AMÍ NO me gustaba ninguna de las chicas que conocía. Todas me parecían egoístas y falsas. La verdad es que yo no les interesaba y tampoco me apreciaban. No las trataba mucho y estaba seguro de que tampoco tenía mucho para ofrecerles. Aunque a veces salía con alguna de ellas, lo cierto es que no había una base sobre la cual desarrollar una relación.
Dios relaciona a cada una de sus ideas.
¡Qué cuadro más desalentador! ¿no? Es feo sentirse solo.
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