Siempre fui un inconforme. Cuando era adolescente me sentía muy orgulloso de ser así. Nadie podía obligarme a hacer lo que yo no quería hacer. Pero entonces me encontré en la universidad dando un examen oral. Por primera vez, comencé a dudar de que fuera realmente un pensador independiente.
Había unos quince estudiantes dando el examen conmigo. La profesora nos pidió que votáramos para ver qué aparecía en varios diagramas, gráficos, palabras, cuadros y diseños que ella nos mostraba.
—¿Cuántos círculos hay en esta figura? —preguntó.
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