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Fortaleza inquebrantable

Del número de marzo de 1999 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿Qué impulsa a la gente a salir adelante y a empezar de nuevo, a veces, tras perderlo todo y después de sufrir una catástrofe o un desastre natural? conductores del programa radial del Heraldo, conversaron sobre el tema.

Christiane: Yo estaba pensando que cuando el pájaro pierde su nido, enseguida se pone a construir uno nuevo. Cuando a una planta se le cortan unas ramas, enseguida empiezan a crecer nuevas. Y el pasto, cuando uno lo pisa, enseguida se yergue de nuevo. Igualmente, vemos que en el transcurso de la historia, después de grandes cataclismos, pueblos enteros pudieron recobrar el ánimo y reconstruir sus vidas. Y muchas veces, reconstruirlas mejor de lo que eran antes. Se dice que el espíritu humano es flexible y que por ello se adapta a las nuevas necesidades. Pero pensándolo bien, ¿es que se trata simplemente de algo humano? Muchos piensan que, como en el caso de las aves, no es nada más que el instinto lo que nos ayuda a sobrevivir. Pero hay otros que ven en todo esto algo más, la influencia de algo muy superior a nuestras propias limitaciones humanas, la influencia benéfica de un Ser Supremo, que podemos llamar Dios, que es Vida, Amor o el Principio mismo que nos ha creado y que nos gobierna.

Hay un ejemplo en la Biblia que, cuando me siento un poco desalentada me ayuda mucho (véase 1 Reyes 19). Se refiere a Elías, el profeta. El relato dice que Elías, está totalmente desanimado y quiere morirse. Lo habían atacado, habían matado a todos los demás profetas, o él así lo creía, y él se sentía completamente solo, sin ayuda, y estaba pronto a suicidarse. Pero ahí mismo en el desierto, en ese desierto mental, se acuesta debajo de un árbol y se queda dormido. Al rato viene un ángel, lo toca y lo fortalece. Este ángel es un mensaje divino, una idea que le viene, que lo ayuda a superar esa depresión que sentía, y a estar nuevamente consciente del poder del bien y de Su mensaje. A partir de ese momento Elías no sólo recupera el ánimo, sino que continúa haciendo grandes obras, y finalmente la Biblia dice que él nunca llega a morir, sino que ascendió.

Y naturalmente, en la Biblia tenemos la historia de Jesús, cuya vida fue un ejemplo práctico de que el bien — la Vida, el Amor, la inteligencia — jamás es interrumpido. Jesús demostró claramente que ni la experiencia de la muerte ni el odio pudieron impedir que él fuera la expresión del bien infinito que lo había creado.

Enrique: Así es. Jesús enseñó que el bien siempre continúa, siempre se manifiesta. También lo podemos ver en las curaciones que hizo, que la salud, o sea, el bien en la vida, siempre continúa.

Christiane: Sí. Y con referencia a los problemas ocasionados por los huracanes, o "desastres naturales", podemos ver que el bien, que es Dios está ahí, por siempre todopoderoso, siempre activo. En Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, Mary Baker Eddy incluye un glosario de términos bíblicos, y allí explica el "Bien" de esta manera: "Dios; Espíritu; omnipotencia; omniciencia; omnipresencia y omniacción" (pág. 587). Omni quiere decir todo. Así que Dios es todo poder, todo ciencia o inteligencia o sabiduría, toda presencia, todo acción. Y cuando comprendemos esto cada vez más, y recurrimos en oración al Ser Supremo, Dios llena nuestros pensamientos y elimina el miedo, la duda, el desaliento. Nuestro pensamiento entonces es inundado de valor, comprensión, inspiración, y sentimos la presencia de Dios y su influencia benéfica en nuestra vida. Es esto lo que nos permite sobrellevar lo que parecen ser catástrofes irremediables.

Enrique: Bueno, Christiane, hemos estado hablando de la protección divina y de que el bien que emana de Dios no puede descontinuarse. Hablemos ahora de lo que podría llegar a interponerse e impedirnos estar conscientes y experimentar este bien.

Christiane: Yo diría que, como en todas las cosas, uno de los aparentes obstáculos es la ignorancia de lo que es Dios, de lo que Dios manda, y de lo que somos nosotros como creación de Dios. Es importante estar conscientes de que Dios es este bien infinito, y de que no hay ni puede haber otra influencia en nuestra vida. No debemos olvidar que Dios nos gobierna mediante leyes espirituales, leyes de armonía, de salud, de inteligencia. Leyes que nos mantienen bajo protección, en el mismo estado armonioso en que Él nos ha creado.

Me gusta lo que dice la Sra. Eddy en el prefacio de Ciencia y Salud: "Ha llegado la hora de los pensadores" (pág. vii). Esto me indica que necesitamos reflexionar profundamente sobre qué es lo que nos gobierna realmente, y qué es este Ser Supremo. Entonces llegamos a comprender que, siendo Dios el bien y la inteligencia infinita, no puede mandar catástrofes para castigar a Su propia creación.

Enrique: Como si estuviera contradiciéndose a Sí mismo.

Christiane: Exacto. Si uno acepta la creencia de que Dios es el que manda la catástrofe o el problema, uno se resigna, y dice: "Y bueno, es la voluntad de Dios. No hay nada que yo pueda hacer". Pero ¿cómo puede ser la voluntad de Dios que el hombre sufra?

Enrique: Creo que si fuera la voluntad de Dios, entonces Cristo Jesús nunca hubiera calmado la tormenta, por ejemplo. O si hubiera sido la voluntad de Dios que la gente enfermara, Jesús nunca hubiera podido sanar ni resucitar a la gente, ¿no?

Christiane: Exactamente. Entonces es importante que analicemos lo que Jesús hizo y enseñó, lo que nos mostró con su vida, y no dejarnos llevar simplemente por las apariencias o por el temor y el desaliento.

Enrique: Es importante orar.

Christiane: Sí, pero ¿qué es orar? A veces uno piensa que orar es simplemente pedirle a Dios que cambie las cosas. Pero más y más estoy aprendiendo que orar en realidad es más bien quedarse tranquilo y escuchar el mensaje de Dios, y responder entonces a ese mensaje. Y ese mensaje, las ideas que Dios nos manda, que Jesús enseñó tan claramente, son siempre ideas que nos dan ánimo, son ideas de amor, de protección. Entonces, podemos responder con mucha humildad: "Dios, yo comprendo que Tú eres el único que está gobernando. Tú eres el único poder, la única presencia. Yo sé que es en Ti donde vive y se encuentra cada uno de nosotros, y por eso puedo estar confiado en que este problema se va a solucionar, en que podré seguir adelante, en que podré reconstruir mi vida, cualquiera que sea el problema". Y este tipo de oración no es sólo para uno mismo, sino para comprender más lo universal que es este bien infinito que llamamos Dios o Amor divino. Es una ley, es el Principio divino que se impone para todos, en todas partes, bajo toda situación.

En el primer capítulo de Ciencia y Salud, que trata precisamente de la oración, la Sra. Eddy escribe: "La oración que reforma al pecador y sana al enfermo es una fe absoluta en que todas las cosas son posibles para Dios — una comprensión espiritual de Él, un amor desinteresado" (pág. 1). Así que esa oración tiene que ser inteligente y llena de comprensión. Pero también es una oración desinteresada, una oración que va más allá de uno mismo, para comprender lo universal que es el bien de Dios, que continúa para siempre y para todos.

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