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Una introducción a la Biblia

Jacob y José los miembros de una familia dividida se vuelven a reunir

Del número de marzo de 1998 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿Tienes Un Hermano O Hermana? ¿Compiten a veces para ver quién es mejor, más inteligente o rápido? Tal vez pienses que tu mamá o papá a veces favorece a uno de ustedes en lugar de al otro. Algo parecido le ocurrió a Jacob y más tarde a su hijo José. Había mucha rivalidad entre los hermanos en sus familias. Pasado el tiempo, no obstante, se reconciliaron o se amigaron nuevamente, que era lo que Dios quería que ellos hicieran. Puedes leer todo respecto de Jacob y José en el Génesis capítulos 25 al 50 en la Biblia.

Jacob y Esaú

Jacob tenía un hermano mellizo que se llamaba Esaú. Puesto que Esaú había nacido primero, iba a recibir una bendición especial de su padre, Isaac. Pero Rebeca, la madre de Jacob y Esaú, pensaba que Jacob era el que debía recibir la bendición. Rebeca lo ayudó a engañar a su padre, que estaba casi totalmente ciego, para que creyera que Jacob era Esaú. De modo que Isaac bendijo a Jacob en lugar de a Esaú. Cuando Esaú descubrió lo ocurrido se enojó mucho con Jacob y dijo que lo mataría. Jacob se escapó y fue a Harán, donde vivía su tío Labán.

La escalera al cielo

Cuando estaba de camino, Jacob tuvo un sueño una noche. Vio una escalera que llegaba al cielo. Los ángeles subían y bajaban por ella. Y una voz dijo: “Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu des descendencia”. La voz también dijo: “He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiere que fueres”. Gén. 28:13, 15. Le resultan familiares estas palabras El abuelo de Jacob, Abraham, y su padre Isaac también habían recibido las promesas de Dios que les decían que Él les daría tierra y que siempre estaba con ellos. Es por ese motivo que posteriormente a Abraham, Isaac y Jacob se los llama los tres grandes padres del pueblo hebreo.

Jacob y Raquel

En Harán, Jacob se enamoró de la hija de Labán, Raquel. Labán hizo que Jacob trabajara siete años para poder casarse con Raquel. Pero al término de esos siete años, Labán engaño a Jacob. En la noche de bodas, Labán envió a Lea, su hija mayor, a Jacob en lugar de Raquel. Labán dijo que lo hizo porque era costumbre que la hija mayor se casara antes que la menor. También era costumbre en aquellos días que los hombres tuvieran más de una esposa. De manera que Jacob trabajó otros siete años para Labán para poder casarse con Raquel también.

Tiempo después, Jacob tomó a sus esposas, hijos y sirvientes, así como todas sus pertenencias, y regresó a Cannaán. Jacob se quería reconciliar con Esaú.

Jacob lucha con el ángel

Cuando Jacob escuchó que Esaú venía en camino con cuatrocientos hombres para encontrarse con él, se asustó muchísimo. Pasó la noche solo en oración. Entonces un extraño se le apareció, que era un ángel de Dios, y Jacob luchó con él hasta que amaneció. Entonces, el ángel le dio a Jacob el nuevo nombre de Israel y le dijo: “Porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido”. Gén. 32:28. Israel significa “el que lucha con Dios”. Jacob se dio cuenta de que había visto a Dios “cara a cara” y superó sus temores. Después de esta lucha, la reunión de Jacob con Esaú fue muy feliz, y Esaú recibió con alegría a Jacob de nuevo en su hogar.

Los hijos de Jacob

Muy pronto después de haber regresado a Canaán, Raquel, la amada esposa de Jacob, dio a luz a Benjamín y luego murió. Jacob tuvo un total de doce hijos, que serían conocidos como las doce tribus de Israel.

Jacob quería mucho a José —el hijo mayor de Raquel—, más que a sus otros hijos, y le hizo un saco de colores muy especial. Los hermanos de José estaban muy celosos y hasta querían deshacerse de José. Un día, se enojaron tanto con él que lo arrojaron a una cisterna vacía y luego lo vendieron como esclavo a un grupo de mercaderes madianitas. Los hermanos le dijeron a su padre que a José lo había matado una bestia salvaje.

José en Egipto

José había aprendido a confiar en Dios y esto probó ser su gran fortaleza ante todas las dificultades que le esperaban. Los mercaderes llevaron a José a Egipto. Allí lo vendieron a Potifar, un capitán de la guardia de Faraón, soberano de Egipto. Potifar muy pronto comprendió que Dios estaba con José porque todo lo que él tocaba prosperaba. De modo que Potifar puso a José a cargo de su casa.

La esposa de Potifar trató de tentar a José para que se acostara con ella como si fuera su esposo. Pero José se negó a hacerlo. Él no quería pecar ante Dios. Pero la negativa de José enojó mucho a la esposa de Potifar, entonces ella dijo mentiras acerca de José y Potifar le creyó y envió a José a prisión.

Los sueños de Faraón

Dos años después, Faraón tuvo dos sueños. En el primer sueño, había siete vacas gordas y saludables y luego siete vacas flacas y enfermas que se comían a las primeras. En el segundo sueño había siete espigas hermosas y llenas de granos y luego siete espigas menudas y marchitas que se comían a las primeras. Ninguno de los magos de Egipto pudo decirle a Faraón lo que significaban esos sueños. Finalmente, Faraón mandó llamar a José porque le habían dicho que podía interpretar sueños.

José le dijo a Faraón que habría siete años de gran abundancia en Egipto, seguidos de siete años de mucha miseria y hambre. Faraón comprendió que la sabiduría de José había venido de Dios, por lo cual nombró a José gobernador de todo el país. Y así como José había predicho, llegaron los siete años de abundancia y luego los siete años de hambruna. Pero José había organizado a la gente y había guardado granos en silos para esos años, de modo que había alimento en Egipto, mientras en otros países la gente se moría de hambre.

La familia se vuelve a reunir

En Canaán, Jacob y su familia oyeron decir que en Egipto había alimento, de manera que envió a sus hijos a que compraran granos. José reconoció a sus hermanos de inmediato, pero ellos no le reconocieron. Y no fue sino hasta que sus hermanos vinieron por segunda vez a comprar granos que les dijo quien era. José les dijo a sus hermanos que no se sintieran mal por haberlo vendido a los mercaderes, porque había sido la voluntad de Dios. Les dijo: “Para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros”. Gén. 45:5. José invitó a su padre, sus hermanos y sus familias a que vinieran y se quedaran con él en Egipto. Ellos se establecieron en a tierra de Gosén. Fue así como los hijos de Jacob, o Israel, fueron a vivir a Egipto.

El próximo mes en el Heraldo podrás leer acerca de los esfuerzos que hizo el pueblo judío para salir de Egipto y regresar a la tierra que Dios les había prometido.

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