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Encontramos libertad por medio del perdón

Del número de febrero de 1997 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Una Mujer Que Conozco, a pesar de que había estado divorciada por muchos años, todavía parecía sufrir emocionalmente al recordar el comportamiento de su ex esposo. Lo peor era que el comportamiento actual del padre también le estaba causando problemas a su hijo.

Durante este período ella a menudo pensaba en el relato bíblico sobre Lot y su esposa. Véase Génesis, capítulo 19. Un ángel le dijo a Lot que sacara a su familia de Sodoma y Gomorra porque esas dos ciudades serían destruidas. El ángel le dijo a Lot que no podía darse vuelta para ver la destrucción que dejaban atrás, pero la esposa de Lot sí miró hacia atrás y fue convertida en una estatua de sal. Pensando en la lección que esa historia le enseñaría, la mujer percibió que no se puede avanzar si se continúa mirando hacia atrás, atraída por algún problema.

Ella también pensó en estas palabras que leyó en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy: "Jesús veía en la Ciencia al hombre perfecto, que aparecía a él donde el hombre mortal y pecador aparece a los mortales. En ese hombre perfecto el Salvador veía la semejanza misma de Dios, y esa manera correcta de ver al hombre sanaba a los enfermos. Así Jesús enseñó que el reino de Dios está intacto, que es universal y que el hombre es puro y santo".Ciencia y Salud, págs. 476-477. ¿Cómo, se preguntó ella, podría ver al hombre perfecto de la manera que lo hizo Jesús? Recordó entonces una historia de la Biblia que relata la curación de diez hombres leprosos que realizó Jesús. Véase Lucas 17:12. En esos tiempos bíblicos se creía que la lepra era a veces un castigo por el pecado, pero Jesús nunca pensó eso. Él sabía que Dios no creó al hombre para que pecara y sufriera, y que este concepto equivocado del hombre podía ser reemplazado por la verdad acerca de la inocencia innata y eterna del hombre.

Para reconocer la verdadera naturaleza espiritual del hombre, uno tiene que reconocer las cualidades espirituales que muestran la identidad real del hombre en la semejanza divina. La mujer pensó entonces en las cualidades que su ex esposo poseía que motivaron en ella el deseo de casarse con él. Ella se permitió a sí misma volver a apreciar esas cualidades de inteligencia, creatividad y alegría, las cuales tienen su origen en Dios.

Se empeñó en mantener en su pensamiento solo lo que era bueno.

"Sólo admitiendo el mal como una realidad, y entrando en un estado de malos pensamientos, podemos, en creencia, separar los intereses de un solo hombre de aquellos de toda la familia humana, o intentar así, separar la Vida, de Dios", escribe la Sra. Eddy.Escritos Misceláneos, pág. 18. La mujer se empezó a dar cuenta de que Dios nunca permitiría que sus hijos estuvieran en conflicto entre sí y de que cualquier insinuación de lo opuesto debe ser reconocida como una mentira acerca de Dios y del hombre. Ella se empeñó en mantener en su pensamiento solo lo que era bueno cuando pensaba en su ex esposo, y encontró mucha paz. Esta paz, y no el manipular algún cambio en la otra persona, había sido su verdadero objetivo.

Al poco tiempo su ex esposo tomó inesperadamente medidas serias para ayudar a su hijo. Ella recordó las palabras de la Sra. Eddy respecto a ver al hombre perfecto. ¡Qué regocijo le causó a la mujer ver esta curación, incluso su propia disposición de expresarle el amor del Cristo a su ex esposo!

Este amor del Cristo es la clave del perdón que nos puede liberar de las tristes y restrictivas creencias en actos o personas imperdonables. En la Biblia leemos: "Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete". Mateo 18:21, 22. Parece que lo que Jesús estaba diciendo es que siguiera perdonando hasta llegar a amar sin importarle cuantas veces fuese necesario perdonar. Siga buscando la evidencia de que el hombre inmortal y perfecto de Dios es el único hombre verdadero. Nada menos que eso es real.

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