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Una introducción a la Biblia

Jesús realizó cosas maravillosas

Del número de febrero de 1997 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hubo una época en la que mucha gente pensaba que Juan, el primo de Jesús, era el hombre tan especial que, según les habían dicho, los salvaría del mal (véase Mateo 3:13-17; Marcos 1:9-11; Lucas 3:21, 22; Juan 1:29-34). Esto puede haber sido porque Juan lavaba a la gente con agua, no para limpiarlos externamente, sino para demostrarles que estaban limpios por dentro. Este acto se llamaba bautismo. Es por esa razón que a menudo lo llamaban Juan el Bautista.

Ahora bien, Juan era un hombre especial, pero no era el Mesías. Él sabía que no era el hombre que Dios había enviado para salvar a su pueblo. Un día Jesús le pidió a Juan que lo bautizara en el Río Jordán. Juan pensó que tendría que ser al revés, que Jesús debía bautizarlo a él. Pero Jesús era muy humilde. Dijo que era importante que ese día fuera bautizado. Y después de ser bautizado, Juan vio que Dios había bendecido a Jesús. Dijo que la bendición de Dios fue como una paloma que descendía del cielo y permanecía sobre Jesús.

Debido a que estaba bendecido, Jesús podía hacer grandes cosas (véase Juan 2:1-11). Una de sus primeras obras maravillosas tuvo lugar en una boda. Su madre, María, estaba allí, como así también sus discípulos, que eran personas que querían seguirlo y aprender de él. En esta boda había una fiesta, y en aquellos días era muy importante servir buen vino a los invitados. Pero a la novia y al novio se les terminó el vino, y estaban muy avergonzados. De modo que Jesús les dijo a los sirvientes que llenaran unas tinajas de agua. Pero cuando los sirvientes fueron a servir lo que habían sacado de las tinajas, sirvieron vino. Siguiendo las instrucciones de Jesús, los sirvientes le dieron vino al maestresala, quien al probarlo se sorprendió al descubrir que era vino de la mejor clase, mucho mejor que el que habían servido al principio. Siempre ocurría lo mismo con Jesús. Siempre hacía lo mejor.

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