Una Mujer Que Conozco, a pesar de que había estado divorciada por muchos años, todavía parecía sufrir emocionalmente al recordar el comportamiento de su ex esposo. Lo peor era que el comportamiento actual del padre también le estaba causando problemas a su hijo.
Durante este período ella a menudo pensaba en el relato bíblico sobre Lot y su esposa. Véase Génesis, capítulo 19. Un ángel le dijo a Lot que sacara a su familia de Sodoma y Gomorra porque esas dos ciudades serían destruidas. El ángel le dijo a Lot que no podía darse vuelta para ver la destrucción que dejaban atrás, pero la esposa de Lot sí miró hacia atrás y fue convertida en una estatua de sal. Pensando en la lección que esa historia le enseñaría, la mujer percibió que no se puede avanzar si se continúa mirando hacia atrás, atraída por algún problema.
Ella también pensó en estas palabras que leyó en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy: "Jesús veía en la Ciencia al hombre perfecto, que aparecía a él donde el hombre mortal y pecador aparece a los mortales. En ese hombre perfecto el Salvador veía la semejanza misma de Dios, y esa manera correcta de ver al hombre sanaba a los enfermos. Así Jesús enseñó que el reino de Dios está intacto, que es universal y que el hombre es puro y santo".Ciencia y Salud, págs. 476-477. ¿Cómo, se preguntó ella, podría ver al hombre perfecto de la manera que lo hizo Jesús? Recordó entonces una historia de la Biblia que relata la curación de diez hombres leprosos que realizó Jesús. Véase Lucas 17:12. En esos tiempos bíblicos se creía que la lepra era a veces un castigo por el pecado, pero Jesús nunca pensó eso. Él sabía que Dios no creó al hombre para que pecara y sufriera, y que este concepto equivocado del hombre podía ser reemplazado por la verdad acerca de la inocencia innata y eterna del hombre.
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