia y Salud, como dice la Sra. Eddy en una carta a un alumno: "Para leer mi edición revisada... no se requiere ninguna directiva especial. la regla general es comenzar con el primer capítulo, leer lentamente e interrumpir la lectura a fin de aplicar ciertas declaraciones — que respondan a su actual necesidad — al pensamiento que las transformará en acción. El libro, completo en sí mismo, nos instruye y nos sana".We Knew Mary Baker Eddy, Carta a Frank Gale.

Un testimonio publicado en el Journal relata una experiencia interesante. La testificante había conocido la Ciencia Cristiana por años y había tratado de leer Ciencia y Salud, pero abandonó el intento, no por oposición sino por perplejidad. Debido a una serie de problemas que se le presentaron, volvió a tomar el libro. Ella escribe: "Había leído más o menos la mitad del libro cuando por un momento lo puse sobre la mesa y me dije: Éste es el momento de decidir. O bien cierro este libro para siempre y me olvido de lo que he leído, o cambio radicalmente mi manera de pensar y de vivir'". Decidió dehacerse de todos sus medicamentos, llamó por teléfono a una practicista cista de la Ciencia Cristiana y fue a verla. En quince minutos estaba sana.

La verdadera curación empieza con la transformación del pensamiento, que deja atrás las viejas creencias del pensamiento material: no querer dominar nuestras propensiones, o evitar hacer frente a situaciones difíciles. Esta transformación nos permite avanzar hacia el entendimiento pleno de la naturaleza divina del hombre que establece la naturaleza presente y permanente de nuestro ser como reflejo de Dios, en amor, humildad y valor.

La curación de una amiga mía puede que sirva de ilustración. Ella tenía un tumor interno que se agravaba cada vez más. Había recibido ayuda de varios practicistas durante siete años, pero la condición no cedía. Su hija le recomendó que permitiera que Ciencia y Salud fuera su médico, y que lo leyera por completo en treinta días buscando y esperando curación. Al principio la madre sintió una fuerte resistencia. Había sido estudiante de la Ciencia Cristiana durante 40 años y nunca había leído el libro por completo, y ahora no veía la razón porqué esto la ayudaría. Leía a diario la Lección Bíblica del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, y a veces leía otros escritos y publicaciones de la Ciencia Cristiana. Su resistencia se transformó en enojo. La hija pacientemente le preguntó si pensaba que leer el libro de tapa a tapa le haría daño. La madre finalmente se dio cuenta de que no había sido razonable y comenzó a leerlo.

Una mañana, después de haber leído el libro en menos de treinta días, se despertó consciente de un nuevo concepto acerca de la unidad de la creación de Dios. Luego de terminar la Lección Bíblica se encontró nuevamente pensando en esta nueva idea que se iba desarrollando en su pensamiento. De repente le vino una hemorragia y pasados veinte minutos se dio cuenta de que el tumor había salido de su cuerpo sin ningún esfuerzo, dolor ni debilitamiento. Finalmente llamó a su hija para que se regocijaran juntas por la clara evidencia del poder que tiene el Cristo para redimir, transformar y sanar.

Quien lee Ciencia y Salud no puede cerrar este libro y dejar que su contenido sólo quede en palabras. Las ideas de la Verdad se arraigan en la consciencia, se desarrollan y transforman nuestra vida.

Aquí puede ser apropiado considerar el papel que desempeña la Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana, punto de contacto con nuestra comunidad mediante el cual podemos compartir nuestro Pastor. Las vidrieras de las Salas de Lectura, presentan la Biblia y Ciencia y Salud poniéndolos a disposición de todos los buscadores sinceros de la Verdad. Éste es el único lugar en la comunidad donde el público puede consultar y obtener nuestro Pastor, y orar en una atmósfera de amor, no contaminada por presiones humanas. La iglesia filial que valora esta oportunidad de compartir el libro, hallará medios para mejorar y hacer más atractivo este hogar de nuestro Pastor. Una mayor disponibilidad y mejor visibilidad de esta literatura, junto con el apoyo de la oración de los miembros de la iglesia, contribuirán a una mayor circulación de la Biblia y del libro de texto, y a la realización de la misión sanadora de la Iglesia de Cristo, Científico. ¡Es un honor y un privilegio servir en un lugar donde la gran obra de Mary Baker Eddy está disponible para toda la humanidad¡

Nuestro progreso y el de nuestra iglesia se manifestarán en proporción a nuestra dedicación al estudio del libro de texto de la Ciencia Cristiana. ¿Cuántas veces hemos tenido en las manos este libro de texto, decididos a leerlo en su totalidad, sólo para descubrir meses más tarde que hemos interrumpido la lectura a mitad de camino? ¿Por qué no tomar este libro con el mismo espíritu con que lo hicieron los primeros colaboradores de la Sra. Eddy, al escuchar que había aparecido una nueva edición?

Aunque los tiempos y los sistemas cambien, y el futuro a veces parezca sombrío, podemos depender de las verdades contenidas en este libro de texto para hallar sostén y ayuda frente a cualquier desafío que se nos presente.

Al descubrir y presentar a la humanidad la Ciencia del Cristianismo, la Sra. Eddy desafió al materialismo y mostró a todos el camino del Cristo. Tal como el arado penetra en el suelo pedregoso, abriendo un surco en la tierra virgen para plantar la semilla, así también ella afrontó y venció las arraigadas creencias del materialismo, desenmascaró las falsas pretensiones que tratan de esclavizar a la humanidad, y dio al mundo el fruto de su gran labor.

Tal como las aves que siguen al arado, el mundo cosecha la bendición de la vida de la Sra. Eddy. ¿Estamos dispuestos a seguir en lo que ella nos legó con el mismo deseo, devoción, dedicación, disciplina y demostración con que nos dejó "El Precioso Volumen"? ¿Estamos dispuestos a abrir las barreras físicas y mentales que muchas veces parecen encontrarse entre nuestra iglesia y la comunidad, y abrir nuestros corazones a nuestro prójimo?

De una manera humilde y callada ella concluye el "Prefacio" del "Precioso Volumen" con esta dedicatoria: "En el espíritu del amor de Cristo — como quien 'Todo lo espera y todo lo soporta', y se regocija en llevar consuelo a los afligidos y curación a los enfermos — ella dedica estas páginas a los que sinceramente buscan la Verdad".Ciencia y Salud, pág. xii.

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