Hay Muchas Cosas que consideramos importantes, y que merecen nuestra constante atención. Simplemente los detalles y actividades de la vida diaria, pueden ocupar todo nuestro tiempo, hasta que nos damos cuenta de que quizás hemos descuidado precisamente aquello que más nos beneficia. Cuando nuestra vida está tan ocupada, parece difícil agregar otra cosa o darnos un poco más de tiempo para hacer algo nuevo, por más importante que sea.
En realidad, existe un lugar donde podemos darle tiempo a lo que es verdaderamente importante; ese lugar es el pensamiento. Ahí siempre podemos hacer un hueco por más ocupados que estemos. Siempre podemos hacer una pausa mental y escuchar el mensaje que Dios tiene especialmente para cada uno de nosotros en ese momento, y dar lugar a las leyes morales y espirituales que nos ha mostrado Cristo Jesús, y orar con humildad.
Los innumerables aspectos de la vida no necesitan competir con el tiempo requerido para reflexionar; de hecho pueden ir de la mano. Tengo un amigo que lee una página de Ciencia y Salud, esperando su turno para pagar en el supermercado, y otra página mientras espera para cargar de gasolina su automóvil.
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