El Mundo Está Despertando a la situación angustiante de las víctimas de la violencia, y ha empezado a tomar medidas para ayudar a borrar sus efectos dentro de la familia. ¿Por qué entonces centrar nuestra atención en perdonar a los agresores?
Porque las víctimas de la violencia familiar no pueden lograr la curación permanente, a menos que practiquen activamente el perdón cristiano. El perdón es una demanda espiritual tan importante que Cristo Jesús lo incluyó en el Padre Nuestro: "Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores". Mateo 6:12. Podríamos preguntarnos cómo sana el perdón los efectos de la agresión.
El perdón científicamente cristiano borra hasta la historia misma de la agresión. Borra de la mente las huellas que persisten en la memoria. Pone fin a los abusos. Sana a quienes cometen agresiones. Y es permanente.
Estas no son sólo vanas promesas. Las bendiciones que se manifiestan como resultado del verdadero perdón, están basadas en la ley divina. Dios es su autor. Al aplicar la ley del perdón de Dios a una situación agresiva, se logra la curación permanente.
Cuando Esteban, seguidor de Cristo Jesús, fue apedreado por los judíos enfurecidos dijo: "Señor, no les tomes en cuenta este pecado". Hechos 7:60. ¿Acaso percibió que actuaban tan injustamente debido a la ceguera espiritual que tenían respecto a Dios? Ciencia y Salud nos dice: "Nuestra ignorancia respecto a Dios, el Principio divino, es lo que produce la aparente discordancia, y comprenderlo a Él correctamente restaura la armonía".Ciencia y Salud, pág. 390. En otra parte dice: "La base de la discordia mortal es un concepto falso del origen del hombre".Ibid., pág. 262.
La oración es el camino para llegar al perdón que sana. La oración que nos eleva, nos libra de la desesperación y nos muestra cómo poner fin a la violencia en las familias. Esta "nueva" oración subordina nuestros pensamientos y experiencias a las leyes del Amor divino, Dios. La oración científica y cristiana introduce un concepto nuevo y radical del hombre, no como un pecador caído condenado a sufrir y haciendo a los demás víctimas, sino como la propia imagen y semejanza de Dios.
La oración es el camino para llegar al perdón que sana.
Puede parecer muy difícil apartarse del cuadro temible y tan lastimoso de la violencia familiar, y esforzarse por percibir al agresor como un hombre puro que jamás cayó, al hombre creado por Dios según el primer capítulo del Génesis. Sin embargo, ésta es la exigencia espiritual del perdón. La oración revela al hombre a la luz del Cristo, la Verdad, y la curación es el resultado inevitable. La solución adecuada para cada situación se manifestará naturalmente.
Esta ley puede aplicarse a las víctimas también. Dios nunca creó al hombre para que fuera una víctima indefensa ante los pecados de otros. El hombre creado a la imagen de Dios, es revelado como íntegro y completo, sin carencia alguna.
En una época estuve involucrada en un matrimonio violento. Años después del divorcio, yo seguía teniendo sentimientos destructivos de justificación propia, ira y temor. Aunque había superado gran parte de estos sentimientos — me había vuelto a casar y era muy feliz — no tenía una paz permanente.
Posteriormente, debido a circunstancias familiares, tuve que comunicarme telefónicamente con mi ex marido. Al principio se produjeron amargas y airadas recriminaciones, no obstante había orado previamente a nuestra conversación con la esperanza de resolver el problema y de que hubiera paz. Mentalmente me dirigí a Dios y la orden que recibí fue: "Perdónalo". Ignoré este mensaje angelical, pero se repitió con insistencia.
Frente a esto, lo acepté y humildemente obedecí a Dios, perdoné a mi ex esposo, simplemente abandoné todos esos sentimientos negativos. El cambio fue inmediato. Donde momentos antes la conversación había sido odiosa, ahora sólo reinaba la armonía. Hasta mi ex esposo se sorprendió de que no estuviera enojada. Desde entonces, el contacto entre nosotros ha sido feliz, como de viejos amigos. Esto ha sido una bendición enorme para nuestro hijo, quien ha podido restablecer una relación armoniosa con su padre.
Nunca más sentí enojo ni temor. Desaparecieron totalmente. Aun las memorias del maltrato se borraron, prevaleciendo las memorias agradables de esa época en mi pensamiento. La curación fue permanente a través de la ley de Dios que nos exhorta a perdonar.
No hay persona ni circunstancia que no se pueda sanar. No debemos aceptar el concepto del hombre caído, ya sea de agresor o de víctima. Adoptemos una posición firme a favor de la curación cristiana, la curación científica. Familias de todo el mundo serán bendecidas.
