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Un diamante de muchas facetas

Del número de noviembre de 2001 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


El síndrome de la página en blanco. ¿La conoces? ¿No te ha ocurrido durante un examen escrito u oral, sentir que se te acabaron las ideas y, más que nada, toda información? ¿O que no tienes nada que decir y si lo dices no te sale bien? A mí sí. También he tenido la sensación de no estar segura de mis estudios, de mi vida social y de mi futuro profesional. La verdad es que mi problema era el temor a sentirme vacía, a la falta de confianza en mí misma. Me parecía que tenía que probarle todo a mis padres, a mis amigos, a la sociedad en general.

Cuando siento ese temor pongo todo de lado para poder reflexionar y determinar cuál es exactamente la fuente de mi inspiración. Si el origen de un ensayo, como de las palabras y las acciones, es un cerebro, eso se limita a la información que laboriosamente hemos adquirido desde la niñez, entonces, tengo la seguridad de que todo lo que haga, diga o escriba será imperfecto e incompleto. Y cuanto más joven soy, más privada de conocimiento estaré.

Pero a través de mi estudio de Ciencia y Salud he descubierto que nuestra inteligencia procede de una Mente, o Espíritu, que no tiene límites, y a la que todos tenemos acceso, no importa quién somos. Esa Mente es Dios. Como dice Mary Baker Eddy: "La Mente no necesita depender de procedimientos educativos. Posee de por sí toda belleza y poesía y el poder de expresarlas".Ciencia y Salud, pág. 89.

También he visto que no existen un montón de inteligencias diferentes y separadas, sino que hay muchísimas formas de expresar la inteligencia perfecta que proviene de la Mente o Dios. Para comprender mejor esta relación entre Dios y cada uno de nosotros, me encanta comparar la inteligencia con un diamante con un número infinito de facetas que reflejan la luz. Cada superficie tiene un brillo diferente, y mientras una de ellas brilla en la luz, las que no brillan no desaparecen. Siguen estando allí. Simplemente hay que girarlas hacia la luz para verlas brillar. Por otro lado, sin luz ninguna de las facetas del diamante puede brillar, y parece una piedra común. Lo que hace que esta gema sea hermosa es su habilidad de reflejar la luz de muchas maneras. Pienso que lo mismo se aplica a nosotros en nuestra relación con la luz de la inteligencia divina. Cualquiera sea tu edad, todos tenemos la capacidad de expresar inteligencia cuando reconocemos que Dios es la fuente de todas nuestras ideas.

No siempre me sentí tan segura de que podía manifestar esta luz. Cuando estaba con maestros o entre amigos, a menudo tenía miedo de decir algo mal o estúpido. Siempre estaba esa duda diabólica y ese temor al fracaso. Pero encontré un pasaje en la Biblia que muchas veces me ha tranquilizado: "Cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto". Mateo 6:6.

¿Qué es el aposento? Para mí es el lugar en nuestro pensamiento, donde buscamos refugio, donde nos sentimos a salvo, lejos del juicio y limitaciones de los demás. En lo que respecta al Padre, para mí Él representa protección y ternura, y he aprendido, poco a poco, a confiar en Él por completo. Al encontrar pensamientos que me tranquilizan, también descubrí que puedo ser inteligente. Tanto es así, que año a año he superado mis propias limitaciones en la universidad. He sido aceptada en una prestigiosa universidad para hacer mi doctorado.

¿Y qué pasó con la sensación de vacío? Desapareció. Las ideas abundan. He descubierto que podemos hacer más que lo que pensábamos que podíamos hacer, sin tener que compararnos con los demás. Cada uno de nosotros refleja la luz a nuestra propia manera, y esta luz realmente brilla muy lejos.

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