Hace poco, un representante de la revista Christian Science Sentinel habló con el diputado estadounidense
sobre el tema de la honestidad. Este es un extracto de sus conceptos.La Mayoría de la gente que ha demostrado tener altas normas éticas, las ha ido desarrollando a lo largo del tiempo, desde su niñez. Pienso en mis padres; a ellos jamás se les hubiera ocurrido hacerme decir, al atender el teléfono: “Lo siento, pero mi mamá y mi papá no están”, estando ellos en casa. Hubiese sido una tremenda ironía escuchar, por un lado, sus consejos acerca de la importancia de decir siempre la verdad y por el otro, hacerme decir una mentira, aunque ésta no tuviese mayor trascendencia.
No es solo lo que los padres nos enseñan, sino también cómo actúan en su propia vida. Desde que conozco a mi padre, en una sola ocasión lo vi luchar para determinar si había hecho algo carente de ética. Cuando yo tenía dieciséis años, mi padre me acompañó a sacar un permiso para conducir. El requisito básico consistía en haber conducido 500 millas en compañía de la persona que gestionaba el permiso.
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