Hace tres años, fui a China para estudiar el idioma y la cultura de ese país. Un mes después, cuando llegó la hora de regresar a mi casa en Indonesia, descubrí que había un problema con mi boleto de avión y no podía regresar con mi grupo. Puesto que sólo había dos vuelos de China a Indonesia a la semana, había una larga lista de espera. Tenía que quedarme en China diez días más. Me quedé con la guía del tour y su hijo de siete años, pero yo estaba asustada y extrañaba mucho mi casa. También pensaba cuánto me iba a aburrir sin mis amigos.
Los primeros dos días me resultaron muy difíciles. Entonces me acordé de que Dios gobierna mi vida. Comprendí que no necesitaba pedirle a Dios nada porque Él ya sabía lo que yo necesitaba y cuidaría de mí.
En el momento que me tranquilicé y no me sentí más atemorizada, mis preocupaciones desaparecieron. Los ocho días restantes la pasé genial. La guía fue muy bondadosa conmigo: me llevó de compras y de visita a lugares que no habíamos visitado con los otros estudiantes. Cuando tuvimos que regresar a casa, llevé conmigo maravillosos recuerdos. Y además ¡no tuve que pagar nada durante esos diez días!
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!