Un día, cuando fui a buscar a mi hija al jardín de infantes, me encontré con una madre en estado de pánico. Se acababa de enterar de que uno de los niños de la escuela tenía fiebre escarlatina. El temor y la sensación de impotencia que manifestaban ella y otros padres, me tomó mente de sorpresa, y muy pronto yo también comencé a tener miedo.
Al orar a Dios en busca de paz y guía, me vino al pensamiento un versículo de la Biblia: “No tengas temor de sus rostros”. Jeremías 1:8, según la versión King James. En ese momento, lo parafraseé pensando: "No tengas temor de sus nombres".
En toda la Biblia encontramos el mensaje de que la presencia y el poder de Dios son una ayuda infalible en momentos de dificultades. Comencé a ver que esta situación me estaba tentando a creer que alguna circunstancia en particular, alguna enfermedad con un nombre temido, podía estar fuera del alcance de la omnipresencia y omnipotencia de Dios. Yo sabía muy bien que esto era imposible.
De inmediato me tranquilicé. Me prometí no tener "temor de sus nombres". Durante los días siguientes reflexioné sobre éste y otros mensajes de la Biblia, y me sentí en paz, y confiada de que el amor de Dios mantenía el control total y cuidaba a cada uno de Sus hijos.
El resultado fue que la niña se recuperó muy pronto, regresó a la escuela, y nadie más en la escuela tuvo esa enfermedad. La verdad es que nunca nos enteramos del alcance y efecto que tienen nuestras oraciones; pero sé que mi oración y la inspiración que encontré en la Biblia, calmaron mis temores por la salud de mi hija, por su compañerita que estaba enferma, y por todos los niños de la escuela.
El estudio diario de la Biblia, junto con Ciencia y Salud, ha sido una fuente maravillosa de inspiración y fortaleza. Me gusta comenzar el día leyendo pasajes de la Biblia y estableciendo en mi pensamiento que Dios es el único poder del universo, la única Mente, y que Él nos gobierna a todos y cada situación en perfecta armonía.
El conocer a Dios nos ayuda a liberarnos de todo lo que trate de privarnos de nuestra salud y de nuestra paz
En muchas situaciones del diario vivir, y en especial en los momentos de mayores pruebas, tales como el que enfrenté esa mañana en la escuela, los mensajes de la Biblia me han dado mucho consuelo y fortaleza. Entre ellos: “El amado de Jehová habitará confiado cerca de él; lo cubrirá siempre, y entre sus hombros morará”. Deuteronomio 33:12. Y el Salmo 91 promete: “El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente”.
Jesús a menudo dijo: “No temáis”. Esto es posible para todo aquél que reflexiona, ora, y confía en la verdad de la Biblia de que cada uno de nosotros es realmente el hijo amado de Dios, por siempre seguro bajo Su tierno cuidado.
Los pasos que damos para superar el temor pueden parecer pequeños, pero nos ayudan a conocer a Dios y afirmarnos en el hecho de que somos libres de todo lo que trate de privarnos de nuestra salud y de nuestra paz.