Mi Vida Como Mujer se ha visto colmada de actividad por el matrimonio y la familia, así como por la educación en el seminario y mi ordenación como ministro en la denominación a la que me uní con mi esposo. Han sido años muy productivos. Sin embargo, yo sentía un anhelo interior por algo más profundo, que me satisficiera más. Este anhelo me llevó al estudio de la oración, y comencé a orar con empeño por aquello que no conocía. Leí incontables libros sobre la oración, y estuve en retiros prolongados que le daban distintos enfoques, ofrecidos por mi denominación.
Pronto descubriría que mi anhelo interior era el de conocer a Dios mejor por medio de la oración.
Pronto descubriría que mi anhelo interior era el de conocer a Dios mejor por medio de la oración, y que este deseo estaba siendo formado y guiado por Dios, aun antes de que me diera cuenta de ello.
Hace algunos años, me hice un examen físico de rutina y una de las pruebas, el mamograma, dejó al médico con algunas dudas. Me hicieron otro examen pero los resultados fueron inconclusos. Me dijeron que debía regresar en un mes para que me tomaran más rayos X. Me atemoricé muchísimo porque sabía que esos exámenes se hacían para detectar cáncer. A pesar de que no había evidencia concreta del problema, mi temor se intensificó.
Al día siguiente del examen, mientras preparaba la cena, me llegó un pensamiento tan claramente, que fue como si hubiese escuchado las palabras "Llama a un practicista". Mi respuesta fue "¿Qué?"
Yo ya conocía el trabajo de los practicistas de la Christian Science, porque cuando era niña una amorosa maestra de música me invitó a que asistiera a la Escuela Dominical de la Christian Science. Como yo estaba asistiendo por mi cuenta a varias iglesias de mi vecindario, acepté con mucho agrado la invitación, y asistí a la Escuela Dominical hasta los doce años, cuando nos mudamos a otro vecindario.
Decidí llamar a una practicista y ella pacientemente me habló sobre los conceptos que había aprendido de niña, y me explicó, cuando le pregunté, en qué consiste un tratamiento en la Christian Science. Es tener una confianza absoluta en la oración para obtener la curación. Me di cuenta de que lo necesitaba no sólo por el temor que sentía, sino también por mi salud.
A petición mía la practicista comenzó a orar por mí y saqué de un estante el libro que hacía años me había dado mi maestra de música, Ciencia y Salud, y comencé a estudiarlo. ¡Qué tranquilidad me trajo leer estas reconfortantes palabras: "El Amor sostiene al corazón que lucha, hasta que cese de suspirar por causa del mundo y empiece a desplegar sus alas para remontarse al cielo"! (Ciencia y Salud, pág. 57). Sentí como que verdaderamente extendía mis alas y me elevaba hacia el cielo.
El tratamiento de la practicista, junto con mi estudio de Ciencia y Salud y la Lección Bíblica (que aparece en el Cuaderno Trimestral de la Christian Science) me ayudaron a ver que Dios es el único poder, y que ni el temor ni el cáncer venían de Dios. La Sra. Eddy también escribe en Ciencia y Salud: "La comprensión, aun en cierto grado, del Todopoder divino destruye el temor y planta nuestros pies en la senda verdadera — la senda que conduce hacia la casa no hecha de manos, 'eterna, en los cielos'" (pág. 454). Al aferrarme a éstas y otras verdades, el temor disminuyó. ¡Las placas de rayos X que me tomé tiempo después mostraron una condición completamente normal!
Después de varios años de estudio y oración, me sentí guiada a dejar mi antigua denominación para dedicarme de lleno a la Christian Science y a la obra que realiza en el mundo. Para mí ha sido una época asombrosa, durante la cual he sentido el cuidado constante de Dios, de manera que puedo declarar con el Salmista: "Por cuanto me has alegrado, oh Jehová, con tus obras; en las obras de tus manos me gozo" (Salmo 92:4).
Aunque he tenido muchas curaciones desde que volví a la Christian Science, hay dos que figuran como claros símbolos del imperecedero amor de Dios.
Por muchos años sufrí de alergias tan severas que aprendí a anticipar el tiempo que estaría en cama sin trabajar en mi ministerio. Me habían dicho que las alergias eran de temporada, pero con el correr de los años empezaron a ocurrir durante todo el año, cada vez con más frecuencia. Una vez que Ciencia y Salud se convirtió en mi constante compañero, me di cuenta de que habían pasado varios meses, incluyendo la porada de alergias, durante los que no tuve síntoma alguno de la enfermedad. Me di cuenta de esto pero sólo le presté atención meses más tarde, cuando pasó otra temporada de alergias sin un sólo síntoma. ¡He estado libre de alergias por más de cuatro años!
La segunda curación tuvo que ver con palpitaciones irregulares que a menudo me dejaban débil y con la sensación de que me desmayaba. Por muchos años yo había sufrido de esos síntomas, cuya severidad aumentó con el tiempo. Esto me causó miedo de que me diera un ataque mientras manejaba, pudiendo causarme lesiones a mí misma o a otras personas. Pero hace más de un año que me di cuenta de que también estaba libre de este problema.
El estudio y la práctica de la Christian Science, descubierta por la Sra. Eddy, han satisfecho los anhelos de mi corazón, y tengo la inspiración todos los días, de buscar a Dios para que me dé más entendimiento y dirección. De acuerdo con la parábola de Jesucristo sobre el sembrador (véase Mateo 13:3–8), las semillas de la Christian Science cayeron en buena tierra (hace muchos años cuando era niña), y ahora están dando fruto.
Richardson, Texas, E.U.A.
