Las Bienaventuranzas nos dicen mucho acerca de la verdadera felicidad y de donde viene. Este es el segundo artículo de esta serie de dos partes que trata sobre las Bienaventuranzas, reglas muy importantes para vivir que Cristo Jesús nos dejó hace casi dos mil años. Mateo caps. 5–7. (La primera parte de la serie apareció en el Heraldo de Abril de 1997.) Este artículo incluye comentarios de alumnos de una Escuela Dominical en Colorado, E.U.A.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Lucy considera que es importante perdonar. Al reflexionar acerca de esta bienaventuranza, ella dice: "Felices son quienes pueden perdonar y no sienten rencor. Un día, cuando estaba haciendo cola en un parque de diversiones para subir a la Montaña Espacial, mi hermana Jane y yo estábamos jugando y ella accidentalmente me golpeó muy fuerte en el estómago. Pero yo la perdoné y nos divertimos mucho". El saber perdonar nos ayuda a lograr que todos los momentos de diversión sean felices. Cuando somos misericordiosos, perdonamos y recordamos la bondad de Dios y el cuidado que nos brinda.
"Bienaventurados los que cuidan de los demás, porque ellos recibirán el cuidado que necesitan", dice Lauren. "En una ocasión me había formado para entrar a la escuela después del recreo. Un chico estaba revoleando su saco y me pegó en la boca. Me tapé la boca y me senté. Melanie, Nicole y Ronni vinieron y me cuidaron. Yo sabía que Dios no había creado una boca lastimada, de modo que pensé en cosas buenas y me sentí mejor". Nada de lo que Dios hace es por accidente. Si parece que ocurrió un accidente, podemos recordar que no podemos estar separados de Dios y de las buenas ideas de Dios, ni por un minuto.
Kim agrega: "Bienaventurados los que son bondadosos y saben perdonar, porque los demás serán bondadosos con ellos". El amor de Dios está siempre presente. Aunque un grupo de personas no parezca ser bondadoso ni esté dispuesto a perdonar, tú de todas formas puedes orar para ver a cada uno como la imagen y semejanza espiritual de Dios, amorosos, puros y pacíficos. Estos "pensamientos buenos" son la verdad espiritual acerca de cada uno de nosotros, y cuando uno se aferra a la verdad, el problema desaparece.
Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
"Felices son los de limpio corazón, porque ellos amarán a Dios", dice Kim. Nada nos puede hacer más felices que el ser "limpios" o "puros de corazón". Esto se debe a que pensamos los pensamientos que Dios nos da, y esto nos ayuda a ver a su hijo perfecto en cada persona que vemos.
¿Qué se siente cuando tenemos pensamientos puros? Melanie aprendió lo siguiente: "Mi amiga Cassie y yo estábamos jugando a la mancha. Otra niña que se llama Chelsey se fue a otra casa, y vimos que golpeaba a la puerta. Cassie dijo: 'Ella va a hacer trampa si la dejamos jugar'. Yo pensé que eso no era verdad acerca de los hijos de Dios, y que sería más divertido si jugábamos las tres. Entonces le pregunté a Chelsey si quería jugar con nosotras. Ella dijo que sí, y nos divertimos mucho. Ella no hizo trampa".
Lucy también declara: "Feliz es la gente que ve el bien más allá del mal". Aun cuando tenemos un día difícil, podemos ver más allá de los momentos díficiles para recordar que el bien es la única realidad.
Los pensamientos puros también nos ayudan a conocer mejor a Dios. "Bienaventurados los inocentes y los que tienen moral, porque ellos comprenderán a Dios", dice Lauren. "En una ocasión yo estaba escuchando un cassette de la Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana que se llama Everyday, y escuché esta cita de la Sra. Eddy: 'Dios está en todas partes, y nada fuera de Él está presente ni tiene poder'.Ciencia y Salud, pág. 473. Eso me permitió comprender mejor a Dios".
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
¿Cómo puedes mantener la paz? Nagi dice: "Yo trato de encontrar algo bueno en todos... La paz no tiene interrupciones". El ser paciente y tener respeto por los demás son formas de mantener la paz. Las buenas acciones nos ayudan a sentir paz y no interrumpen el bien que está presente. Tú y yo podemos tener paz todo el tiempo porque el cuidado de Dios no tiene interrupciones, no hay brechas en el poder y la sabiduría divina. Nunca dejamos de tener la habilidad de amar y de expresar a Dios.
Por lo tanto, debemos cuidarnos muy bien del pensamiento que dice que está bien que peleemos, estemos enojados u odiemos a alguien. Lindsey afirma: "A veces me es difícil dejar de pelear con mi hermano, pero cuando dejo de hacerlo me siento bien y sé que Dios me ha guiado. Feliz es la gente que detiene las peleas".
¿Cómo detenemos las peleas? Orando y escuchando a Dios, el Amor, y descubriendo la verdad espiritual que destruye todo temor que parece estar causando el problema. Todos somos los "hijos de Dios", el Padre-Madre único. Todos expresamos Su armonía, inteligencia y amor.
A veces lo único que se necesita para que las cosas se arreglen es un poco de aliento y la disposición de ponerse del lado del bien. "Un día estaba jugando con mi amiga Jenny", dice Lauren. "Cuando otra chica que se llama Elli se acercó a nosotras, Jenny trató mal a Elli y le dijo que se fuera. Le pregunté porqué había hecho eso, y me dijo que Elli no le gustaba porque la había tratado mal a ella. '¿Por qué no tratan de llevarse bien?', le dije, y hablamos más al respecto mientras entrábamos a la escuela. Al día siguiente vi que Jenny y Elli se hablaban como amigas, y me sentí muy feliz".
"Bienaventurados quienes traen armonía porque ellos serán bien reconocidos", agrega Melanie. Ella nos cuenta que un día cuando su mamá se había ido a caminar, ella estaba cuidando de su hermanito, quien había armado una casita en su habitación. "Miré adentro de la habitación y vi que debajo de todas las mantas estaba mi oso favorito, que es hermoso. Con calma le dije a mi hermano que tuviera cuidado con mi oso. Me sentí bien de ser una pacificadora".
Kim también dice: "Felices son los pacificadores porque ellos estarán en contacto con el bien". Por ser hijos de Dios, siempre estamos "en contacto con el bien", porque Dios está aquí mismo en este instante y en todo momento, dándote tranquilidad.
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
"Bienaventurados aquellos de quienes se burlan por hacer el bien, porque ellos sentirán la bondad de Dios", dice Lauren, al recordar una experiencia con su amiga Carissa durante el recreo en la escuela. "Vi que Carissa estaba con unos chicos, y fui a investigar. Cuando llegué, escuché que la estaban insultando. Me acerqué y me paré enfrente de Carissa y les dije a los chicos que se fueran. Lee Ann [otra chica que estaba allí] se empezó a reír de mí por tratar de defender a Carissa. Yo no presté atención a Lee Ann y hablé con los chicos. Cinco minutos después, se fueron. Yo me sentí bien de haber defendido a mi amiga".
A veces tenemos que oponernos con firmeza a los pensamientos equivocados acerca de cómo nos sentimos, del mismo modo que Lauren se opuso a la manera en que esos chicos trataban a Carissa. ¿Qué ocurre si los malos pensamientos dicen que estamos enfermos? Melanie nos cuenta que ella "tenía un fuerte dolor de cabeza. Estábamos en el coche, así que me molestaba mucho. Me apoyé en el regazo de mi mamá y oré: 'A sus ángeles mandará acerca de ti'. Véase Salmo 91:11. Al día siguiente tenía que ir a la escuela. Cuando me levanté esa mañana, mi mamá dijo: 'Ángeles, háganse cargo', y mi dolor de cabeza desapareció". Los ángeles son pensamientos de Dios, que nos ayudan a derrotar el error. ¿No es maravilloso descubrir que la enfermedad no es parte del reino de Dios, y que con Él estamos siempre a salvo?
"Feliz es la gente que se pone del lado de Dios", dice Lucy. "Si alguien estuviera en problemas, yo lo ayudaría", agrega Lindsey. "Felices son los niños que defienden a los demás, porque se preocupan por ellos. Ellos sentirán la bondad de Dios". Siempre podemos defender lo que es bueno y semejante a Dios. Cuando lo hacemos estamos honrando a Dios.
La Ciencia Cristiana da mucha importancia a las Bienaventuranzas y al Sermón del Monte. De hecho, en su libro Retrospección e Introspección, la Sra. Eddy lo llama "el sermón diamante".Ret., pág. 91. Si lees las Bienaventuranzas y las pones en práctica los domingos y todos los días, te mantendrás cerca de Dios y serás feliz y sano, y ayudarás a otros a hacer lo mismo.