Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Con su oración fue protegida

Del número de octubre de 1999 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Era de noche, tarde, y acababa de salir de la facultad. Caminé unas cuadras hasta la parada y esperé, como siempre, a que viniera mi ómnibus. Ya era casi la medianoche y la parada se encontraba algo oscura. De pronto vi que un hombre, que no me inspiró mucha confianza, se acercaba por detrás, y comencé a ponerme un poco tensa.

Inmediatamente empecé a orar el “Padre Nuestro”. Razoné que el Padre era nuestro, de todos por igual; no era más mío que del hombre que se acercaba, y viceversa. Eso significaba que había un único Padre-Amor, que nos amaba a los dos por igual, y un único Amor al que ambos podíamos reflejar y expresar.

De pronto el hombre dio un giro, se desvió y se alejó de mí. Yo me quedé muy contenta al ver el resultado inmediato de una simple oración; muy contenta y muy embelezada con la pequeña victoria.

Iniciar sesión para ver esta página

Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / octubre de 1999

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.