Parecería que hay algunas lecciones que nunca terminamos de aprender; tal es el caso del perdón. Ciertamente el perdón es una de las lecciones más importantes, y la mayoría de nosotros tenemos muchas oportunidades de practicarlo. El perdonarnos mutuamente es esencial para mantener el gozo, la paz y el bienestar; para elevar nuestra autoestima y dignidad; y para conservar nuestra salud.
Hay un proverbio árabe sobre el tema, que expresa gran sabiduría: "Anota en la arena lo malo que te hagan, y en mármol lo bueno que te suceda. Deja el resentimiento y las represalias, que te empequeñecen, y practica la gratitud, que te engrandece".Prayers for Healing: 365 Blessings, Poems and Meditations from Around the World, Maggie Oman, ed. (Berkeley, Calif.: Conari Press, 1997), pág. 249.
Estas palabras no sólo son sabias, sino inspiradoras. Nadie quiere empequeñecerse; por el contrario, todos queremos crecer, mejorar y fortalecer nuestro carácter. Todos queremos sentir que nuestras vidas van teniendo más sentido, y no que se van haciendo mezquinas. He hablado con gente que se ha enfermado físicamente por el resentimiento, pero también he visto gente que a través de la oración ha recurrido a Dios, y mediante la acción transformadora del Cristo, la Verdad, ha dejado de sentir resentimiento. Sanaron cuando expresaron más perdón, gratitud y gozo.
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