Esta Frase que aparecía en el letrero de una tienda, me llevó a pensar en lo que realmente es el ingreso.
Generalmente se piensa en el ingreso en relación al sueldo, sin embargo, es mucho más que eso. Todos tenemos un ingreso espiritual que Dios nos da, y que consiste en la abundante y constante provisión de buenas ideas procedentes de la Mente divina.
Si pensamos en el ingreso sólo en términos de dinero, nuestra vida estará dirigida y limitada por lo que aparezca en nuestro estado de cuenta bancario. Parecería que para tener un mejor nivel de vida necesitamos más dinero, es decir, más materia; pero lo que realmente necesitamos es estar atentos y escuchar las ideas que nos está enviando Dios. En otras palabras, nuestra verdadera necesidad es comprender mejor nuestra relación con Dios, el Amor divino, y ver lo que ya nos está dando. Al utilizar las ideas que vienen de Dios, veremos que son satisfechas nuestras necesidades humanas en cuanto al alimento, el hogar o el empleo. Aun cuando no tengamos ni un centavo, hay una idea correcta de Dios que satisface nuestras necesidades.
Sólo Dios es la fuente de todo el bien; y siendo Dios Espíritu, todo el bien debe ser espiritual. Dios está constantemente derramando estas bendiciones espirituales a Su amado hijo, el hombre. Si Dios cuidara a Sus hijos sólo ocasionalmente, esto sería un remedo del Amor perfecto que es Dios.
Si pensamos que tenemos que esforzarnos para encontrar el bien, es porque estamos pensando que tenemos que esforzarnos para encontrar a Dios. Esta forma de pensar viene de la creencia de que Dios y el hombre están separados, pero esto es imposible. Dios no está lejos de nosotros ni está distraído; Él siempre está presente y es fiel; y está revelando continuamente Su presencia a Su creación. La Biblia es en gran parte la historia de la declaración y la demostración del amor y el afecto de Dios por el hombre. En Isaías leemos: "No se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti". Isaías 54:10. Otra versión lo traduce como: "Nunca te abandonará mi amor, y mi pacto respecto a tu bienestar se mantendrá firme..."
Un rayo de luz recibe constantemente del sol todo lo que precisa; no necesita nada de otro rayo ni puede un rayo tomar algo de lo que tiene otro. Lo mismo sucede con Dios y el hombre. Debido a la unidad que tenemos con Dios, lo que Él nos da viene a nosotros directa y continuamente, y siempre es suficiente. Y como la fuente de este ingreso es el Espíritu, nos viene en la forma de ideas espirituales. ¿Cómo puede ayudarnos esta comprensión cuando hay que pagar las cuentas o comprar ropa y alimento? La Biblia nos da un buen ejemplo de esto; en Mateo leemos cómo Jesús mandó a su discípulo Pedro a buscar en la boca de un pez el dinero para el pago de sus impuestos. Véase Mateo 17:24-27. Jesús le dijo a Pedro que fuera al mar, echara su anzuelo y sacara el primer pez que apareciera; Pedro obedeció y encontró el dinero.
¿Pueden ser satisfechas nuestras necesidades como fueron satisfechas las de Pedro? ¿Qué se nos pide? Aunque Jesús le dio instrucciones precisas, Pedro debía tomar un papel activo en la tarea; él tuvo que escuchar las instrucciones y seguirlas exactamente. No tenemos constancia de que el pez haya saltado hacia la mano de Pedro, así que podemos asumir que Pedro hizo su parte.
Como Pedro era pescador, Jesús no le estaba pidiendo algo que Pedro no fuera ya capaz de hacer. Pero para tener éxito, Pedro tenía que poner en práctica su habilidad. Ciencia y Salud hace notar la necesidad de que cada quien haga su parte: "¿Quién se pondría ante una pizarra rogando al principio de las matemáticas que resuelva el problema? La regla ya está establecida, y es nuestra tarea hallar la solución".Ciencia y Salud, pág. 3.
El mismo Cristo que dirigió a Pedro, está presente ahora diciéndonos cómo usar nuestro talento y cómo encauzar nuestros esfuerzos para lograr el máximo bien, de tal forma que no cometamos errores que haya que corregir después. El Cristo es el mensaje de la presencia de Dios en el hombre, Su amado hijo. Este mensaje nos da la misma autoridad para avanzar confiadamente, que la autoridad que le dio a Pedro.
En los años en que criamos a nuestros hijos, mi esposo y yo en ocasiones tuvimos dos sueldos, en otras sólo uno y en otras, ninguno. Pero siempre nos apoyamos en Dios para obtener las ideas que eran nuestro verdadero ingreso. Un pequeño ejemplo de esto fue una ocasión en la que necesitaba comprar ropa de invierno para nuestros tres hijos, aunque nuestro presupuesto decía que sólo alcanzaba para comprársela a dos de ellos. Me di cuenta de que había un medio de resolver esto: la oración. Así que en lugar de mirar la chequera, recurrí a Dios; sabía que mis motivos eran correctos. Yo no necesitaba más dinero, sino la idea o la dirección correcta. Afirmé que en el reino de Dios todas las necesidades están satisfechas, porque en el reino de los cielos nadie recibe menos que otros. Afirmé que, dado que Dios estaba presente, yo ya estaba provista de las ideas que necesitaba.
En lugar de mirar la chequera, recurrí a Dios.
Pensé en dos lugares donde podría comprar; aunque cuando puse a los tres niños en el auto y arranqué, no sabía qué dirección tomar, ya que las dos tiendas estaban ubicadas en direcciones opuestas. Conforme me acercaba a una intersección, me sentí dirigida hacia una de las dos. Cuando llegamos, la propietaria me dijo que la ropa de invierno iba a estar en liquidación la siguiente semana. Pensé, que como yo era el reflejo de Dios, no podía estar en el lugar correcto pero en el momento equivocado. Entonces la propietaria me dijo que, dado que ya estaba allí, podía tener el precio de liquidación ese día. Eso hizo posible vestir a los tres niños por menos dinero de lo que yo había calculado para vestir solamente a dos.
Es importante hacer notar que yo oré para obtener dirección, no dinero; y era dirección lo que literalmente necesitaba, y fue lo que recibí. Ese fue mi ingreso, y así comprobé que Dios satisface nuestras necesidades. Cuando utilicé ese ingreso al seguir las indicaciones correctas, las necesidades humanas fueron satisfechas. Mary Baker Eddy escribe: "Dios os da Sus ideas espirituales, y ellas, a su vez, os dan vuestra provisión diaria. Nunca pidáis para el mañana; es suficiente que el Amor divino es una ayuda siempre presente; y si esperáis, jamás dudando, tendréis en todo momento todo lo que necesitéis".Escritos Misceláneos, pág. 307.
El verdadero ingreso de Pedro, no fue la moneda ni el pescado; fue el mensaje divinamente inspirado que le dio Jesús, y que él obedeció. Este mensaje del Cristo también es nuestro ingreso; si lo recibimos como lo hizo Pedro — escuchándolo en silencio y obedeciéndolo con confianza — , seremos dirigidos de tal forma, que nuestras necesidades serán satisfechas.
Gracias a esta comprensión, pude contestar a la pregunta que aparecía en el letrero de la tienda: Gracias, Dios, por el ingreso espiritual que Tú nos estás dando a todos: Tu presencia, Tu poder, Tu dirección y Tu amor. Éste es mi ingreso eterno, y lo puedo usar ahora.