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Donar órganos es tu decisión

Del número de noviembre de 2001 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Este año, durante una reunión en la escuela, dos de mis amigos estaban hablando sobre sus permisos de conducir. En el formulario para obtenerlos se les preguntaba si deseaban ser donantes de órganos. En los Estados Unidos, si uno quiere puede firmar una autorización para que, al morir, los hospitales tengan permiso de extraer los órganos vitales, tejidos, huesos o médula, para realizar transplantes, dar terapias, hacer investigación, o para fines educativos. Mis amigos decían cuánto les gustaría ser donantes, pero no podían porque aún no tenían 18 años de edad. Me preguntaron si yo era donante, y les contesté que no. Entonces me preguntaron: "¿Es por tu religión?" y les dije: "Supongo que sí".

Pero entonces me pregunté: "¿Por qué no soy donante de órganos? ¿Debería serlo?" Saqué a colación esta pregunta en mi clase de la Escuela Dominical una tarde, y mi maestra me dijo que la Christian Science no indica nada directamente en un sentido u otro. Ella dijo que es una decisión personal.

Quise orar para sacar mis propias conclusiones. No estaba haciendo esto para darles una explicación a mis amigos, sino que lo hacía por mí mismo. Muchas preguntas empezaron a pasar por mi mente, como: "¿Es éste el modo que Dios quiere que ayude a la gente, o hay alguna otra manera?"

Durante varias semanas estuve tratando de contestar las preguntas. Busqué varios pasajes de Ciencia y Salud que pensaba podrían ayudarme a obtener una respuesta, pero no sentía que estuviera haciendo ningún progreso, así que decidí que sólo continuaría orando.

Una noche estaba viendo el programa Expedientes Secretos X en la televisión. Este es un programa que mezcla la ciencia ficción con el suspenso y el drama. En ese episodio en particular un hombre había muerto, y era donador de órganos. El personal del hospital decía que las partes de su cuerpo estaban en cinco personas diferentes y en cuatro o cinco hospitales. Esto me llevó a pensar que después de que me vaya, no quiero que las partes de mi cuerpo estén en diferentes personas.

Luego me di cuenta de algunas cosas más. He pasado mi vida estudiando la Christian Science y apoyándome en Dios para conservar y recuperar la salud. Ciencia y Salud dice: "El hombre no es materia; no está constituido de cerebro, sangre, huesos y otros elementos materiales".Ciencia y Salud, pág. 475. Por lo que dar órganos a otras personas para mí sería creer que los órganos pueden dar vida, pero yo sé que la Vida sólo viene de Dios.

Así que decidí que no voy a donar mis órganos. Voy a ayudar a las personas de otra manera, como lo es estudiar y comprender la Christian Science, y compartirla con los demás. Esto significa que, en lugar de tener que esperar una cirugía o morir para ayudar a la gente que tenga órganos enfermos, puedo orar por ellos en este momento. Y sé que Dios puede sanarlos.

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