Soy Arquitecta, y en ocasiones tengo que inspeccionar los posibles sitios de construcción con el fin de obtener los recursos necesarios para realizar mis proyectos. En una ocasión fui a un lugar muy inhóspito. Yo no sabía que el área estaba cubierta con maleza tan alta, que me llegaba hasta la cintura, y en donde ni siquiera había un camino por el cual ir. Mis colegas tenían pantalones y botas, mientras que yo, la única mujer del grupo, vestía falda y sandalias.
Íbamos caminando entre la maleza, cuando de repente sentí una fuerte picadura en el pie; el dolor fue tan intenso, que las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos. Sin embargo, en el momento de la picadura me vino a la mente un pasaje de Ciencia y Salud, que dice: "Todas las criaturas de Dios, moviéndose en la armonía de la Ciencia, son inofensivas, útiles e indestructibles" (pág. 514). Me dije que sólo las criaturas de Dios podían estar allí, y esta idea me ayudó a superar el temor. No les comenté nada a mis colegas para no preocuparlos.
Tan pronto llegué a casa, tomé un baño y limpié el lugar de la picadura. Todavía sentía mucho dolor. No podía impresionarme por la apariencia de la herida, porque sabía que Dios es el único poder verdadero; el haberlo hecho hubiera implicado la existencia de un poder maligno. Un pasaje de Ciencia y Salud me ayudó enormemente al orar. La primera frase dice: "No hay vida, verdad, inteligencia ni sustancia en la materia" (pág. 468). Me repetía todo el pasaje, que conocía de memoria, pensando en su profundo significado. Con esto, el dolor desapareció inmediata y completamente. En tres días ya no había ningún vestigio de la picadura, ni hubo ningún efecto secundario.
"El mejor sermón que jamás se haya predicado es la Verdad practicada y demostrada en la destrucción del pecado, la enfermedad y la muerte" (Ibid., pág. 201). Durante las vacaciones del año pasado, mi madre y yo tuvimos la oportunidad de demostrar la Verdad más de una vez.
Habíamos aprovechado una buena parte de las vacaciones para estudiar la Christian Science, pero en el momento de preparar el almuerzo, estábamos conversando sobre otros temas. Yo estaba preparando la ensalada mientras ella freía el pescado. Cuando terminó, dijo que guardaría el aceite caliente para que mi prima pudiera freír el resto del pescado para ella y su esposo, cuando regresaran de la playa. Mientras mi madre hablaba, fue a mover la sartén y se le cayó, derramándosele el aceite hirviendo sobre las piernas. Ella gritó por el dolor y el susto.
Le dije que permaneciera calmada, asegurándole que su verdadera naturaleza era espiritual. Afirmé que en la Mente divina no hay accidentes, y empecé a repetir lentamente y en voz alta las palabras de Ciencia y Salud que cité antes; también mi madre las repitió. En cuanto terminamos de hacerlo, ella sólo pidió un trapo para limpiarse el aceite de las piernas. Cuando mis primos regresaron de la playa, no dijimos nada de lo que había sucedido.
Días después, vi que mi madre le mostraba a mi primo sus piernas completamente libres de cualquier indicio de quemadura, expresando mucha gratitud a Dios y a la Christian Science.
También deseo expresar gratitud por todas las curaciones que hemos tenido simplemente por la renovación de nuestra mente, como nos aconseja Pablo (véase Rom. 12:2). Una de estas curaciones fue de un severo ataque de rinitis alérgica durante el invierno, que desapareció sin darme cuenta. A mi madre le desaparecieron unos callos dolorosos que tenía en la planta de los pies. No se realizó una oración específica en ninguno de estos dos casos, sino que las curaciones fueron el resultado natural de nuestro progreso espiritual.
Estoy muy agradecida por estas curaciones y por las muchas bendiciones que mi madre y yo recibimos del estudio y la práctica de la Christian Science.
Sao Paulo, SP, Brasil
Soy la madre mencionada en el anterior testimonio, y los hechos ocurrieron exactamente como los relató mi hija.
