Una de las verdaderas alegrías que nos da la Christian Science es que nos impulsa a pensar en conceptos metafísicos. Pablo escribió a los primeros cristianos: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. Filipenses 4:8.
Metafísica, significa aquello que trasciende, o está más allá, de lo físico. Lo maravilloso es que cuando investigamos las verdades metafísicas y aplicamos correctamente, nuestras circunstancias humanas mejoran. Por supuesto, que no reflexionamos ni practicamos la metafísica divina con el solo propósito de mejorar nuestra vida. Lo hacemos también porque es importante ocuparnos de nuestra salvación. Cuando pensamos en lo que dice Pablo, nuestro pensamiento y experiencia se elevan espiritualmente.
A mí me ha alegrado mucho comprender mejor el concepto de ángeles. La palabra ángel deriva del griego que significa mensajero. A lo largo de los años, me han inspirado mucho los artículos y testimonios publicados en las piblicaciones periódicas de la Christian Science así como los testimonios que he escuchado en la iglesia y leído en estas revistas, en los que las personas cuentan que escucharon el mensaje angelical de Dios y fueron sanadas. Sin embargo, por mucho tiempo yo no estaba seguro de lo que significaba recibir un mensaje así. Pensaba que no había escuchado el mensaje divino de la manera que estas personas contaban. Parecían haber tenido una experiencia que trascendía todo lo que yo podía haber sentido.
Entonces decidí hacer algo al respecto. Comencé a estudiar lo que dice la Biblia y los escritos de Mary Baker Eddy sobre los ángeles. De inmediato me encontré con la definición espiritual de ángeles que se encuentra en el Glosario de Ciencia y Salud. La definición dice en parte: “Pensamientos de Dios que vienen al hombre”.Ciencia y Salud, pág. 581. Esto me impulsó a ampliar mi estudio para ver qué revelaban estos libros también sobre los pensamientos. Como resultado, obtuve una comprensión que me ha cambiado profundamente, y que nos ha traído grandes bendiciones a mí, a mi familia y a otras personas.
En realidad, el proceso que me llevó a comprender esto empezó hace mucho tiempo, cuando recién me iniciaba en el mundo de los negocios. Mi esposa y yo hacía poco que éramos padres, y teníamos algunos problemas económicos. Además un segundo hijo venía en camino.
El ambiente en el que trabajaba no era nada armonioso. A mi alrededor había inmoralidad y deshonestidad. Por unos cuántos meses estuve estudiando algunos pasajes de la Biblia y de los escritos de la Sra. Eddy, con el deseo de comprender mejor la provisión infinita y el bien que tiene Dios preparado para todos Sus hijos. Todos los días, cuando iba de camino al trabajo, repasaba esos pasajes.
Entre ellos había uno breve en Escritos Misceláneos, titulado “Ángeles”, que dice en parte: “Dios os da Sus ideas espirituales, y ellas, a su vez, os dan vuestra provisión diaria”.Esc.Mis., pág. 307. Hasta ese momento, yo había creído que esto significaba que me iba a venir alguna idea importante que me beneficiaría a mí y a mis clientes. Pero una mañana, al pensar en esto, llegué a la conclusión de que Dios de ninguna manera me daría un concepto humano. Las ideas que Él da son totalmente divinas, totalmente buenas, sin ninguna limitación material. Entonces me pregunté: “¿Cuáles son las ideas que nos da Dios?” Me vino la respuesta de inmediato: “Bueno, una de las ideas que te da es la idea correcta del hombre”. Entonces comencé a pensar en los hijos e hijas de Dios como responde Ciencia y Salud a la pregunta “¿Qué es el hombre?” Allí es descrito como perfecto, espiritual, que tiene todo el bien que se deriva de Su Hacedor, e incluye todas las ideas correctas.
Las ideas que Dios nos da son buenas, y sin ninguna limitación material.
¿Como se comparaba esto con el punto de vista que yo tenía de mis compañeros de trabajo? No coincidían para nada. El concepto equivocado que yo tenía de mis colegas, desapareció de mi pensamiento cuando percibí la idea verdadera del hombre. La inclinación a criticar, a sentir resentimiento, y hasta odio, desaparecieron de inmediato. Fueron reemplazados por un aprecio, afecto y respeto sinceros por cada persona de mi oficina. Había comenzado a pensar en lo que nos dice Pablo que hagamos.
Mi relación con mis compañeros se transformó en mi corazón. Ya no guardaba más que un afecto sincero y cristiano hacia ellos.
Cabe mencionar que durante las dos semanas siguientes, me transfirieron a otro lugar y mi situación laboral mejoró. Además, mi esposa y yo recibimos inesperadamente una gran suma de dinero, que alivió la estrecha situación económica que tanto nos preocupaba. A los tres meses, mi carrera cambió por completo. Me encontré realizando un trabajo que había querido hacer desde que era adolescente. Todavía me admiro de la alegría que me brinda esta profesión.
Años después tuve otra experiencia interesante. Mi segunda hija, ya una señorita, había obtenido su licencia de conducir. Orgullosa, con su licencia en la mano, me preguntó si podía usar mi automóvil. Le di un juego de llaves y oré para saber que estaba segura bajo el cuidado de Dios. Me sentí totalmente en paz.
No había pasado ni una hora cuando sonó el teléfono. Era mi hija. “Papá, el coche está destrozado, pero yo estoy muy bien”. Me escuché decir: “Querida, es sólo desarrollo. Ya voy a buscarte”. Esa respuesta parecía ridícula, pero resultó ser un mensaje angelical.
Cuando llegué a la estación de policía a donde la habían llevado, la encontré ilesa. El oficial a cargo me dijo que no se podía explicar cómo había salido sin un solo rasguño. Me dijo que la grúa había llevado el coche a un lugar cercano, y que al día siguiente vería yo el milagro que había ocurrido. ¡Estaba totalmente en lo cierto!
La llevé a casa sintiendo mucha gratitud por su seguridad. Sin embargo, al día siguiente me di cuenta de que no tenía vehículo para mí ni para mi trabajo. Entonces pensé en esa declaración que me había venido al pensamiento: “es sólo desarrollo”. Los días siguientes oré, pidiendo a Dios que me mostrara lo que necesitaba saber. Me pregunté “¿cómo necesito desarrollar mi pensamiento?”
Finalmente, reflexioné sobre esa frase que mencioné anteriormente: “Dios os da Sus ideas espirituales, y ellas, a su vez, os dan vuestra provisión diaria”. ¿Cuál era la idea espiritual que Dios ya me había dado que me proporcionaría el sustento diario? Pensé: “Dios te da la idea de movilidad. Es una idea perfecta. Intacta, hermosa, presente, abundante, ilimitada”. Sentí mucha gratitud de que esa idea estuviera ya presente y perfecta dentro de mi conciencia. Tuve la certeza de que esta idea espiritual gobernaría mi experiencia permitiendo que la situación mejorara y eliminando la limitación. Pude ver que mi pensamiento se estaba desarrollando. En lo que podría parecer una forma casi milagrosa, en tan sólo unos días, tenía un coche nuevo y mejor que el anterior.
Diez años después, sigo indagando sobre los pensamientos y los ángeles. Se pueden imaginar mi alegría cuando al leer un pasaje de Escritos Misceláneos por la Sra. Eddy, me encontré con la siguiente declaración: “En la Ciencia, la forma y la individualidad jamás se pierden y los pensamientos son ideas delineadas e individualizadas, que moran por siempre en la Mente divina como sustancia tangible y verdadera, pues están eternamente conscientes”. Véase Juan 6:21.
Para mí esto quería decir que un pensamiento, en el sentido más elevado, es la expresión, o aspecto específico, de una idea. Se manifiesta de una manera única y en un momento oportuno. Por ejemplo, la idea espiritual de hogar existe en la Mente divina. Incluye cualidades como calidez, afecto, armonía, paz, luz, alegría. Cuando nos enfrentamos con la necesidad de encontrar un lugar donde vivir, podemos apreciar la presencia de esta idea como una realidad presente. Podemos vivir las cualidades. del hogar en nuestra vida diaria. A medida que estamos más conscientes de la idea espiritual, nuestra conciencia se eleva, y nuestro concepto de hogar coincide con el divino. Como consecuencia natural, percibimos las indicaciones que necesitamos, y el pensamiento específico nos guía hacia un mejor lugar donde vivir. Percibiremos que Dios nos cuida de una manera apropiada.
Al estar más conscientes de la idea espiritual, nuestra conciencia se eleva.
Esto es justamente lo que hacen los ángeles. El Salmista dice de Dios: “A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos”.Esc.Mis., pág. 103.
El estudio de la Biblia y de los escritos de Mary Baker Eddy ha dispuesto mi pensamiento para recibir los mensajes angelicales. He llegado a discernir lo que la Sra. Eddy quiso decir cuando escribió: “De esto estad también seguros, que los libros y la enseñanza no son sino una escalera descolgada del cielo de la Verdad y el Amor, por la cual los pensamientos angelicales suben y descienden, llevando en sus alas de luz el espíritu de Cristo”. Salmo 91:11.
La idea correcta del hombre que encontré en Ciencia y Salud, sigue desarrollándose en mi pensamiento y experiencia. Y esa idea de movilidad, que cada hijo de Dios incluye y expresa, ha hecho más que resolver un problema de transporte en nuestra familia. Por ejemplo, no hace mucho se me hincharon las rodillas. Aparentemente tenía artritis. Percibí que tenía que permitir que me moviera el Amor, que fuera motivado por el Amor y movilizado por el Amor. Entonces hice que mis pensamientos y acciones expresaran más paciencia y aprecio por los demás. Sentí que el amor de Dios movía mi sentir, y sané en pocos días. Éste fue un nuevo aspecto de la idea espiritual de movilidad que se manifestó en mi conciencia. Fue un ángel.
Ciertamente, los ángeles son “pensamientos de Dios que pasan al hombre”. Dios nos da los ángeles que necesitamos. Ellos nos consuelan, nos guían, traen armonía a nuestra vida, nos inspiran. Nos sanan porque revelan algo más de la bella, grandiosa y magnífica creación espiritual de Dios.