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¿Por qué perseverar?

Del número de marzo de 1999 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿Te Gusta Jugar Al Béisbol o salir a patinar? O tal vez te guste tocar el piano o ayudar a tu papá a cambiar el aceite del auto. Cuando se necesita ayuda en tu casa, seguro que estás listo para echar una mano. Sin embargo, cuando algún proyecto lleva mucho tiempo o el trabajo es muy difícil, puede que estés tentado a suspenderlo, dejándolo sin terminar. Esto puede traer problemas, especialmente cuando se relaciona con la tarea escolar, o con los amigos o la familia que esperan que concluyamos lo que dijimos que haríamos.

He aquí una historia que alguna vez escuché y que muestra lo que es la perseverancia y por qué es importante: Tres ranas inesperadamente se encontraron en un líquido blanco; ellas no reconocían el olor, la textura ni el sabor. Pronto se dieron cuenta de que cuanto más fuerte pataleaban más difícil les era continuar. Una rana dijo: "Estoy cansada y ya no puedo más", y dejó de patalear y flotó perezosamente.

Las otras dos ranas continuaron pataleando. Después de un rato, una de ellas dijo: "¡Esto es muy cansador! He estado pataleando, pero cada vez es más difícil; ya no voy a seguir". Y también ella dejó de patalear.

La tercera rana, que ahora estaba sola, decidió no rendirse, y se dijo: "Yo no sé cómo va a terminar todo esto, pero ¡no me rendiré! Haré lo que yo sé hacer". Así que la tercera rana pataleó y pataleó, a pesar de que mientras más fuerte pataleaba, más trabajo le costaba hacerlo. Ella pataleó durante toda la noche. Y a la mañana siguiente, al ir saliendo lentamente el sol, la rana se dio cuenta de que estaba sobre un pedazo de mantequilla; y se alejó saltando. El líquido blanco en el que había estado, era leche. Ella había perseverado, y su recompensa fue la libertad.

Sabemos que no está bien abandonar un trabajo antes de que esté terminado; esto no nos lleva a ninguna parte. No importa lo que hagamos, si es bueno, debemos saber que vale la pena perseverar. Muchos personajes de la Biblia nos muestran lo que significa perseverar en el amor y el servicio a Dios. El perseverar en el bien puede que no siempre les haya sido fácil, pero los mantuvo cerca de Dios, y Él los cuidó.

El comprender que el hombre expresa a Dios, el bien, es un buen punto para comenzar. Dios es Amor; por lo tanto, el hombre, en Su semejanza, es amoroso. Dios es Espíritu; por lo tanto, el hombre es espiritual. Dado que Dios es la Mente divina, el hombre expresa inteligencia, sabiduría y bondad. El saber que no puede haber nada en el hombre que no provenga de Dios, su creador, nos ayuda a continuar cuando estamos tentados a darnos por vencidos o a abandonar una actividad importante.

El dejar el trabajo pendiente es ignorar la ayuda que nos da la Mente divina. Expresamos a Dios cuando realizamos nuestras tareas con gozo, y las concluimos. El confiar en Dios y el obedecerlo, haciendo lo que sabemos, da buenos resultados. ¿Qué es lo que sabemos hacer? Sabemos orar; podemos aceptar los pensamientos de Dios; podemos continuar con nuestros esfuerzos por hacer el bien, y ser buenos; y ser fieles al practicar el amor en todo lo que hagamos.

Pero todo esto no lo hacemos solos, porque Dios siempre está con nosotros ayudándonos. Mary Baker Eddy descubrió las leyes de Dios que gobiernan a todos los seres, y nombró a este descubrimiento Christian Science. Estas leyes funcionan como las reglas en las matemáticas; cuando se aplican correctamente, el que las usa no puede fallar. Las leyes de Dios gobiernan completamente la existencia del hombre, y están disponibles para cada uno de nosotros. Hay una ley específica que satisface cada necesidad.

¿Qué hacemos si al intentarlo pareciera que fallamos? Podemos actuar con humildad y estar dispuestos a dejar de lado nuestros puntos de vista recordando que el amor de Dios por nosotros nunca falla. Tal como la nube tapa al sol, así nosotros puede que perdamos de vista a Dios por un tiempo, pero el apoyarse en el Espíritu nos dará la fortaleza y la humildad necesarias para intentarlo nuevamente. Si realmente estamos dispuestos a seguir a Dios, veremos que Él siempre está ayudándonos a hacer lo mejor, y guiándonos para que tengamos éxito.

Jennifer aprendió sobre la perseverancia cuando asistía a su clase de gimnasia semanal. A ella le gustaba mucho la clase, pero cuando su maestra le pedía que hiciera algo difícil, ella lo evitaba yéndose a otro lado o recostándose para descansar. Su madre le habló sobre la persistencia y la oración; le explicó que es Dios el que nos da la fortaleza y el valor necesarios para hacer lo que tenemos que hacer. En la siguiente clase, cuando tuvo que hacer algo difícil, Jennifer oró y pudo seguir todas las instrucciones de su maestra. Dijo: "Me siento con más fuerza y más tranquila, y sé que no necesito escapar hacia otro lugar".

Todos podemos decidir que a partir de ahora seremos como la tercera rana. Podemos hacer lo que nos corresponde hacer y terminar nuestro trabajo, o aprender cómo hacer algo nuevo, porque Dios, el Amor, siempre está con nosotros. Si obedecemos a Dios y hacemos lo que Él nos dice, estaremos glorificando Su bondad. Como Sus leyes nos respaldan, encontraremos que "Jehová cumplirá su propósito en mí"

(Salmo 138:8).

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