A Través De Las Épocas, la humanidad ha probado muchos métodos de gobierno. Estos métodos fueron pasando, la historia les adjudicó cierto grado de éxito, pero una cosa quedó clara: el gobierno humano, cualquiera sea su forma, parece ser una mezcla de elementos buenos y malos. Esto lo podemos ver en nuestros días. Se han tomado medidas progresistas, pero a menudo parecen venir acompañadas de males como los caos económicos, las polarizaciones étnicas, religiosas y de clases, y las guerras. ¿Por qué este empeño por obtener un gobierno más lúcido parece entrañar aflicciones y miserias?
Para responder a esta pregunta debemos pensar profundamente quién o qué crea y gobierna al hombre. Al igual que el gobierno, la humanidad en general tiende a ser buena o mala, con el predominio de una cualidad o la otra, de acuerdo con las circunstancias. Dentro de este contexto, no es de sorprender que el gobierno se "haga eco" de este modelo, pues está manejado por la gente.
Qué desilusión sería si con esto diéramos por terminada nuestra búsqueda de la verdad, ¿no es cierto? Pero esto no es así. Tenemos que sondear más profundo, en la verdadera naturaleza espiritual del hombre creado por Dios y hecho a Su imagen y semejanza. Este hombre — nuestro ser verdadero — es del todo bueno. El hombre creado por Dios no es una mezcla de bien y mal, sino que tiene la capacidad de expresar sólo el bien. Aprendemos a utilizar esta capacidad — en lugar de ser arrastrados por la creencia de que podemos ser malos — por medio del estudio de la Biblia bajo la luz de la Ciencia Cristiana.
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