Dios Ha Prometido a todos sus hijos seguridad y paz. La Biblia nos dice: "... mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de reposo". Isa. 32:18. Sin embargo, ¿es posible creer en esto cuando uno se siente atrapado en una relación explosiva, y siente que podría estallar si trata de escapar? Permítanme relatarles cómo encontré una solución.
Hace algunos años me encontré atrapada, junto con mis dos hijos en edad preescolar, en una situación aterradora. Mi esposo tenía problemas de empleo, que resultaban en profundas depresiones y cambios bruscos de humor. Mis hijos y yo sufríamos regularmente episodios de abuso verbal, los cuales con frecuencia se intensificaban y llegaban a ser violentos ataques de furia. Aunque él nunca nos golpeó físicamente, la amenaza siempre estaba presente. Durante esta experiencia tan penosa oré diligentemente, continué con mi trabajo en la iglesia y estudié a diario la Biblia y Ciencia y Salud. Oré partiendo de la base de que el hombre es, en realidad, la idea espiritual de Dios. En mis oraciones veía a toda mi familia, y a todas las familias, incluidas en el amor de Dios, reflejando la bondad, la gentileza y la paz de Dios. Con frecuencia una amiga Científica Cristiana oraba también por mí.
Recuerdo que un día particularmente funesto, cuando mi esposo salió de la casa totalmente fuera de sí, con un arma cargada en la mano, mi amiga me tranquilizó diciéndome: "No tengas temor". Esto puede parecer muy fácil de decir, pero yo sabía que ella quería significar algo mucho más profundo. Dios no ha creado una mente destructiva o inestable, capaz de aterrorizar a otros. Percibí con claridad que mi esposo era el amado y amoroso hijo de Dios, la única Mente, y reconocí que eso era lo único que él podía expresar. Dios, por ser bueno y bondadoso, no podía crear el opuesto de Sí mismo. Nosotros somos Su imagen refleja, la expresión misma de Su Mente. El siguiente párrafo de Ciencia y Salud me resultó particularmente útil, pues me ayudó a aferrarme a la identidad espiritual del hombre: "En la Ciencia el hombre es linaje del Espíritu. Lo bello, lo bueno y lo puro constituyen su ascendencia. Su origen no está, como el de los mortales, en el instinto bruto, ni pasa él por condiciones materiales antes de alcanzar la inteligencia. El Espíritu es la fuente primitiva y última de su ser; Dios es su Padre, y la Vida es la ley de su existencia".Ciencia y Salud, pág. 63.
El buscar y percibir "lo bello, lo bueno y lo puro" en la creación de Dios me llevó a sentir compasión y amor incondicional hacia aquellos que me rodeaban. Me di cuenta de que justamente en medio de toda esta terrible confusión, Dios, mi Padre, estaba con todos nosotros, cuidándonos y protegiéndonos. Dios estaba gobernando la situación, y así como Cristo Jesús calmó el mar embravecido, la presencia del Cristo eterno estaba trayendo por siempre paz a la humanidad (véase Marcos 4:35–39). Inmediatamente el temor que me embargaba se desvaneció y la crisis se disipó.
En ese momento supe que debía orar específicamente en busca de dirección. En el ambiente había demasiada tensión para los niños. Yo sabía que nuestro Padre estaba guiando cada paso de nuestro progreso. Su bondad nunca permitiría que fuéramos rehenes en un ambiente desdichado e inseguro. Dios es el Principio divino, el Amor, el cual por su naturaleza misma excluye todo lo que sea desemejante a Él. Me apoyé en esta verdad: "El Amor inspira el camino, lo ilumina, lo designa y va adelante en él".Ibid., pág. 454.
Al buscar estos verbos en el diccionario, encontré que inspirar significa "guiar o motivar a través de la influencia... divina". Iluminar significa "encender la luz". Designar significa "señalar... especificar"; ir adelante significa "orientar, dirigir el rumbo, yendo delante o acompañando". En ese momento supe que no estábamos solos en este viaje. El Amor divino nos estaba guiando a cada uno de nosotros, incluso a mi esposo, para que pudiéramos sentir más del orden, la armonía y la estabilidad que Dios nos estaba brindando. Las Lecciones Bíblicas semanales que se encuentran en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, eran reconfortantes e inspiradoras, y diariamente recurría a ellas en busca de dirección y fortaleza. Mis oraciones por mi esposo, por nuestro matrimonio, por los niños y por nuestra familia incluían el reconocimiento de que Dios es nuestro Padre-Madre, el verdadero Padre de cada uno de nosotros.
Durante esta época tenía licencia en mi trabajo como maestra para poder estar en casa con los niños. A fines del verano me sentí guiada a postularme para un empleo en un pueblo vecino, y al poco tiempo me ofrecieron el puesto. "Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados". Rom. 8:28. Cuando amamos a Dios, la bondad se manifiesta en nuestra vida. Nunca estamos inactivos ni confundidos, sino que somos libres para seguir progresando. Acepté agradecida el empleo, el cual me permitió tener independencia económica cuando la necesitara. Cualquiera fuera el camino que tuviera por delante, confié en que sería bueno.
A pesar de mi progreso, en ocasiones me sentía indefensa, y todavía luchaba contra la opresión del abuso verbal. A veces me sentía despreciable. Fue en ese entonces cuando asistí a una conferencia de la Ciencia Cristiana patrocinada por la iglesia de la cual soy miembro. El conferenciante habló sobre la parábola de Jesús del trigo y la cizaña (véase Mateo, cap. 13). En esta parábola un agricultor plantó buena semilla en su campo, pero junto con ella creció cizaña o mala hierba. Entonces el agricultor dijo a sus siervos: "un enemigo ha hecho esto", pero les instruyó que no arrancaran la cizaña, sino que la dejaran crecer juntamente con el trigo hasta la siega. Y en ese momento, el trigo sería recogido en el granero, y la cizaña quemada. Ciencia y Salud explica que el trigo representa lo que es real y la cizaña lo irreal. Dice: "Lo temporal y lo irreal nunca tocan lo eterno y lo real. Lo mutable y lo imperfecto nunca tocan lo inmutable y lo perfecto. Lo inarmónico y lo autodestructivo nunca tocan lo armónico y lo autoexistente. Esas cualidades opuestas son la cizaña y el trigo, que realmente jamás se mezclan, aunque (a la vista mortal) crezcan juntos hasta la cosecha; entonces la Ciencia separa el trigo de la cizaña mediante la comprensión de que Dios está siempre presente y que el hombre refleja la semejanza divina".Ciencia y Salud, pág. 300.
Esto me hizo comprender que mi vida nunca podía ser tocada por la destrucción o la desarmonía, porque mi vida verdadera estaba en Dios. Percibí por primera vez en muchos años mi verdadera valía como hija de Dios, y que nadie nos puede arrebatar esta herencia divina. No importa cuántas veces alguien lo llame inútil o estúpido; esto no hace que usted realmente lo sea. A los ojos de Dios, cada uno de nosotros es por siempre estimado.
Me di cuenta de que Él nos ha creado, a mí y a todos, para un propósito: reflejar a Dios — Vida, Verdad y Amor — en todo lo que hacemos. Había un importante trabajo que hacer, cumplir con ese propósito único que Dios había preparado para mí. También percibí que el propósito divino de cada persona incluye la capacidad para cumplirlo. Ese día cuando acabó la conferencia, me fui sintiéndome renovada, reanimada y victoriosa; de ningún modo una víctima. Ya no me sentí atrapada. Ya no sentí temor de que cualquier decisión que tomara traería como consecuencia el terror. Había logrado cierto dominio, y comencé a vislumbrar el camino que debía tomar.
Una noche muy tarde me desperté cuando mi esposo abusaba sexualmente de nuestra hija de cinco años. A la semana siguiente presenté la demanda de divorcio, y aunque mi esposo no estaba contento con esto, no reaccionó violentamente, ni yo tampoco sentí miedo. Una vez más el Amor divino estaba cuidándonos, guiándonos y mostrándonos el camino. El temor ya no pudo impedir que yo siguiera adelante. Ya no tenía poder ni influencia. La Biblia nos dice: "... el perfecto amor echa fuera el temor". 1 Juan 4:18. Esta experiencia así lo demostró. Cuando amé al hombre real, ya no sentí temor de su contrahechura, por más fuerte que gritara para atraer mi atención. Ya no había lugar para el temor en una consciencia inundada de Amor.
Meses después me otorgaron la custodia de los niños. Pudimos conservar nuestra casa. Trabajé como maestra durante tres años más, y luego conocí a un hombre maravilloso, y me casé con él. Es un padre amoroso y pronto pudo adoptar a los niños. Hemos compartido un hogar feliz y pacífico durante seis años y hemos sido bendecidos con el nacimiento de un tercer hijo. Él apoya nuestra práctica de la Ciencia Cristiana, y todos tenemos una relación de confianza y cuidado mutuos. Los niños están creciendo en su comprensión y demostración de las leyes de Dios.
A quien esté viviendo una situación de opresión, le digo: ¡Anímese!; "Su propósito cumple Dios".Himnario de la Ciencia Cristiana, N° 82. La libertad, la paz y la valía son innatos en usted, y son dones preciosos y permanentes que nos da nuestro Padre. El hombre de Dios nunca puede estar atrapado.