La búsqueda de espiritualidad, si en algún momento fue lenta, está ahora teniendo un renacimiento en el mundo. Mary Baker Eddy dedicó la obra de su vida, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, a “los que sinceramente buscan la Verdad” (pág. xii). Hoy, los podemos encontrar prácticamente en cualquier parte del mundo.
Los líderes de este renacimiento no son necesariamente famosos ni tienen títulos nobiliarios. Siguen todo tipo de tradiciones espirituales religiosas y se plantean un nuevo camino propio. Se encuentran en Argentina, Uruguay, India, Japón, Indonesia, los Estados Unidos y casi en cualquier país que uno imagine.
Todos ellos tienen en común el anhelo de conocer la Verdad. De modo que es natural que El Heraldo de la Christian Science, fundado “para proclamar la actividad y disponibilidad universal de la Verdad”, apoye a estos buscadores espirituales. Es por esta razón que el personal del Heraldo quiso conocer a algunos de ellos, y presentarlos a nuestros lectores. Teniendo esto en mente, nuestros periodistas tuvieron conversaciones con unos quince pensadores de todo el mundo, que representan una gran variedad de pesrpectivas sobre la espiritualidad.
En las páginas siguientes, encontrarán extractos de algunas de nuestras conversaciones con estos pioneros espirituales, entre otros, una conocida actriz y pensadora argentina, una sikh de Nueva Delhi, y un practicista experimentado de la Christian Science de Nueva Orleans.
Aprendimos mucho de todos ellos. A pesar de las diferencias que existen en sus caminos espirituales, comparten algo fundamental: un profundo compromiso con el Hacedor del universo, y con Sus hijos en todas partes. La promesa de este compromiso se aplica a todos nosotros, y al personal del Heraldo le hace presente la visión que Mary Baker Eddy escribe en Ciencia y Salud:
“Un solo Dios infinito, el bien, unifica a los hombres y a las naciones; constituye la hermandad del hombre; pone fin a las guerras; cumple el mandato de las Escrituras: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’; aniquila a la idolatría pagana y a la cristiana — todo lo que es injusto en los códigos sociales, civiles, criminales, políticos y religiosos; establece la igualdad de los sexos; anula la maldición que pesa sobre el hombre, y no deja nada que pueda pecar, sufrir, ser castigado o destruido” (pág. 340).
Algunas de las preguntas fueron:
• ¿Qué lo impulsó a seguir este camino?
• ¿Qué ha significado su búsqueda para usted personalmente, y para la familia humana en general?
• ¿Ha tenido que enfrentar alguna vez una crisis de fe?
• ¿Acaso los buscadores de espiritualidad, cualquiera sea el camino que tomen, caminan juntos en algún sentido?
Conversaciones con pensadores espirituales
de Sudáfrica
Frank Magwegwe estudia la Christian Science desde 1993.
Frank Magwegwe: En 1993, yo tenía muchos problemas en Johannesburgo, donde vivía con mi tía. No tenía trabajo, y ella no me podía dar la ayuda económica que yo necesitaba. Temía quedarme sin hogar otra vez, porque no podía dar nada para pagar la renta. No veía qué rumbo tomaba mi vida.
Durante esa época, vi la exhibición de una vidriera, que me dirigió a una Sala de Lectura de la Christian Science en el centro de la ciudad. Lo que me atrajo de la vidriera fue un cartel con el relato de un jovencito que había sido golpeado en la cabeza con una pelota de béisbol. Pidió que notificaran a sus padres del accidente, y ellos vinieron a buscarlo. Luego todos oraron al respecto. Al día siguiente el chico se despertó sin ningún signo de que había recibido un golpe, y sin ninguna de las negativas predicciones que le habían hecho respecto a la herida.
La Bibliotecaria de la Sala de Lectura me recibió con mucho afecto. Le expliqué todos mis problemas; que no tenía para comer y que estaba al borde de quedarme sin hogar. Yo esperaba que ella me dijera algo así como: “Tal vez le podamos encontrar un trabajo o algún lugar donde quedarse, o le podemos dar un poco de dinero”.
Pero con calma, simplemente me dijo que yo ya estaba empleado para reflejar a Dios. Me dijo que Dios no nos crea y después nos abandona. Él satisface todas nuestras necesidades. Me habló de un concepto que yo desconocía, que Dios es amoroso, y que estamos aquí para reflejarlo. Me mencionó los otros nombres de Dios, como Amor, Verdad y Espíritu.
Entonces me dijo que tenían este libro maravilloso que tal vez me interesara leer. Sacó un ejemplar de Ciencia y Salud y me lo prestó.
Fui a casa y comencé a leer el libro, al principio sin comprenderlo. Pero de todos modos seguí leyendo. Entonces comencé a ver un cambio en mi vida. Comencé a apoyarme menos en mí y confiar simplemente en lo que Dios me indicaba. Sabía que Él no permitiría que yo sufriera, sin tener trabajo y sin nada que comer. Lo que más me impresionó cuando abrí el libro por primera vez, fue lo que la Sra. Eddy dice en la primera línea: “Para los que se apoyan en el infinito sostenedor, el día de hoy está lleno de bendiciones” (pág. vii). Cuando lo leí, supe que se aplicaba también a mí. En poco tiempo había terminado de leerlo de tapa a tapa.
Entonces alguien me preguntó si quería vender verduras, lo que hice. Vendí sus verduras por un corto tiempo lo que me permitió ahorrar algo de dinero. Después comencé a vender por mí mismo; iba al mercado y compraba. Seguí leyendo Ciencia y Salud, y para entonces ya conocía las Lecciones Bíblicas del Trimestral. Fue así como conocí la Christian Science.
Heraldo: Antes de conocer esta Ciencia, ¿tenía usted cierta inclinación hacia lo que llamamos espiritualidad?
F. Magwegwe: No, no creo. Asistía a otra iglesia, pero el enfoque allí era muy diferente.
Heraldo: Es importante encontrarle sentido a lo que uno estudia. ¿No es así?
F. Magwegwe: Definitivamente. La Christian Science tuvo sentido para mí desde el principio. Me dije: “Esto es lo que había estado buscando”. Era tan natural y lógico.
Heraldo: ¿Qué ocurrió espiritualmente con usted en aquel momento?
F. Magwegwe: Comprendí que Dios nos guía hacia lo que es verdad acerca de nosotros mismos. Todos tenemos dentro de nosotros la capacidad de conocer a Dios. Somos Su imagen y semejanza. De modo que la atracción hacia la espiritualidad está en nuestra naturaleza.
Heraldo: ¿Y algo simplemente despierta la capacidad para alcanzar espiritualidad que está dentro de nosotros?
F. Magwegwe: Sí. Despierta a la gente en diferentes circunstancias.
Heraldo: ¿Diría usted que es el Cristo el que nos despierta?
F. Magwegwe: Sí. Es la operación del Cristo en todo el mundo, ya sea que uno esté consciente o no. El Cristo está en todas partes.
“Sabía que Él no permitiría que yo sufriera, sin tener trabajo y sin nada que comer”.
Heraldo: ¿Cree usted que quienes pertenecen a otras religiones tienen el mismo sentimiento hacia la espiritualidad?
F. Magwegwe: Todas las religiones tienen un algo en común, y lo ilustra muy bien una experiencia que tuve la semana pasada. Estaba en una conferencia con uno de mis colegas de trabajo, que no pertenece a ninguna religión en particular. Durante el almuerzo, dijo algo que me demostró que todos tenemos esta cualidad espiritual dentro, que nos atrae a las cosas del Espíritu. Dijo que aunque la gente pensara que él era material — hecho de sangre y huesos y cosas por el estilo — él comprendía que eran sus pensamientos lo verdaderamente importante. No consideraba que estuviera formado por un cuerpo. Para mí, fue la acción del Cristo la que le demostró eso.
Heraldo: ¿Considera usted que la raza humana en general está creciendo en su comprensión espiritual?
F. Magwegwe: Sí. En la universidad de Johannesburgo hay organizaciones interesadas en la espiritualidad. Se plantean preguntas como: “¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué estamos en la Tierra?” El hecho de que la gente se esté planteando estas preguntas tan importantes, demuestra que la humanidad está creciendo en su espiritualidad.
Heraldo: ¿Qué aconsejaría a quien desea desarrollar su espiritualidad?
F. Magwegwe: Necesita comenzar con la pregunta: “¿Cuál es mi relación con Dios?” Eso lo llevará a pensar más en términos de qué cualidades expresa, en pensar en algo más que el cuerpo.
Heraldo: ¿Qué tipo de carrera siguió después de comenzar a estudiar la Christian Science?
F. Magwegwe: De vendedor verduras, asistí a la universidad durante cuatro años. Me gradué con honores en 1997, y recibí el diploma de Licenciado en Matemáticas Financieras Avanzadas. Actualmente, estoy trabajando come gerente en un banco mercantil en Johannesburgo.
de la India
La Sra. Surjeet Maini es sikh. Su hija es Científica Cristiana.
Surjeet Maini: Nací en una familia sikh en Pakistán. Nos mudamos a la India después de 1947, cuando Pakistán se independizó. La mayor influencia espiritual de mi vida ha sido la vida de mis abuelos. Los dos eran muy especiales, y a mí me gustaría ser como ellos. Cualquiera fuera el estado en que estaban, con buena o mala fortuna, siempre estaban felices. Nunca se quejaban.
Heraldo: Sus Sagradas Escrituras se llaman “Gurbani”, ¿no?
S. Maini: Guru Granth Sahib es el nombre de nuestro Libro Sagrado, y Gurbani es parte de él, escrito por varios gurús y [gente que llamamos] santos. Esos gurús creían en un solo Dios, y que todos teníamos una chispa de Dios. Todos somos atraídos por el poder de Dios. Este poder o energía de Dios nos sostiene a cada uno de nosotros. Creemos que el cuerpo humano es nada. Está hecho de barro y volverá al barro.
Heraldo: ¿Tuvo alguna vez una experiencia que haya desafiado su fe?
S. Maini: Sí. Pero cuando quiero tener paz, recurro a mi Gurbani. Cuando perdí a mi esposo, me sentí destrozada. Fue el Gurbani el que me rescató.
Heraldo: ¿Hubo algún pasaje en especial de sus Escrituras que la ayudaron en ese momento?
S. Maini: Todo el Libro Sagrado está lleno del mismo mensaje: Que este mundo es una ilusión. Lo que es permanente son sus valores éticos y lo que Dios expresa en cada uno.
Heraldo: Sé que usted medita con frecuencia. ¿En qué consiste su meditación?
S. Maini: En realidad, hace poco que comencé a meditar. Mis Escrituras y el Gurbani dicen que hay que meditar en el nombre de Dios. Meditar significa que usted no piensa en nada más que en Dios. Oro por la gracia de Dios, y Él me da paz, alegría y bienestar. Después de esto, los disturbios del mundo no me alteran porque parecen ser muy temporales. Entonces la meditación nos da fortaleza espiritual.
Heraldo: ¿Cómo definiría usted la espiritualidad?
S. Maini: Su esfuerzo por conectarse con el amor divino de Dios es espiritualidad.
Heraldo: ¿Cuál considera usted que es el mayor obstáculo para el crecimiento espiritual?
S. Maini: Es el aferrarse a las cosas materiales. Los cinco enemigos del ser humano son: el deseo, la ira, la avaricia, el apego y más que nada, el ego. El ego es la ilusión más grande.
Heraldo: ¿Considera usted que los individuos continúan creciendo espiritualmente aun después de la experiencia de la muerte?
S. Maini: La muerte, de acuerdo con mi religión, es tan solo un cambio de ropa. El espíritu nunca muere.
Heraldo: Tengo entendido que su hija es Científica Cristiana. ¿Han compartido entre ustedes algunas ideas?
S. Maini: Sí. Ella solía enviarme el Sentinel con mucha regularidad. Siempre que lo leía, me dejba el mensaje de que todos somos los hijos del mismo Dios.
Heraldo: ¿Cree usted en la curación espiritual?
S. Maini: Siento que uno se puede sanar espiritualmente. Si uno piensa en Dios, uno no está consciente del cuerpo, el dolor y la enfermedad. Personalmente he sanado muchas veces sin medicina.
“Oro por la gracia de Dios, y Él me da paz, alegría y bienestar”.
Heraldo: Si alguien le dijera que se siente espiritualmente perdido, ¿qué le diría?
S. Maini: Le diría: “Puede orar a Dios en busca de fe, amor y devoción. Dios lo traerá de vuelta al camino de la devoción y el amor”.
Heraldo: ¿Piensa que uno debe ser una persona religiosa para ser espiritual?
S. Maini: La religión no es lo mismo que ser espiritual. Cuando comenzaron las religiones, la meta era ser espiritual. Pero en algunos casos de algún modo eso cambió. No puedo imaginar que alguien pueda vivir sin ser espiritual. ¿De dónde saca la fortaleza para enfrentar los desafíos de todos los días? Existe un poder que cuida de nosotros. El niño se siente tan cómodo, sabiendo que alguien está allí para sostenerlo. Sabe que no se puede perder en la multitud. Cuando uno es espiritual, uno sabe que Su mano lo está sosteniendo. Que no se perderá.
Heraldo: ¿Cuál es el clima de la India en cuanto al interés por la espiritualidad?
S. Maini: Los indios, cualquiera sea su religión, creen en la espiritualidad. Es parte de nuestra cultura. Dios es importante para nosotros.
Heraldo: ¿Quiere agregar algo más?
S. Maini: Sólo diría que todavía estoy aprendiendo, y oro a Dios para que lo que he dicho sea correcto y no equivocado. Me esfuerzo por decir y sentir honestamente lo que pienso.
de Indonesia
El Dr. Syukur es el Secretario del Departamento de Religión Comparada del Instituto Estatal de Estudios Islámicos en Bandung, Indonesia. Es musulmán, y enseña budismo en el instituto.
Abdul Syukur: Me interesaba estudiar otras religiones porque en Indonesia hay muchas religiones. Aprendí lo que es el islam, el budismo y el cristianismo. He descubierto que estas religiones tienen cosas en común. Pienso que nos podemos respetar los unos a los otros.
Heraldo: ¿Considera usted que todos los pueblos tienen un sentido espiritual, sin importar que sean musulmanes, cristianos, budistas o de otra religión?
A. Syukur: Sí. Todos tenemos el mismo centro de espiritualidad, ya sea que seamos estadounidenses, indonesios, o de otro país.
Heraldo: ¿Cuáles son las características principales del islam?
A. Syukur: El islam consiste de seis principios: creer en un solo Dios; en los ángeles de Dios; en los libros de Dios; en los profetas de Dios; en la vida en el más allá; y en el destino que Dios tiene planeado para la vida humana.
Heraldo: ¿Significa la palabra Alá lo mismo que nuestra palabra Dios?
A. Syukur: Yo diría que sí. Creo que existe un solo Dios, cualquiera sea la religión que hable de Él.
Heraldo: ¿Diría usted que uno de los propósitos principales de la religión es profundizar la espiritualidad de la persona?
A. Syukur: Sí. Pero es más que eso. Tenemos que profundizar la espiritualidad en nuestra vida, en nuestra vida diaria.
Heraldo: ¿Quiere decir que la espiritualidad nos ayuda a conducir mejor nuestro diario vivir?
A. Syukur: Exactamente.
Heraldo: Como musulmán que practica su religión, ¿cómo estudia el Corán [las Escrituras del Islam]?
A. Syukur: El Corán es nuestro Libro Sagrado. Creemos que es la revelación de Dios. El Corán guía a los musulmanes en su vida diaria. Ayuda a desarrollar espiritualidad. Tradicionalmente leemos y estudiamos el Corán en familia o en la Mezquita.
Heraldo: ¿Siente usted que la comprensión de Dios ha modelado su vida?
A. Syukur: Sí. Creo que Dios nos ha diseñado. Él ha establecido nuestra vida. Nuestro deber es obedecer la regla de Dios en cada experiencia.
Heraldo: ¿Cuál es el mensaje que más quiere dar a sus estudiantes en el Instituto?
A. Syukur: Me gustaría que mis estudiantes apreciaran las demás religiones. Considero que todos debemos honrarnos mutuamente, respetarnos los unos a los otros. Por esta razón, quiero que mis estudiantes se familiaricen con otras religiones. A veces los llevo a los servicios de la Sociedad de la Christian Science en Bandung. También estoy interesado en crear una especie de foro u organización comunitaria en la que muchas religiones diferentes puedan hablar juntas sobre sus problemas y superarlos.
Heraldo: ¡Esa es una meta maravillosa!
de Noruega
Durante la Segunda Guerra Mundial, el Sr. Hovelsen formó parte del Movimiento de Rearmamento Moral. Su libro sobre el perdón la reconciliación, ha influido mucho en la formación de una Europa unida después de la guerra.
L. Hovelsen: Yo tenía diecisiete años cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial. Noruega fue ocupada por la Alemania de Hitler, y repentinamente nos quitaron nuestra libertad.
A mí me traicionó un amigo. La Gestapo rodeó nuestra casa y entró. Me esposaron y me llevaron a sus cuarteles. A partir de ese día, estuve en confinamiento solitario cuatro meses. Luego por un año y medio estuve en campos de concentración.
“Durante un año y medio viví con la amenaza de que me podían ejecutar en cualquier momento”.
Después de tres meses, me incluyeron en la lista de ejecución. Lo extraño es que en ese tiempo comencé a sentir lo más grandioso que haya experimentado jamás: la espiritualidad. Cuando uno llega al “fondo”, uno empieza a buscar el cielo.
Durante un año y medio viví con la amenaza de que me podían ejecutar en cualquier momento. Dios se transformó en un fundamento muy querido en mi vida. Me sostuvo cada día en todos los desafíos que enfrenté.
Posteriormente, cuando el país fue liberado y salimos de los campos, la Resistencia, de la cual formaba parte, tuvo que hacerse cargo de varios trabajos. Uno de ellos era vigilar a los prisioneros, la ex Gestapo.
Yo estaba encargado de cuidar el patio del castillo Akershus en Oslo. En esa prisión estaba el oficial de la Gestapo que me había torturado.
Un día, cuando caminaba por las colinas cerca de mi casa, me vino un pensamiento. Supe que no podía venir de mí. El pensamiento era que la próxima vez que estuviera de guardia, fuera a ver al hombre de la Gestapo que me había torturado, y le dijera que le perdonaba todo lo que me había hecho, y que no iba a presentar cargos contra él en la corte. Este pensamiento me vino como un gesto moral imperativo interior, y realmente me sacudió. Pero supe que tenía que hacerlo. Fue una inspiración divina, y yo la acepté. Fui a casa y se lo conté a mi madre. Ella me apoyó en la decisión, y me dijo que le dijera al hombre de la Gestapo que ella estaba orando por él.
“Leí Ciencia y Salud y me impresionó mucho”.
Entonces la siguiente vez que estuve de guardia, lo llamé para que saliera de su celda y lo miré directamente a la cara. Por supuesto, me reconoció. Le dije: “Le perdono lo que me hizo, y no voy a presentar ningún cargo en su contra. Mi madre quiere que usted sepa que ella está orando por usted”.
Ese hombre grandote no dijo una palabra. De pronto comenzó a temblar, entonces lo llevé de vuelta a su celda. Un año después, la ley de Noruega lo sentenció a muerte y fue ejecutado. Pocos días después, me enteré de que había pedido comulgar antes de morir.
Frente a la perspectiva de la eternidad, la cuestión de que los alemanes eran los malos y los noruegos los buenos, de pronto desapareció. Pensé: “¿Quién soy yo para condenar al infierno a los alemanes y enviar a los noruegos al cielo?” En ese momento, Dios quitó la semilla de odio que había en mi corazón y la reemplazó con una semilla de amor. La intervención divina me hizo sentir compasión por los alemanes.
Heraldo: ¿Y le trajo esto un mejor sentido de la vida?
L. Hovelsen: Sí. Me dio libertad. Me liberó de mi amargura y mi odio. Me dio un regalo maravilloso, la comprensión de que la base de nuestra relación con Dios no es el temor, ni la necesidad, sino el profundo amor interior que Dios nos da. Esa relación, basada en el amor, es para mí el alma de la vida espiritual. No puedo vivir sin ella.
Estoy convencido de que todo ser humano puede recibir la guía y la perspicacia que se necesitan para vivir a diario y relacionarse con los demás. Todos tenemos la oportunidad de tenerla si estamos dispuestos a pagar el precio: tener la disciplina y la disposición de ser usado como instrumento de Dios.
Heraldo:¿Un instrumento en la orquesta de Dios?
L. Hovelsen: Así es, en la orquesta de Dios. Anhelo ver que cada ser humano es usado como un instrumento de reconciliación, un instrumento de verdad que haga visible el amor de Dios.
de Alemania
Christian Schreiber: Me crié en Finlandia, aunque éramos alemanes, y mis padres eran católicos. Más tarde, cuando vine a vivir a Alemania, mi maestro me invitó a que fuera con él a la Iglesia Luterana. Allí me sentí bienvenido y me afilié, aunque no tenía nada en contra de la Iglesia Católica.
Cuando tenía diecinueve años, me alisté en el servicio militar. Un soldado compañero mío era misionero bautista, y vio que yo tenía una Biblia en mi mesa. En aquella época ni siquiera sabía qué eran los bautistas. Sin embargo, al conocer a este hombre descubrí que la gente de otras religiones también era capaz de tener espiritualidad.
Más y más me pregunté: “¿Está bien que nos hablemos de mala manera los unos a los otros, que nos persigamos por nuesras distintas creencias? Ésta no es la espiritualidad que el Cristo espera de nosotros”.
Después de la guerra, me volví ministro. Pero, me movía dentro de los círculos luteranos, en los círculos bautistas, en los círculos pentecostales. En todas partes me sentía a gusto. Me interesaba saber más acerca del Cristo y qué ha logrado el Cristo en todas partes, en todos los pueblos.
Heraldo: ¿Qué lo hizo acercarse a gente de otras religiones?
C. Schreiber: Fue la oración de Jesús en Juan 17:20, 21, de que todos sus seguidores “somos uno”. Debemos ser abiertos a todo lo que el Cristo está logrando en el corazón de hombres y mujeres.
Heraldo: ¿Cómo definiría la espiritualidad?
C. Schreiber: La espiritualidad es estar abierto a Dios, pero no ligado a la expresión de cierta religiosidad, al dogma. Como joven ministro, leí el libro de Mary Baker Eddy (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras). El libro me llegó hondo, muy hondo. Y siempre quise conocer más sobre sus enseñanzas, especialmente sobre la espiritualidad de la fe, y la curación a través de la fe.
Hace poco, me comuniqué con su iglesia, y me conmovieron profundamente los miembros. Leí Ciencia y Salud durante horas, y me impresionó mucho. Me dije: “Querido Jesús, es maravilloso que hayas traído algo como esto a nuestra vida”. Siento lo mismo respecto de la obra de Wesley, Lutero y otros.
Heraldo: ¿Observa usted una búsqueda de espiritualidad en todo el mundo?
C. Schreiber: La mayoría de la gente está buscando, aunque cada uno tiene un nombre diferente para Dios. Dios tiene por meta establecer Su reino en todos los pueblos.
Heraldo: ¿Podríamos decir entonces que el Cristo está golpeando a la puerta de cada corazón?
C. Schreiber: Sí, y todas las curaciones que experimentamos se logran en el nombre de Cristo Jesús. Es el poder espiritual lo que las hace posible. Cuando los médicos no pueden hacer nada más, el poder espiritual puede sanar. Es por eso que Mary Baker Eddy pudo establecer su descubrimiento.
de Argentina
Además de ser una famosa actriz de cine y teatro, Norma Aleandro también ha escrito una novela, Historia Secreta, sobre la perspectiva que una niña de nueve años tiene del universo. La Sra. Aleandro ha leído mucha literatura sobre religión y filosofía.
N. Aleandro: La espiritualidad siempre ha existido, pero ahora estamos mejor informados. La espiritualidad surge hoy en contraposición a la vida algo desolada en la que hemos vivido a tanta velocidad, y donde el materialismo tiene un papel preponderante. El lujo, el éxito material y los logros financieros se han difundido como la mejor forma de vida. Pero el ser humano como un todo es más que cuerpo y materia.
Heraldo: ¿Ha pensado usted en la existencia de un ser superior que se podría llamar Dios, o como quiera que se le llame?
N. Aleandro: Años atrás me fui separando de mi iglesia y cometí el error de pensar que había dejado de creer en Dios por esta razón. Sin embargo después tuve revelaciones de que no es así. He tenido experiencias muy bellas donde he sentido que algo muy por encima de nosotros me cuida, absolutamente.
Heraldo: Todos necesitamos tener un lugar donde refugiarnos, donde sentirnos seguros, mentalmente. ¿No le parece?
N. Aleandro: Yo necesito un lugar así. Un lugar donde pueda sentir paz y armonía, internamente y a mi alrededor. Permanentemente lo busco, y cuando se desequilibra algo en mí, o a mi alrededor, trato de equilibrarlo.
Heraldo: ¿Hay algún texto literario que lleva cerca de su corazón?
“He tenido experiencias muy bellas donde he sentido que algo muy por encima de nosotros me cuida, absolutamente”.
N. Aleandro: Esto lo leí hace muchos años en El Tao, y lo he vuelto a leer mil veces. Dice en parte:
“Quien quiera obtener algo, antes debe haberlo dado”.
(El Tao por Lao-tse, Capítulo 36).
Durante muchos años leí El Tao sin entenderlo, y aún hoy lo leo sin entenderlo en profundidad. Pero llego a interpretar algo cuando dice que uno no puede pedir algo sin haber dado. Siempre me he sentido responsable de mis actos, y no creo que pueda echarle la culpa a los demás. Es por eso que me parecen tan verdaderas estas líneas.
Heraldo: ¿Considera que la humanidad está avanzando o progresando espiritualmente?
N. Aleandro: Desde que éramos seres primitivos, siempre hemos tenido un mundo espiritual muy grande. De modo que la espiritualidad no se puede ganar o perder porque es parte de nuestra naturaleza. La humanidad también atraviesa por épocas más espirituales o más materiales. Hay Sodomas y Gomorras, pero no se acaba la espiritualidad a causa de ellas. Creo que la espiritualidad es esencial en el universo. Existe y no se puede acabar.
de Uruguay
Monseñor Pablo Galimberti: La espiritual — olvidada, reprimida o bien explicitada y desarrollada — está siempre latente dentro nuestro. Lo que más necesitamos es una gran “atención” a las señales que cada minuto envía el Espíritu. Si dejamos crecer esta dimensión, se convierte en el eje y la fuente de significados en la vida. Volver a las “cosas del espíritu” es como “volver a casa”.
Heraldo: ¿Qué impacto tiene la espiritualidad en su vida?
M. P. Galimberti: Aunque todos, incluso los más ateos o indiferentes, tenemos alguna experiencia espiritual, los seres humanos usamos diferentes ventanas para observar este paisaje. A veces llamamos a esta experiencia “conciencia”, y la escuchamos cuando nos habla. Otras veces situamos esta experiencia en el “corazón” o en la “intuición”. Desde mi perspectiva cristiana, aprendí a interpretar este mundo interior como un lugar donde podía encontrar a Dios, ese eterno Tú que nos mira con amor.
Heraldo: ¿Por qué es importante para usted la espiritualidad? ¿Cómo lo ayudó en la formación de su carácter?
M. P. Galimberti: La espiritualidad me ha permitido iluminar y purificar mis instintos, pensamientos, energías y sentimientos. Pido a Dios que se sirva de mi espiritualidad para iluminar las tinieblas del mundo, para ayudar a otros a que lo descubran a Él.
A los 18 años le respondí al Señor que lo seguiría. Desde entonces la “espiritualidad” se me hizo algo concreto. Era cuestión de seguir a Jesús con toda mi alma y vida. La espiritualidad tomó también la forma de sufrimiento y cruz. Comprendí que para amar había que darlo todo. Por eso la espiritualidad se me hizo cada día más exigente y cercana. Recuerdo las palabras de San Juan: “La Palabra se hizo carne”.
Heraldo: ¿Hay algún pasaje de la Biblia que lleva cerca del corazón?
M. P. Galimberti: Muchas páginas del Evangelio me conmueven cuando me interno en ellas y dejo que ellas se cumplan en el “hoy” de mi historia. Cada página bíblica puede ser para mí vida eterna, purificación, esperanza que no muere, amor renovado
“Si buscamos a Dios es porque ya lo hemos encontrado”.
Heraldo: ¿Cree que todos poseemos “algo” que nos ayuda a responder a las cosas espirituales, las cosas de Dios?
M. P. Galimberti: Creo firmemente que sí. Todos tenemos la sed que nos lleva a la fuente. Si tenemos experiencia del infinito es porque ya lo llevamos dentro. Si buscamos a Dios, como decía Pascal, es porque ya lo hemos encontrado. Porque el hijo lleva en el alma la nostalgia del Padre. Y si estamos inquietos y angustiados, también podemos decir que somos como el hijo pródigo que a partir de esa “hambre” o vacío empieza a buscar a Dios.
de Japón
Issho Fujita: Cuando me gradué en psicología infantil en Japón, conocí a alguien que me sugirió que practicara meditación Zen. Y cuanto más lo practicaba, más sentía que debía hacerlo no parte del tiempo, sino constantemente. Después dejé la escuela y fui a un monasterio en Japón. Es un templo budista realmente único que se concentra en la vida Zen autosuficiente. Cosechábamos arroz, verduras y hacíamos salsa de soya, etc. Estuve allí seis años.
Había tenido una vida de estudiante muy ocupada, pero sin ningún objetivo en especial. Mi estudio del budismo era muy diferente. Me fue muy difícil adaptarme a la disciplina. Pero en el fondo de mi corazón yo sabía que esto era lo que necesitaba, y me sentí en paz interiormente.
Heraldo: ¿Cómo describiría usted el budismo?
I. Fujita: El budismo se resume básicamente en una formulación muy simple llamada “Las cuatro verdades nobles”.
La cuarta verdad nos muestra cómo salir del sufrimiento y alcanzar el “nirvana”. Se la llama “El camino ocho veces noble”.
“Una fuerza universal está en acción, no sólo fuera de mí, sino dentro de mí mismo”.
Heraldo: ¿Podría hablar un poco de ese camino, en qué consiste?
I. Fujita: La primera práctica se llama “la visión correcta”. Y luego, la práctica de la manera correcta de pensar, de hablar, de actuar, y así sucesivamente. Es una guía sobre cómo vivir una vida decente. Al practicar el budismo, tratamos de corregir la visión que se centra en nosotros mismos, y aprendemos a ver correctamente.
Heraldo: ¿Creen en Dios los que siguen el budismo?
I. Fujita: Cada persona usa la palabra Dios de una manera diferente. En el budismo no tenemos un creador [del universo material], porque todo lo que está en el universo material está cambiando. No consideramos que las cosas de este mundo sean permanentes.
Heraldo: ¿Cuál es su concepto de espiritualidad?
I. Fujita: En mi tradición, lo más importante en conexión con la espiritualidad, es comprender profundamente que algo más allá de mi pequeño ser, hace que yo esté vivo. Una fuerza universal está en acción, no sólo fuera de mí, sino dentro de mí mismo. Esta fuerza hace que las flores florezcan, hace la lluvia, hace que la gente esté viva. Impregna todo el universo. Es tan grande que no podemos verlo como un objeto. Pero lo podemos experimentar.
Heraldo: Lo que dice acerca de la fuerza, se parece a lo que algunas personas llamarían Dios.
I. Fujita: Sí. Cuando leo la Biblia, veo muchas declaraciones con las cuales estoy de acuerdo. Por ejemplo, cuando Dios dice: “Yo soy el que soy”, y “A dónde huiré de tu presencia?” (Éx. 3:14 y Sal. 139:7). Estas ideas indican que no podemos salir de esta fuerza. Debemos abrir el pensamiento a la realidad de que hay una dimensión más allá de este pequeño ser, y que recibimos vida de esa dimensión.
Heraldo: ¿Diría que las religiones del mundo tienen cada una la manera de despertar a la gente a la realidad?
I. Fujita: Sí. Esas diferentes religiones, o caminos de espiritualidad, están tratando de hacer que la gente despierte de su sueño, y ayudarlos a construir una vida basada en la realidad.
Heraldo: ¿Cree usted que cada persona en el mundo tiene la habilidad de ser espiritual y de escuchar a esa fuerza para que guíe su vida?
I. Fujita: Sí, todos tienen oídos para escucharla. Pero necesitamos prepararnos. Debemos hacer lugar para el invitado. Es un invitado muy callado, por lo cual debemos estar callados.
de Estados Unidos
Rosie Rosenzweig: La búsqueda de espiritualidad es una aventura de toda la vida. Encontramos espiritualidad cuando hacemos algo o nos involucramos en algo que es más grande que nosotros. Eso puede ocurrir cuando uno recibe la percepción más veraz. La raíz hebrea de la palabra “cábala” [escritos esotéricos sobre el misticismo judío], significa recibir. Considero que recibir es una forma de transformarse uno mismo. Lo más difícil es transformar la ira en comprensión. Pero este cambio es esencial para el camino espiritual.
Heraldo: Usted experimentó algo así en su propia vida familiar. Cuéntenos.
R. Rosenzweig: Tomemos el caso de mi hijo, por ejemplo. En su bar mitzvah, dio un discurso tan maravilloso que yo pensé que sería un gran rabino. Pero años después, se transformó en budista. A veces nuestros hijos se levantan como el futuro ante nosotros para desafiarnos. Y si hay este tipo de desacuerdo con alguien que usted quiere tanto, uno debe aceptar ese desafío. En mi caso, me tuve que reconciliar con él. Tuve que ir con mi hijo y conocer a sus maestros budistas.
Heraldo: ¿Y encontró usted espiritualidad en otras religiones en ese momento?
R. Rosenzweig: Sí. Todos tenemos lo que llamo la “metáfora” de nuestra propia religión. Me siento cómoda con las metáforas porque he aprendido a leer la metáfora de otros poemas, otras religiones.
Heraldo: ¿Piensa usted que su espiritualidad es la expresión de sus tradiciones religiosas, o es el resultado de su búsqueda personal?
R. Rosenzweig: Bueno, puede ser cualquiera de ellas o ambas. Realmente nunca me aparté de mi fe en mi herencia judía. Siempre he creído en la unicidad.
“Me tuve que reconciliar con mi hijo”.
Heraldo: ¿Cuándo encontró la espiritualidad por primera vez en su vida?
R. Rosenzweig: Una de las primeras veces fue cuando conocí a mi marido. Toda mi vida yo había pensado: “Quiero conocer a cierto tipo de persona”. Yo estaba en tercer año en la Universidad Estatal de Wayne, en Detroit. Yendo a una clase, el día después de nuestro primer encuentro, sentía como que algo me estaba guiando. Pensé: “Este es el destino”. Y me sentí en paz con el universo.
Al principio, mi esposo, que declaraba que era ateo, se burlaba un poco de esta idea. Pero ahora ha cambiado. Piensa: “Ella tal vez tenga razón”.
Heraldo: ¿Podría darnos algunos ejemplos de cómo ha moldeado y sigue moldeando su vida la espiritualidad?
R. Rosenzweig: Está mayormente en mi poesía. Esa es la herramienta de mi transformación. Mis palabras van delante de mí para hacerme entender mi experiencia.
Heraldo: ¿Podría compartir con nosotros algo de la poesía que ha escrito?
R. Rosenzweig: Me encantaría.
Esto es de mi poema “The Alephbait
“Alephbait” es la palabra hebrea para alfabeto; y “aleph” es la primera letra del alfabeto hebreo, que es una letra muda. of Prayer” (El ABC de la oración). Describe la historia del silencio espiritual, y termina así: “Dame el poder de la primera pausa./ El sonido inaudible anterior a la primera Palabra,/ la primera Palabra que era viento/ y el primer silencio/ antes de mi larga travesía hacia el significado”.
en Estados Unidos
Walter Robinson: Uno de mis proyectos actuales es una obra de música gospel basada en la vida de Moisés. La obra musical es una combinación de música afro-americana (gospel, en su mayoría), y esta historia de hace tres mil años sobre la liberación de los judíos. La obra es un mensaje universal que recorre los Diez Mandamientos, y habla también de la justicia, la libertad, la liberación, la experiencia religiosa personal, el concepto de la ley, los milagros y la fe.
Heraldo: ¿Qué lo impulsó a escribir esta obra?
W. Robinson: Siempre me ha gustado la música. Y siempre he estado interesado en el común denominador que une a todas las religiones. La historia de Moisés une tres monoteísmos importantes: el islam, que reconoce que Moisés es un profeta; el cristianismo y el judaísmo. Me fascinan las religiones del mundo, y el hecho de que Dios pueda ser expresado de tantas maneras. Cada uno de nosotros vive su propia creencia, pero al mismo tiempo apreciamos lo que tenemos en común con otras creencias.
Heraldo: ¿Qué elementos en común ve usted en las diferentes religiones?
W. Robinson: Un elemento común es el deseo de reconocer algo superior a uno mismo. Hay algo más aparte de lo que vemos, oímos, olemos, tocamos o gustamos. Otro elemento común es la creencia de que el bien es más grande que el mal, ya sea que veamos al mal como error, ilusión o Mayas [palabra hindú que significa “la apariencia ilusoria del mundo”]. Pero el fin absoluto de las cosas debe ser bueno, porque Dios es bueno.
“Celebro el ser completo en Dios, antes de hacer algo”.
Heraldo: Sé que usted fue criado en la religión bautista. ¿Qué cosas de su crianza religiosa han permanecido con usted?
W. Robinson: La oración es una de ellas. Desde pequeño me inculcaron que debía orar y que mis oraciones serían oídas y consideradas por Dios. También aprendí que debía ser confiable, que yo no podía hacer lo que quisiera. Era importante obedecer a Dios.
Otra cosa valiosa que obtuve al criarme en una iglesia de gente de color, en la ciudad, fue el legado de la música afro-americana, en especial la del sur, incluyendo el canto a capella y toda la noción de adorar a Dios mediante la canción.
Heraldo: Si alguien le preguntara qué es la espiritualidad, ¿qué le diría?
W. Robinson: Espiritualidad es vivir en un lugar de paciencia, amor, mansedumbre y generosidad. Como dice en Gálatas la Biblia: “El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gál. 5: 22, 23).
Heraldo: ¿Piensa que todos tienen sentido espiritual?
W. Robinson: Sí, así lo creo. Pienso que en cada uno está Dios.
Heraldo: ¿Cómo crece espiritualmente? ¿Ora a diario?
W. Robinson: Mi propia práctica es muy, pero muy simple. Empiezo todos los días con por lo menos setenta minutos de... ¿cómo podría describirlo? No es una oración, es más adoración. No pido nada. Son setenta minutos de expresar gratitud a Dios porque todo es perfecto, agradecerle por lo que es, por Sus características, agradecerle que todo está bien, que tengo más de lo que puedo llegar a usar. Celebro el ser completo en Dios, antes de hacer algo. También, trato de ver si guardo algún resentimiento que pueda surgir durante el día. El resentimiento es uno de los mayores obstáculos para el crecimiento espiritual.
Heraldo: ¿Cuál será el papel de la espiritualidad en el próximo milenio?
W. Robinson: Pienso que en el próximo milenio tendremos un nuevo nacimiento, espiritualmente. Muchas de las cosas ilusorias en las que la gente ha puesto su confianza van a cambiar. Esta revolución va a cambiar el yugo en el pensamiento de la gente. Comprenderán que no pueden depender de las cosas en las que normalmente se apoyan. Esto abrirá sus ojos a lo que no cambia, a lo espiritual, al amor, la generosidad, el ayudarse los unos a los otros. Ésa es la roca sólida. Ése es el fundamento que dura para siempre.
Heraldo: Volviendo a su trabajo, debe ser interesante ver cómo la gente alrededor del mundo comparte su amor por la música.
W. Robinson: Como soy músico y compositor, trabajo con el lenguaje universal de la música. Este lenguaje se conecta con la gente cualquiera sea el color, el idioma que hablen, la nacionalidad, o la religión. Les encanta. La universalidad de la música es algo que los músicos ya reconocen. Por lo tanto, la música es una hebra que corre a través de todos los seres humanos. Pienso que la música es una especie de metáfora espiritual para la Verdad, para Dios, y para Su unicidad.
[Nombre omitido a pedido del autor], de The Christian Science Monitor, habla con William E. Moody, Redactor de la revista mensual The Christian Science Journal, de la revista semanal el Christian Science Sentinel, de El Heraldo de la Ciencia Cristiana y el Cuaderno Trimestral de la Christian Science. El Sr. Moody también es practicista de la Christian Science y se ha dedicado al ministerio sanador por más de veinte años.
Nombre omitido a pedido del autor: Exactamente, ¿qué es el ministerio sanador de la Christian Scince? ¿Es como ser un ministro?
W. Moody: Los practicistas de la Christian Science dedican todo su tiempo a ayudar a los demás, mediante la oración, a encontrar curación en todos los aspectos de sus vidas. La curación de enfermedades físicas, problemas emocionales, dificultades en las relaciones, desafíos en el trabajo, todo aquello en la experiencia humana que necesita el toque sanador de Dios.
Nombre omitido a pedido del autor: ¿Cómo empezó a hacer ese trabajo?
W. Moody: Yo no fui siempre Científico Cristiano. Me criaron en la tradición metodista y en mi vida familiar se creía en Dios. Cuando entré a la universidad, parecía que andaba a los tumbos con la espiritualidad. Era una época muy difícil de nuestra historia. Estábamos en medio del conflicto de Vietnam, y muchos hombres y mujeres de mi edad enfrentaban tremendas dificultades.
En aquella época, conocí la Christian Science por medio de alguien que conocía desde la secundaria, quien había encontrado un ejemplar de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, de una manera muy inusual. Ella también estaba buscando espiritualidad y había ido a una feria de libros en mi ciudad natal, Nueva Orleans. Estaba buscando libros sobre religión y espiritualidad. Esta feria tenía el propósito de recaudar fondos para la Sinfónica de Nueva Orleans, y vendían libros usados. Ella vio que vendían Ciencia y Salud en la sección religiosa, por 10 centavos. Pensó que realmente por 10 centavos no perdía nada al comprarlo. Y así lo hizo. Cuando comenzó a leerlo, se dio cuenta de que parecía que el libro no sólo respondía a las preguntas que se había estado haciendo, sino que anticipaba respuestas a preguntas que aún no se había hecho. Comentó el descubrimiento de ese libro con varios de sus amigos en la secundaria, y yo fui uno de ellos.
A través de aquellos primeros meses que investigué la Christian Science, leyendo Ciencia y Salud, y hablando con un practicista de la Christian Science, se produjo un cambio muy grande en mi pensamiento, sobre mí mismo y el mundo que me rodeaba. Ya no me sentía perdido. Realmente comencé a percibir que mi vida tenía un propósito y una dirección. Y esto se debió principalmente al maravilloso y nuevo concepto de que Dios es el Amor puro. Fue simplemente ese concepto de que Dios es el Amor, infinito, divino, absoluto.
A partir de entonces, comencé a estudiar con más dedicación la Christian Science. Esto naturalmente me llevó a encontrar una forma de expresar ese amor de Dios de una manera más práctica. Unos años después, comencé a ayudar a los demás a través de la oración cuando me pedían ayuda. Como consecuencia de eso, desarrollé mi práctica de la Christian Science y su ministerio sanador.
Nombre omitido a pedido del autor: ¿Tenía acaso un sentido de espiritualidad en su vida anterior, o fue una percepción repentina?
W. Moody: Creo que hubo cierta evidencia previa de esto, pero como que estaba sepultada. Recuerdo una ocasión, cuando tenía unos doce años, que tuve un momento de percepción espiritual. Siempre he recordado ese momento en que sentí la presencia de Dios. Más tarde, durante mi adolescencia, yo era muy apegado a mi abuelo, que estaba muy enfermo, aunque yo no lo sabía entonces. Recuerdo que una noche lo visité y fui a darle las buenas noches. Él estaba leyendo su Biblia. Me di cuenta de que era algo que él hacía todas las noches desde que lo conocí. Me dijo: “Realmente, es importante leer este libro. Si hay algo que te quiero pedir, es que encuentres el tiempo para leer con regularidad la Biblia”. Fue por el amor que le tenía que le dije que sí.
No hubo una respuesta inmediata a ese anhelo que él tenía por mí. Pero unos años después, cuando comencé a estudiar la Christian Science, comprendí que su estudio me llevaba directamente a la Biblia y me la revelaba como nunca antes. Comencé a aprender lecciones espirituales realmente muy importantes de la Biblia. Estoy muy agradecido porque la Christian Science me ha ayudado a cumplir con la promesa que le hice a mi abuelo, hace tantos años.
Nombre omitido a pedido del autor: ¿Piensa que esas primeras percepciones espirituales eran las mismas y el mismo camino en el que está ahora?
W. Moody: En mi experiencia yo no pienso en caminos diferentes, simplemente considero que el viaje espiritual que hacemos individualmente, es nuestro viaje. Comienza en algún lugar, y continúa, y pienso que nunca termina. De manera que en ese sentido es el mismo camino, porque es el mismo viaje. Yo sigo en el mismo viaje. No he descubierto de ninguna manera lo que espero descubrir. Y no he logrado aprender todo lo que espero aprender.
Nombre omitido a pedido del autor: En ese viaje, ¿ha tenido alguna vez un “impasse”, una crisis de fe?
W. Moody: Como toda relación de mucho tiempo — como un matrimonio o una amistad cercana — nuestra relación con Dios es una relación de toda la vida, y uno tiene que trabajar para mantenerla. Tengo días que son mejores que otros, algunos días que me siento más cerca de Dios que otros. Pero yo sé que Él está allí a cada paso del camino.
“Comencé a sentir que Dios es Amor puro”.
Nombre omitido a pedido del autor: En pocas palabras, ¿podría describir la Christian Science a alguien que nunca escuchó hablar de ella?
W. Moody: No voy a tratar de describirla como denominación religiosa. Para mí es mucho más que eso. Considero que es la verdadera Ciencia del Cristo, la Ciencia del Cristianismo, que se refiere a las leyes de Dios que están al alcance de todos y cada uno de nosotros, cualquiera sea nuestra tradición religiosa. Así la define Mary Baker Eddy: la ley de Dios, la ley del bien universal. Estas son leyes que podemos comprender, practicar y demostrar. Traen regeneración, transformación y una nueva visión de la realidad a nuestra vida. Traen curación.
Nombre omitido a pedido del autor: ¿Puede definir la espiritualidad?
W. Moody: Hay muchos puntos de vista diferentes sobre la espiritualidad hoy en día. Van desde la escala musical, a la terapia con cristales, de los elementos de la astrología, a una relación profunda del individuo con Dios. Para mí la espiritualidad es el principal elemento de nuestro ser. Es lo que define lo que realmente somos como hijos e hijas de Dios. La espiritualidad trata realmente acerca de nuestra naturaleza divina como la creación de Dios. Es comprender esa naturaleza divina, comprender su presencia y poder. Es vivir en la presencia y el poder de Dios.
“Nuestro viaje espiritual comienza en algún lugar, y continúa, y pienso que nunca termina”.
Nombre omitido a pedido del autor: ¿Es la espiritualidad algo innato que todos tienen, o tenemos que hacer algo para obtenerla?
W. Moody: Yo creo que es innata. La espiritualidad es la parte más real de quién es cada uno de nosotros. ¿Tenemos que hacer algo al respecto? Sí, porque a menudo muchas cosas la mantienen oculta de nosotros. El materialismo de la época trata de ocultarnos la espiritualidad. Intenta decir que no tiene lugar en nuestra vida, que la felicidad, la paz, la alegría, la satisfacción, todo depende de más y mejor materialidad. Creo que hay algo que hacer acerca de la espiritualidad, pero no algo que crear. Ya está allí. Lo que nosotros tenemos que hacer trata sobre la devoción y la oración, por vivir una relación más humilde con nuestro Creador, nuestro prójimo, y el mundo que nos rodea. Consiste en ser humildes y percibir la gracia de Dios, estar dispuestos a expresar amor donde sería más fácil no expresarlo.
Nombre omitido a pedido del autor: Usted dijo que es necesario leer la Biblia con regularidad. ¿Es acaso un requisito para nuestra espiritualidad?
W. Moody: Pienso en un jardín de flores o un huerto de verduras. Si por algún tiempo no cuidamos de nuestro jardín, puede que por unos años, tengamos flores. Pero si nunca cuidamos de él, lo más probable es que el jardín sea invadido por la maleza. De igual modo creo que es necesario cuidar de ese jardín en nuestro corazón, quitar toda la maleza que trate de obstaculizar nuestra relación con Dios.
Nombre omitido a pedido del autor: ¿Ese cuidado del jardín en nuestro corazón incluye escuchar diariamente?
W. Moody: Para mí es importante estudiar la Biblia; y yo también incluyo Ciencia y Salud. El estudio de estos dos libros ha sido un aspecto importante del cuidado de mi espiritualidad.
Nombre omitido a pedido del autor: ¿Considera que la Christian Science tiene cosas en común con otras religiones?
W. Moody: Ese algo en común que tenemos con todo aquél que busca la verdad espiritual, es justamente esa búsqueda. Quien busca trata de alcanzar algo que va más allá de sí mismo, está buscando una realidad más profunda y una relación más cercana con el Ser Supremo. Donde quiera que haya un sentido de un solo Dios y nuestra eterna relación con Dios, hay esa coincidencia entre todos. Obviamente, los elementos de nuestra fe son bastante diferentes. Pero nos podemos relacionar sobre la base de que el Señor nuestro Dios es un solo Dios.
Nombre omitido a pedido del autor: Hay muchas maneras de ser espiritual. ¿Qué ocurre si su búsqueda espiritual lo lleva hacia adentro en lugar de hacia Dios?
W. Moody: Ese es uno de los peligros sobre los que debemos estar alertas; que la búsqueda espiritual no se centre exclusivamente en nosotros. Todo lo que Jesús enseñó en su ministerio tenía el propósito de que dirigiéramos nuestra vida hacia Dios. El amor espiritual no es un amor que se busca a sí mismo. Es el amor de Dios reflejado, que nos exhorta a amar universalmente. La promesa de nuestro viaje espiritual individual es increíblemente maravillosa. Va más allá de cualquier medida mortal. Consiste en reconocer la presencia de Dios en nuestra vida, sentir su amor cualquiera sea la circunstancia. Es la perla de gran precio. Saber que hay un poder presente que nos sana y salva y nos muestra la verdad, vale todo lo que podamos dar por ella.
