de Hollywood, California, E.U.A.
Hace Unos Años, mi familia y yo nos vimos en medio de un terremoto bastante destructivo en la ciudad de Los Ángeles y sus alrededores. Cuando fuimos despertados como a las cuatro y media de la mañana, corrimos a recoger a nuestra bebé, que tenía apenas unos cuatro meses, y nos pusimos a orar con devoción. La verdad es que la bebé y nosotros rápidamente sentimos la protección divina, aunque el terremoto fue tan fuerte que todo se movía con violencia.
Para nosotros fue natural ponernos a orar, basándonos en la comprensión de que Dios siempre está presente en nuestra vida, una comprensión que hemos practicado y demostrado durante muchos años. Este entendimiento no depende de que yo sea una persona buena o santa, sino de que Dios es el Amor que lo abarca todo.
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