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Esperanza en Su poder restaurador

Del número de marzo de 1999 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Los artículos y testimonios que se presentan a continuación están basados en transcripciones, corregidas y ampliadas por nuestra Redacción, de entrevistas realizadas en los programas radiales del Heraldo.

Terremotos, sequías, inundaciones, incendios forestales, huracanes. "¿Dónde está Dios?" Frente a algún desastre natural, muchos se plantean de inmediato esta pregunta, y otros, tal vez justifiquen lo ocurrido afirmando que fue la voluntad de Dios. Pero, ¿puede Dios, que es Amor, dejar al hombre a merced de una suerte incierta y sin esperanza?

La Biblia nos ayuda a aclarar esto cuando dice acerca de Dios: "Muy limpio eres de ojos para ver el mal". Habacuc 1:13. Y nos podríamos preguntar, si Él no lo ve, ¿acaso lo puede causar? Por supuesto que no. Entonces, tal vez podríamos considerar estas dificultades como oportunidades para comprender que Dios no sólo no las ha provocado, sino que Su ley de restauración está en operación y corrige todo lo que necesita ser ajustado. Así vemos, por ejemplo, en la catástrofe que sucedió en el tiempo de Noé con el diluvio, cómo la situación fue restaurada a la normalidad.

La restauración implica recobrar algo que aparentemente se ha perdido. Esto se podría comparar a la labor de un restaurador de cuadros, que repara y limpia pinturas dejando siempre la idea original intacta.

El Cristo, la Verdad original de toda la creación, es el que restaura lo constructivo, útil y bueno en nuestra vida. También es el Cristo, obrando con leyes espirituales en nuestra conciencia, el que sana todo lo que es autodestructivo, que no tiene origen en Dios.

La Sra. Eddy aclara esto en Ciencia y Salud: "El poder que yerra es una creencia material, una mal llamada fuerza que es ciega, el producto de la voluntad y no de la sabiduría, de la mente mortal y no de la inmortal. Es la catarata que se despeña, la llama devoradora, el soplo de la tempestad. Es rayo y huracán, todo lo que es egoísta, malvado, ímprobo e impuro".Ciencia y Salud, pág. 192.

Es interesante observar que la Biblia misma nos dice que aquellos que han estado amenazados por estos estados autodestructivos, como en el caso del diluvio, o de los tres hombres en el horno ardiente Daniel 3:1–30. o cuando Cristo Jesús hizo frente a una tormenta en el mar, Mateo 8:23–27. recurrieron a Dios, que es la verdadera Vida del hombre, y encontraron que su relación con la deidad es indestructible. Asimismo hoy, todos podemos aferrarnos a esta relación con Dios.

Dios tiene todo el poder para hacernos surgir airosos de toda pena o catástrofe.

Es la comprensión de esta unidad, de esa relación íntima que tenemos con el Padre, como Sus hijos amados, la que nos ayuda a equilibrar y normalizar lo que parecen ser condiciones peligrosas. El profeta Joel dice en la Biblia: "Tierra no temas; alégrate y gózate, porque Jehová hará grandes cosas". Joel 2:21, 23–25. No dice que Dios nos va a enviar calamidades, sino grandes cosas. Y luego agrega: "Alegraos, y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio. Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite. Y os restituiré los años que comió la oruga".

¿No nos está diciendo a todos que dejemos de temer y confiemos en Su poder restaurador?

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