Cuando Era Niña, le tenía mucho temor a los demonios y a los fantasmas, que a menudo eran presentados como si fueran reales y capaces de trastornar la vida de la gente. "¿Quién tiene poder en este mundo?", le pregunté a mi maestro de la Escuela Dominical; él tiernamente me dijo: "Dios; sólo Él tiene poder".
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