¿La clasificación de latino, anglo, africano, eslavo o asiático describen en realidad lo que usted es? Esa clasificación dista mucho de captar la esencia de su inteligencia y carácter. Lejos de ser descriptiva, sólo es como una camisa de fuerza mental y emocional.
La Christian Science, por otro lado, revela que cada uno de nosotros es completamente espiritual, la imagen y semejanza del Espíritu infinito, bendecido con ilimitadas habilidades espirituales. Cuando nos vemos a nosotros mismos de esta manera liberamos el pensamiento de las restricciones que imponen los rótulos raciales y culturales.
En la Biblia, un escritor del Nuevo Testamento nos alienta a descubrir nuestra verdadera identidad espiritual. Nos pide: "[Despojáos] del viejo hombre con sus hechos" y "[revestíos] del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos". Colosenses 3:9—11.
En realidad, el Cristo, la idea espiritual de Dios, es lo que constituye la identidad que Dios nos otorga. Más que ser el título de Jesús, el Cristo era el ánimo espiritual de Jesús, el espíritu de amor sanador que lo animaba. Y es justamente este ánimo espiritual del que somos herederos como hijos de Dios. Ni raza, ni cultura, ni genética, ni sociología, ni psicología, ni fisiología algunos, puede hacer justicia a este Cristo. De manera que éstos no pueden explicar quiénes somos realmente.
La unidad que trasciende las diferencias culturales y raciales, está basada en el hecho de que cada uno de nosotros es el hijo de Dios. La comprensión de esto reemplaza las actitudes de superioridad, inferioridad, exclusividad, separación y alienación racial, con la hermandad espiritual. La gente de todo el mundo necesita sentir esta hermandad en sus corazones. Esto no se puede lograr simplemente con agendas políticas, sino permitiendo que el pensamiento individual ceda a Dios, quien es Amor. Y la expresión de este Amor constituye el verdadero ser de todos.
Aunque la equidad y la igualdad pueden a menudo parecer estar ausentes del ambiente humano, podemos estar agradecidos porque nuestros derechos divinos están apoyados por el Principio que es Dios. Estos derechos divinos nunca están ausentes de nuestra vida. La supremacía y la totalidad del gobierno divino hacen que se cumplan. La comprensión de esto nos ayuda a triunfar sobre toda forma de injusticia.
Durante mi último año de licenciatura, me sentía frustrado y con miedo porque un profesor de renombre siempre me negaba la oportunidad de expresarme en las discusiones de clase. Era una materia donde el 80% de la calificación dependía de la participación en clase. Yo había hablado con él en privado varias veces sobre mi deseo de participar. Entonces me aseguraba que la próxima vez me llamaría, pero llegado el momento volvía a ignorarme. Ya habían pasado tres cuartos del semestre, sin que mejorara la situación. Para ese entonces sentía una gran irritación hacia él porque sospechaba que su actitud estaba motivada por cuestiones raciales. Además sentía que había perdido toda posibilidad de obtener una buena calificación debido a este trato injusto.
Mientras oraba para liberarme de todo enojo, llegué a sentir una profunda confianza en Dios. A continuación de esto me sentí repentinamente inspirado al efectuar la tarea que el profesor nos había dado para el día siguiente. Las ideas me venían tan rápido que apenas las podía escribir. Sintiendo que Dios me guiaba, pedí permiso al profesor para que me dejara comenzar la clase con mi presentación de problemas y soluciones relacionados con el caso para ese día. Él aceptó, y me fue mejor de lo que esperaba.
El profesor casi no podía contener su entusiasmo. Les dijo a los estudiantes que el análisis que yo había presentado fue el mismo que él había presentado hacía 10 años cuando era consultor para la industria privada. Este incidente mejoró totalmente nuestra relación. No sólo recibí una excelente calificación en la clase, sino que un año después de graduarme este profesor con mucha amabilidad me escribió una recomendación.
Ya sea que el prejuicio del profesor en contra mío haya sido motivado o no por mi raza, deja de ser importante cuando se ve el poder sanador de la Verdad. Lo que hizo que se manifestara la justicia del Amor en esa situación fue que acepté que su identidad espiritual y la mía, son reflejos de la única Mente infinita. Como expresiones de esta Mente, ambos expresamos la misma inteligencia, amor y bondad divinos. Y esto se manifestó claramente en lo ocurrido.
Jesús juzgaba a todos teniendo presente la herencia espiritual de cada uno. De igual manera la Christian Science hoy revela la sustancia e identidad espirituales de cada hombre, mujer y niño sobre la Tierra. Responde a la pregunta "¿Quiénes somos?", declarando que somos hijos totalmente espirituales del único Dios, que reflejamos Su inteligencia, belleza y diversidad infinitas.
