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Dejar de tomar no es dejar lo bueno

Del número de marzo de 1998 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

The Christian Science Monitor


Durante Mis Años de secundaria, comencé a beber alcohol con mis amistades en las fiestas. Muy pronto, llego a ser un hecho corriente que me emborrachara con mis amigos los fines de semana. pensaba que lo estaba pasando bien, hasta que una vez hice algo mientras estaba tomado que tuvo resultados desagradables. Y las consecuencias negativas parecieron tener resultados más permanentes que las mismas fiestas.

No sabia qué hacer. Un día me sentía completamente solo e inútil, recordé algunas de las cosas que había aprendido en la Escuela Dominical de la Christian Science, a la que mi madre me había llevado de vez en cuando de niño. Vi que teníamos un ejemplar de Ciencia y Salud. Comencé a leerlo y a aprender acerce de Dios y de mi identidad espiritual como su hijo amado. Poco a poco, y a medida que mi pensamiento comenzó a cambiar, mi vida empezó a arreglarse.

Me sentía tan satisfecho con lo que estaba aprendiendo, y de cómo las cosas se iban desarrollando, que quise hacerme miembro de La Iglesia Madre, y de la iglesia filial a la que estaba asistiendo regularmente. Sin embargo, la afiliación a la iglesia requiere que uno esté libre del consumo de alcohol y de medicamento, que uno haya sanado en este respecto. Pude comprender la razón de esto, porque la Christian Science sana sin medicación, y nos enseña a apoyarnos por completo en Dios para sentimos alegres y felices. La Sra. Eddy dice en Ciencia y Salud: “No hay placer en emborracharse, entontecerse o hacerse objeto de repugnancia; sino que queda un agudo recuerdo, un sufrimiento inconcebiblemente terrible para la dignidad del hombre”.Ciencia y Salud, págs. 406-407.

Yo quería realmente cumplir con los requisitos para ser miembro pero todavía me preguntaba si al dejar de tomar estaría dejando algo bueno. ¿Qué hay de malo con unos traguitos de vez en cuando? La Sra. Eddy escribe en Escritos Misceláneos: “La bebida fuerte es incuestionablemente un mal, y el mal no puede usarse con temperancia: su menor uso es abuso; de ahí que la única temperancia sea la abstinencia total”.Escritos Misceláneos, pág. 289. Ella dice mucho más sobre este tema, y yo estaba tratando de ser obediente al requisito de no beber alcohol.

No había bebido por bastante tiempo cuando me invitaron a una fiesta; asistí, y esa noche decidí tomar otra vez para ver si me estaba perdiendo algo bueno. ¡No lo pasé nada bien! Me descompuse, y en medio de ese malestar vi lo absurdo que era pensar que dejar de tomar, y de sentir ese mareo y esa sensación de pérdida de control que acompañan a ese estado, pudiera significar que uno deja de lado algo bueno.

Dios nunca nos pide que dejemos lo que es bueno. La Biblia nos dice en los Salmos que Dios “no quitará el bien a los que andan en integridad”. Salmo 84:11. Nunca volví a tomar después de eso. Y nunca más sentí como si hubiera renunciado a algo bueno. Después de esa experiencia asistí a fiestas y no bebí más. Y me he divertido más de lo que jamás me llegué a imaginar. El primer capítulo del Génesis nos dice que el hombre es hecho a imagen y semejanza de Dios. De modo que si somos semejantes a Dios podemos expresar la alegría de Dios en todo momento y dondequiera que estemos.

No sentí mucha presión de mis amigos para que volviera a tomar. Algunos de mis amigos me confesaron que estaban contentos de que pudiera divertirme tanto sin beber. Pienso que eso fue porque mi interés principal era agradar a Dios. Realmente no me importaba si mis amigos aprobaban o no lo que hacía, porque lo importante era ser obediente a Dios.

Con el tiempo mis amistades cambiaron, y los amigos que hoy tengo no toman. En vez de asistir a fiestas donde la bebida es lo principal, hoy realizo otras actividades como esquiar, bucear, volar y caminar. La Christian Science me mostró lo que realmente es hacer y sentirse bien.

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