Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Los ángeles están siempre con nosotros

Del número de marzo de 1998 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


He confiado en los Ángeles de Dios para guiarme en cada etapa de mi vida. Cuando era niña, estudié de memoria la definición espiritual de ángeles de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy: “Pensamientos de Dios que vienen al hombre; intuiciones espirituales, puras y perfectas; la inspiración de la bondad, de la pureza y de la inmortalidad, que contrarresta todo mal, toda sensualidad y toda mortalidad”.Ciencia y Salud, pág. 581. Tuve una experiencia que me hizo recordar “la inspiración de la bondad”.

Unos días antes de Navidad viajé a una ciudad que nunca había visitado. El último tramo de mi viaje iba a ser por tren suburbano, hacia una gran ciudad metropolitana. Ya estaba oscuro cuando el autobús del aeropuerto me dejó en la estación del tren. Mientras compraba mi boleto, un tren llegó y se fue. Puesto que esta estación era utilizada por el tren suburbano y por los ferrocarriles nacionales, la gente dijo: “Va a haber otro tren pronto”.

Sin embargo, pronto me quedé sola en la plataforma, sintiéndome angustiada, con frío y lamentando profundamente el tipo de transporte que había elegido. Había sido un largo día. Me estaba sintiendo bastante desalentada cuando me vino el pensamiento: “Podrías cantar himnos”. Recordé las muchas veces que los himnos me habían consolado. Me vinieron a la mente las siguientes palabras de un himno, recordándome el cuidado de Dios: “Él sabe qué necesitáis; Sus ángeles vendrán y a todos guardarán”.Himnario de la Christian Science, Nº 9.

En ese momento, una señora apareció arriba en la escalera que bajaba a la plataforma. Cuando bajó, le pregunté si sabía a qué hora llegaría el próximo tren, sacó el horario de trenes y me dijo que el próximo iba a llegar en cuarenta y cinco minutos. Yo tenía tanto frío que casi no podía sentir los dedos de los pies. Platicamos por unos minutos y me dijo que habría una parada no programada, de un tren que iba a mi destino. Ella era empleada de los ferrocarriles, e iba a substituir a un compañero de trabajo en ese tren. Se ofreció a pedirle al conductor permiso para que yo abordara ese tren con ella.

En pocos minutos el tren entró en la estación, y pronto me encontré sentada confortablemente en un cálido vagón de pasajeros, en el tramo final de mi viaje. Sentí como que había sido tocada por un ángel. Recordé un versículo de la Biblia de Éxodo: "He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado”. Me sentí asombrada por la forma en que este versículo se había cumplido.

Cuando le conté a una compañera de asiento sobre esta experiencia en el vuelo de regreso, ella dijo: “Fue muy afortunada de que ella haya aparecido”. Pero para mí, no fue cuestión de suerte ni de coincidencia, sino más bien la evidencia de “la inspiración de la bondad”, de la intuición espiritual, expresadas por esa mujer que me acompañó.

Cuando calmé mi angustia, oré y estuve alerta en espera de la respuesta de Dios, mi necesidad fue satisfecha. Más tarde estuve pensando: ¡Cuántas veces más sería bendecida cada día si escuchara con mayor atención los mensajes angelicales! Siempre que nos sentimos solos, inseguros, o abrumados, Dios ya está cuidando de nosotros, y enviará el mensaje que necesitemos escuchar de la manera en que lo podamos comprender. Ya sea que estemos en una solitaria plataforma de tren o en medio de una ruidosa ciudad llena de gente, Sus ángeles nos acompañan a todas partes.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / marzo de 1998

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.