Soy Arquitecta, y en ocasiones tengo que inspeccionar los posibles sitios de construcción con el fin de obtener los recursos necesarios para realizar mis proyectos. En una ocasión fui a un lugar muy inhóspito. Yo no sabía que el área estaba cubierta con maleza tan alta, que me llegaba hasta la cintura, y en donde ni siquiera había un camino por el cual ir. Mis colegas tenían pantalones y botas, mientras que yo, la única mujer del grupo, vestía falda y sandalias.
Íbamos caminando entre la maleza, cuando de repente sentí una fuerte picadura en el pie; el dolor fue tan intenso, que las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos. Sin embargo, en el momento de la picadura me vino a la mente un pasaje de Ciencia y Salud, que dice: "Todas las criaturas de Dios, moviéndose en la armonía de la Ciencia, son inofensivas, útiles e indestructibles" (pág. 514). Me dije que sólo las criaturas de Dios podían estar allí, y esta idea me ayudó a superar el temor. No les comenté nada a mis colegas para no preocuparlos.
Tan pronto llegué a casa, tomé un baño y limpié el lugar de la picadura. Todavía sentía mucho dolor. No podía impresionarme por la apariencia de la herida, porque sabía que Dios es el único poder verdadero; el haberlo hecho hubiera implicado la existencia de un poder maligno. Un pasaje de Ciencia y Salud me ayudó enormemente al orar. La primera frase dice: "No hay vida, verdad, inteligencia ni sustancia en la materia" (pág. 468). Me repetía todo el pasaje, que conocía de memoria, pensando en su profundo significado. Con esto, el dolor desapareció inmediata y completamente. En tres días ya no había ningún vestigio de la picadura, ni hubo ningún efecto secundario.
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