Durante los últimos seis años se han estado dando charlas sobre la Christian Science en el Simposio sobre “La espiritualidad y la curación en la medicina”, que organiza dos veces al año la Facultad de Medicina de Harvard y el Instituto Mente-Cuerpo del Hospital Deaconess, patrocinado también por la Fundación John Templeton. Cientos de miembros del clero, médicos, enfermeros, terapeutas y otros profesionales de la salud, asisten a los congresos y participan en diversos talleres y charlas. En diciembre pasado, le pidieron a Virginia Harris, Presidenta de La Junta Directiva de La Christian Science, que hablara sobre “La esencia espiritual de los escritos de Mary Baker Eddy”. A continuación aparece el texto íntegro de la charla, corregido para su publicación.
Hace Seis Años,, cuando comenzaron estas conferencias, algo importante estaba sucediendo. Por un lado, los pacientes y quienes cuidan de ellos, anhelaban obtener una perspectiva más espiritual de la salud. Por el otro, estaban los escépticos que dudaban que la espiritualidad tuviera lugar alguno en el cuidado de la salud. Pero pienso que hoy podemos concordar en que la curación mente-cuerpo está tomando cada vez más fuerza. Los sondeos, las encuestas y la investigación lo confirman y, lo que es aún más importante, las vidas de nuestros pacientes son pruebas contundentes de ello, cuando sanan y tienen una transformación espiritual.
Todos tenemos pacientes que ya han dejado de preguntarse: “¿Es la espiritualidad un factor en mi salud?”, y quieren saber “¿Cómo puede la espiritualidad tener un efecto en mi salud? ¿Cómo puedo entrar en contacto con la espiritualidad, con mi naturaleza espiritual?”
Este impulso y este tipo de preguntas están exigiendo de nosotros, como profesionales de la salud, que comprendamos qué relación tiene la curación espiritual con nuestros pacientes. Como profesionales de la salud — practicistas, enfermeros, médicos y miembros del clero — tenemos que preguntarnos: “¿Cómo puedo incluir la espiritualidad en mi práctica? ¿Qué puedo hacer por mí y por los que recurren a mí solicitando tratamiento? ¿Cómo influye positivamente la espiritualidad en la salud de mis pacientes?”
Estas preguntas que se nos plantean ahora, no son diferentes a las que Mary Baker Eddy, una pionera en el campo de la espiritualidad y la salud, se hizo hace 125 años. A fines del siglo XIX, tal como ahora, la gente estaba buscando tratamientos menos agresivos, estaba llegando a los límites de lo que la medicina ofrecía, y buscaba terapias más eficaces.
Fui invitada esta tarde a hablar con ustedes sobre los escritos de Mary Baker Eddy. Y vine con las mismas expectativas que tiene un profesional de la salud tradicional. Por más de veinte años, he sido practicista de la Christian Science, el sistema de curación espiritual descubierto por Mary Baker Eddy, y amo profundamente ser una profesional de la salud espiritual.
Esta Sesión se titula: “La esencia espiritual de los escritos de Mary Baker Eddy”. Lo que millones de personas han encontrado a lo largo de todos estos años es que la esencia de esos escritos sana.
Ciencia y Salud Se publica en 16 idiomas y tiene su propio sitio en el Internet: spirituality.com.
Mary Baker Eddy fue una autora, maestra y guía religiosa de gran influencia. Ella vivió de 1821 a 1910, así que su vida abarcó los siglos XIX y XX. Su obra más importante, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, publicada en 1875, es uno de los libros que se han estado publicando durante más tiempo, y está entre los más vendidos de su clase en todas las épocas. El año pasado se vendieron más de 300.000 ejemplares, y desde que se empezó a publicar se han vendido diez millones. Se publica en 16 idiomas y tiene su propio sitio en el Internet: spirituality.com. The Christian Science Monitor, que la Sra. Eddy fundó cuando tenía 87 años de edad, es uno de los principales diarios, y ha ganado seis Premios Pulitzer. Sin embargo, lo más notable es su descubrimiento de la Christian Science, que ella presenta en su libro Ciencia y Salud, y que continúa haciendo que la curación espiritual sea práctica y esté al alcance de cualquier persona en todo el mundo.
Tal como sucede actualmente con muchos métodos de curación espiritual, los escritos de Mary Baker Eddy están atrayendo nuevamente la atención, no sólo en los Estados Unidos, sino en todo el mundo. Ciencia y Salud tiene un amplio círculo de lectores, ya que es amado y usado como referencia y como guía espiritual por personas de todas las creencias — judíos, católicos, musulmanes, evangélicos y de otras religiones. Asimismo, es fundamental para la fe profesada por The First church of Christ, Scientist.
Muchas personas usan y practican las ideas contenidas en Ciencia y Salud para reducir el estrés, combatir la depresión, acelerar el proceso curativo, así como para lograr la total recuperación de la salud. Lo utilizan tanto los pacientes como los profesionales de la salud, sin importar el nivel de comprensión y espiritualidad de las personas.
Durante estos congresos y simposios, he tenido el privilegio de tratar el tema, y de trabajar con médicos y profesionales de la salud. Muchos se han familiarizado con algunas de las ideas que la Sra. Eddy presenta en Ciencia y Salud, y las están usando para sanarse ellos mismos.
Me Gustaría compartir con ustedes un ejemplo: Un pediatra del sur de California encontró en la esencia de los escritos de Mary Baker Eddy una ayuda en una emergencia. Este médico me dijo que ha utilizado las ideas de Ciencia y Salud para el cuidado de su salud, y que las ha compartido con sus colegas y pacientes. Dijo que hace poco incorporó estas ideas en un curso que está dando a los médicos de la sala de emergencias, titulado: “Médico, sánate a ti mismo”. Él me envió el siguiente testimonio por correo electrónico: “Como usted sabe, soy un médico judío que me apoyo mucho en los avances científicos, y a la vez tengo un gran respeto por las enseñanzas de Mary Baker Eddy. Estas enseñanzas, que usted me ayudó a entender, hace poco me salvaron la vida. He leído varias veces el testimonio escrito que usted presentó en un congreso anterior, detallando el accidente, casi fatal, que tuvo. El testimonio me ayudó a comprender que Dios es amor, que es omnipresente, y que estamos unidos a Él, como los rayos del sol lo están con su fuente.
“Las ideas de Ciencia y Salud me han ayudado a hacer más científica mi fe en Dios. Y fue justo a tiempo, porque el verano pasado, estaba parado en la proa de una lancha a motor, cuando ésta arrancó súbitamente, y me enredé en una cuerda que estaba atada a unas rocas filosas. La lancha me arrastró bruscamente hacia las piedras y me golpeé la cabeza contra los bordes de las rocas. El dolor era intenso, pero antes de desmayarme, sentí que Dios me protegía totalmente. Algunos de los principios que aparecen en Ciencia y Salud me proporcionaron la ciencia necesaria para elaborar un plan de tratamiento instantáneo. De pronto escuché un mensaje maravilloso que me daba seguridad y me decía: ‘Tranquilízate’.
“Tardamos una hora en llegar a tierra. En la sala de emergencias, para sorpresa de todos, descubrieron que casi no estaba lastimado. Durante todo ese tiempo, nunca dejé de apoyarme en Dios. Y aquí estoy, tres meses después, sano, completo y, por primera vez en mi vida, sin temor.
“Sé que los milagros de curación suceden todo el tiempo, porque los pacientes me lo han estado diciendo desde que empecé a ejercer la medicina hace ya 35 años. Sin embargo, ésta es la primera vez, que yo recuerde, que me sucedió a mí”.
Me sentí encantada y conmovida cuando supe de esta experiencia. Él definitivamente captó la esencia de los escritos de la Sra. Eddy, y vio que era práctica, aun en circunstancias graves, como la que vivió. La sensación que tuvo, de estar unido a Dios y de estar sin temor, son ideas fundamentales en los escritos de Mary Baker Eddy.
Ahora bien, podríamos preguntar: “¿Qué es lo que hay en la esencia de los escritos de la Sra. Eddy que hace que la espiritualidad sea práctica?” Para analizarlo, pienso que sería útil considerar esos escritos desde cuatro perspectivas diferentes. Primero, hablaré de mi experiencia como paciente de este método para el cuidado de la salud, como alguien que ha aplicado estas ideas y que ha experimentado sus resultados benéficos.
Segundo, me gustaría hacer un breve comentario sobre Mary Baker Eddy, la Descubridora de la Christian Science y la autora de su texto fundamental. Además, daré algunos antecedentes de su descubrimiento y ciertos detalles del mismo.
Tercero explicaré cómo este sistema de curación funciona con eficacia para mantener nuestra salud.
Y cuarto, daré un ejemplo, para mostrar cómo un practicista de la Christian Science trata a un paciente por medio de la oración, usando los principios del tratamiento que se encuentra en los escritos de Mary Baker Eddy, particularmente en Ciencia y Salud.
Empezaré con algunos conceptos desde el punto de vista del paciente. He tenido curaciones por medio de la oración toda mi vida, pero hay una curación en especial, que sucedió hace 25 años, que no sólo salvó mi vida, sino que la cambió.
Tuve un violento accidente automovilístico. Acababa de dejar a mis tres hijos en la escuela y me dirigía a casa, cuando, al cruzar una intersección de una avenida de cuatro carriles, un auto no respetó la luz roja del semáforo, y dio con fuerza contra el costado de mi vehículo, empujándolo contra otros dos coches.
Mi primer pensamiento fue similar al que probablemente hubiera tenido cualquiera en la misma situación: “Ayúdame, Dios mío”. Estaba sola y herida. Permanecí atrapada entre los restos del auto por unos 45 minutos. Sabía que la situación era seria. Perdía y recuperaba la conciencia por momentos, y no podía moverme; pero cuando estaba consciente podía pensar y orar. Entonces, recurrí a Dios como nunca antes. En verdad luchaba mentalmente por mantenerme consciente. Pienso que en ese momento debo haber sentido que, si podía mantenerme consciente, sabía que estaba viva. Y también pensé que si estaba consciente podía orar; en una situación así, orar era mi única ayuda y mi única esperanza.
Entonces, mientras las maniobras de rescate se efectuaban a mi alrededor — mientras los trabajadores se esforzaban por sacarme del auto — verdaderamente sentí una gran calma espiritual, una presencia y consuelo divinos me invadía; fue algo muy poderoso. Me ayudó a enfrentar los pensamientos de pánico y temor, e incluso el pensamiento de que pudiera morir en ese momento. Pero sinceramente, puedo decir que la sensación predominante era de una dulce calma. Hay un texto bíblico de los Salmos que se repetía en mi pensamiento y que era casi como un canto: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”. Salmo 46:1.
Para mí ese pasaje era como una promesa: que mi amparo y fortaleza estaban allí conmigo, al igual que mi pronto auxilio. Oré para sentir ese pronto auxilio — la ayuda de Dios.
Nos llevaron a todos los que íbamos en los autos involucrados en el accidente a la sala de emergencias de un hospital cercano. Alguien llamó a mi esposo, y él vino enseguida. Varios médicos me examinaron inmediatamente, me pusieron suero y concluyeron que las heridas, especialmente las internas, eran tan graves que era difícil que sobreviviera. Parecía que tenía muy pocas esperanzas de recuperarme.
Todo el tiempo que estuve en el auto y que permanecí en la sala de emergencias, estuve luchando para mantenerme consciente. Debo decir que sentí una gran seguridad en el amor omnipresente de Dios. Y con él, la certeza de que podía y debía vivir. Verdaderamente percibí la promesa de que Dios me salvaría.
“Sé que los milagros de curación suceden todo el tiempo...”
Mi esposo y yo decidimos que nos apoyaríamos totalmente en Dios para mi curación; esto lo hicimos libremente, y nos sentimos confiados por la decisión que habíamos tomado. Yo ya había sido sanada antes. De hecho, toda mi vida había visto pruebas convincentes del poder de la oración. Entonces mi esposo llamó a un practicista de la Christian Science que empezó a darme tratamiento.
Después me llevaron a casa en ambulancia. Los dos primeros días fueron difíciles, ya que no podía moverme y el dolor era intenso. Sentía el impulso mental y físico de ceder ante la muerte, pero no lo hice. Me di cuenta de que Dios estaba allí sosteniéndome y sanándome. Con toda sinceridad puedo decir que aun en esos momentos en que luchaba interiormente, sentí que el poder, la fortaleza y la presencia de Dios me mantenían segura y tranquila. Y todo el tiempo tuve la certeza de que sanaría
Durante esos días tan críticos, mi madre y mi esposo se turnaban para cuidarme y nunca me dejaron sola. El practicista continuó orando por mí y yo también estuve orando todo el tiempo.
Yo no era una principiante en cuanto a orar y cuidar de mi salud por medio de la oración. Pero esta situación realmente me hizo profundizar y llegar al verdadero corazón y fuerza de la oración. Deseaba conocer más de la esencia de la curación espiritual. Esos días hicieron que me esforzara por comprender la naturaleza espiritual de mi ser, y me di cuenta de que los escritos de Mary Baker Eddy estaban llenos de una espiritualidad práctica que podía aplicar de inmediato. Me gustaría compartir con ustedes algunos ejemplos de los conceptos de la espiritualidad práctica que estaba buscando en aquel momento.
El Primer Concepto, y el más importante, es entender verdaderamente la naturaleza del Ser Supremo, comprender qué es Dios. En Ciencia y Salud, la Sra. Eddy escribe al respecto: “Si comprendiésemos a Dios en vez de meramente creer en Él, esa comprensión establecería la salud”.Ciencia y Salud, pág. 203.
Ella también dice: “‘Dios es Amor’. Más que eso no podemos pedir, más alto no podemos mirar, más allá no podemos ir”. Ibid., pág, 6.
E insiste en que el Amor es Dios, cuando escribe: “El Amor es imparcial y universal en su adaptación y en sus dádivas. Es el manantial abierto que exclama: ‘Todos los sedientos: Venid a las aguas’”. Ibid., pág. 13.
Y, nuevamente, ella se refiere a Dios como Amor cuando dice: “El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana”. Ella continúa, y explica: “No está bien imaginarse que Jesús demostró el poder divino sanador sólo en beneficio de un número selecto o de un tiempo limitado, puesto que a la humanidad entera y a toda hora el Amor divino suministra todo el bien. El milagro de la gracia no es milagro para el Amor”. Ibid., pág. 494.
Dado que, literalmente, no podía moverme, ¡empecé a correr y a escalar mentalmente! Utilicé mi energía y mi capacidad mentales para entender qué significa que Dios es Amor, totalmente amoroso. También pensé que Dios no sólo es Padre, sino también Madre. Me apoyé en Dios como Padre, como la fuerza que me sostenía. Pero también tuve una percepción maravillosa de la maternidad de Dios que aprecié mucho, una dulce sensación de que me estaban atendiendo y nutriendo, que me brindaban consuelo, bondad y cuidado, un cuidado que verdaderamente me sostenía. La Sra. Eddy se refiere a Dios como Padre-Madre de esta forma: “Padre-Madre es el nombre de la Deidad que indica Su tierna relación con Su creación espiritual”. Ibid., pág. 332.
En segundo lugar, oré para entender mejor quién era yo como hija de Dios. Había leído la Biblia toda mi vida, y sabía lo importante que era para poder entender la creación de Dios. En Ciencia y Salud, la Sra. Eddy dice de la Biblia: “Las Escrituras nos informan que el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios... El hombre es idea, la imagen, del Amor...” Ibid., pág. 475.
¿Qué significa ser el hijo de Dios, del Amor divino mismo? ¿Qué significa ser hecho, como dice la Biblia, a “imagen” y “semejanza” de Dios? Véase Génesis 1:26. Me hice estas preguntas una y otra vez. “¿Qué significa esto? ¿Qué significa esto para mí? ¿Cómo se puede aplicar a esta situación? ¿Qué me dice sobre mi naturaleza espiritual, sobre mi ser perfecto? ¿Qué me dice sobre la promesa para la vida y no para la muerte?”
Para cambiar la condición debe tenerse presente el modelo perfecto.
Cuando hablo aquí de mi naturaleza espiritual, estoy pensando en mi ser real, la expresión permanente y eterna de mi verdadero ser como una idea — la “imagen” y “semejanza” de Dios. La Sra. Eddy cita una maravillosa traducción del islandés del Génesis que dice: “Él creó al hombre a imagen y semejanza de la Mente, a imagen y semejanza de la Mente lo creó”.Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 97. La traducción usa la palabra Mente para describir a Dios.
De esta manera, estaba empezando a entender que no había dos personas, una espiritual y una mortal, sino que la vida, la existencia y la permanencia de mi identidad, de mi ser, provienen de la Mente divina, Dios. Mi oración fue alimentada y sostenida por una frase de la Sra. Eddy que dice: “...debe tenerse presente el modelo perfecto del hombre, mediante lo cual se mejora su condición actual; y que su contemplación acerca de sí mismo debe volverse de la discordancia, la enfermedad y el pecado, hacia aquello que es la imagen de su Hacedor”. Ibid., pág. 98.
El tercer concepto con el que oré durante esta experiencia, que para mí es esencial en los escritos de la Sra. Eddy, e importante en todos los tratamientos de la Christian Science, es nuestra relación con Dios. En Ciencia y Salud, ella explica así esta relación: “Tal como una gota de agua es una con el mar, un rayo de luz uno con el sol, así Dios y el hombre, Padre e hijo, son uno en el ser”.Ciencia y Salud, 361.
Después me pregunté: “¿Qué hay respecto a Dios y Su creación? ¿Qué hace que esta relación sea tan poderosa, real y práctica para nosotros cuando demostramos la curación espiritual? ¿Cómo estoy unida a Dios? ¿Cuál es mi relación con el Todopoderoso? ¿Cómo puede mi conocimiento de esta relación ayudarme y sanarme?
Gracias a esta experiencia, empecé a sentirme muy cerca de Dios. Sentí que estaba unida a Dios, el espíritu de Dios que estaba conmigo. Pensé que como Dios es Padre y Madre, y nosotros somos Sus hijos, debe haber una relación muy estrecha entre nosotros, una relación indestructible, permanente, no sujeta a amenazas de ningún tipo. Y esta relación tiene que ser muy amorosa, buena y sanadora.
Un día, cuando estaba recostada, me di cuenta de que esa experiencia me había forzado a hacer una pausa en mi vida. Había estado participando excesivamente en actividades de la comunidad, pero ahora estaba cara a cara con lo que significaba tener una relación con Dios a toda hora y todos los días. No sólo cuando lo quería o lo necesitaba, sino constantemente. Y también me di cuenta de que, aun cuando yo pensaba que sabía algo de Dios, mi aprendizaje sobre nuestro creador apenas había empezado. Estaba aprendiendo estas tres cosas:
• Qué es Dios.
• Qué significa para nosotros ser el hijo o “imagen” y “semejanza” de Dios.
• Qué significa que haya una continua relación entre Dios y Su hijo.
Estos conceptos formaban parte de lo que para mí representaba la esencia espiritual de los escritos de la Sra. Eddy. Y así, paso a paso, mientras el practicista y yo orábamos con esas tres ideas se empezó a manifestar la curación.
Primero, pude permanecer alerta y consciente; pude orar y comprender los pensamientos e ideas espirituales. Después logré moverme y, finalmente, las heridas internas sanaron. En alrededor de dos semanas, estaba en pie realizando mis actividades normales; y muy pronto empecé a manejar el auto para llevar a mis hijos a la escuela y cuidar de mi familia. Estaba completamente sana.
Había sentido el poder de Dios de una manera muy pero muy especial. Para mí fue una experiencia increíble y, como dije, cambió mi vida. Siempre estaré agradecida por ella. Continúo obteniendo mucha fortaleza de esa experiencia sagrada, y de las prácticas ideas espirituales que obtuve de los escritos de la Sra. Eddy.
A través de sus investigaciones y estudio descubrió...
Cuando narro esta experiencia, en ocasiones se me pregunta: “¿Quién es esta autora? Dígame algo sobre Mary Baker Eddy y de cómo comenzó este sistema de curación”. Y esto me lleva a mi segundo punto: Cómo Mary Baker Eddy llegó a descubrir la Christian Science y a escribir Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras.
En 1907, tres años antes de su muerte, una revista muy popular de la época, Human Life, la describió como: “...una de las más famosas, interesantes y poderosas mujeres de los Estados Unidos de América, si no del mundo, en la actualidad”.Human Life Magazine (Marzo de 1907). Biógrafos destacados a lo largo de los años, han descrito a la Sra. Eddy como una de las “pioneras en la relación mente-cuerpo”, y como una “pensadora cristiana revolucionaria”.
El programa Religion and Ethics Newsweekly, del Sistema público de Radiodifusión de Estados Unidos, recientemente presentó una lista de 25 figuras religiosas que, desde el punto de vista de los estadounidenses, han sido de mayor influencia en el siglo XX. Entre ellos mencionaron a Mahatma Gandhi, Martin Luther King, Jr., la Madre Teresa y Mary Baker Eddy.
Pero la autora de Ciencia y Salud tuvo que recorrer un largo camino antes de que fuera reconocida como una persona extraordinaria. La primera mitad de su vida estuvo llena de luchas y privaciones. Estaba en una búsqueda espiritual no muy diferente a la búsqueda que hace mucha gente en la actualidad. Por ser una viuda y madre sola en el siglo XIX, tenía pocas opciones. No tenía medios económicos para mantenerse, y hubo veces en que prácticamente no tuvo hogar, y se mudaba con frecuencia de una casa de huéspedes a otra. Por muchos años, su salud había sido precaria, y había intentado muchos tipos de remedios, ninguno de los cuales la había sanado permanentemente.
Pero ella estaba convencida, gracias a sus investigaciones y experimentos, de que había una conexión entre la mente y el cuerpo. Exploró diferentes sistemas, entre ellos, la alopatía, la hidroterapia, la homeopatía y lo que actualmente se llaman placebos. En su autobiografía escribió: “El aspecto físico de esta investigación lo facilitaron los indicios de la homeopatía, que apoyaron mi conclusión final de que la creencia mortal, en vez de la droga, gobierna la acción de la medicina material”.Retrospección e Introspección, pág. 33.
Por medio de todas las investigaciones y estudio, que realizó a lo largo de casi dos décadas, llegó a comprender que había una medicina puramente mental. Ella escribió de aquella época: “Yo ya había hecho experimentos en medicina más allá de la base de la materia médica — hasta llegar a la más alta atenuación en homeopatía, y, de allí, a un punto de vista mental no comprendido y con resultados extraordinariamente buenos; mientras tanto, meditaba asiduamente sobre la respuesta a esta gran pregunta: ¿Es la materia o es la Mente lo que sana a los enfermos?”Escritos Misceláneos, pág. 379.
Aquí, otra vez, ella escribe con mayúscula el término Mente; lo utiliza como otro sinónimo de Dios. Ella se dio cuenta de que todas las terapias que había investigado habían dejado de lado a Dios, la Mente.
Siendo en este sentido una típica mujer de Nueva Inglaterra, tenía un profundo amor y comprensión de la Biblia. Conocía los relatos de curación, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, pero, ¿por qué tendrían que ser tan ajenos y estar tan distantes del pensamiento y la experiencia actual? Esos relatos de curación fueron como un faro para ella, y se convirtieron en una prueba viviente de lo que intuía como verdad.
Ella escribió de esa búsqueda: “Una y otra vez, me preguntaba: ‘¿cuál era el método por el que Jesús ayudó al enfermo y al pecador?’” A11051, Artículo sin título por Mary Baker Eddy, alrededor de 1900.
Entonces, cuando tenía alrededor de 45 años — a la mitad de su vida — se cayó lastimándose gravemente. Este hecho fue un punto decisivo y extraordinario en su investigación y experimentación. Pocos días después del accidente, mientras aún estaba bajo el cuidado de su médico y cerca de la muerte, pidió su Biblia, y la abrió en una de las curaciones de Jesús que se narran en el Nuevo Testamento. La curación de Jesús fue algo tan real, tan significativo para ella, que empezó el proceso de curación. En poco tiempo sanó por completo.
Esta curación trascendente no la dejó donde la había encontrado. Ella la describió como “la caída de la manzana”.Retrospección e Introspección, pág. 24. La curación le dio un impulso a su búsqueda y cambió la forma en que veía el mundo. Le dio una compresión más clara de la relación que existe entre Dios, el pensamiento y el cuerpo del paciente.
...que había una medicina totalmente mental.
Esta experiencia también hizo que se comprometiera, aun más en su intensa búsqueda de un principio espiritual sanador. Ella continuó probando y demostrando, con sus pacientes y con ella misma, lo que estaba aprendiendo y descubriendo. Y las curaciones eran notables.
¿Qué había sucedido? ¿Qué había cambiado? Antes de su accidente — antes de lo que ella había llamado la caída de la manzana — había aceptado el punto de vista convencional de que la mente humana provenía del mundo material. Ella creía que el estado mental del paciente era tan sólo uno de los factores que intervenían en la curación. Sin embargo, posteriormente percibió que el mundo material era un producto de la mente humana; en lugar de aceptar que el pensamiento era una manifestación de la materia, vio la materia como una manifestación del pensamiento.
Así que, después del accidente y del descubrimiento, ella comprendió que el pensamiento mismo es el paciente, por lo que es el pensamiento lo que necesita curación. El pensamiento es el lugar donde se debe producir el cambio para que tenga lugar la curación. Cuando el pensamiento cambia, y crece de la fe a la comprensión de que hay un solo Dios, la Mente divina, se produce la curación.
Cuando ella usa el término Mente o Mente divina, no se refiere a la mente humana, sino a Dios como Mente, como la conciencia universal que todo lo incluye. La Sra. Eddy descubrió que la Mente divina gobierna el cuerpo físico, e hizo esta observación: “Mi descubrimiento de que la errada, mortal y mal llamada mente, produce todo el organismo y toda acción del cuerpo mortal, dirigió mis pensamientos por nuevos cauces y me llevó a demostrar la proposición de que la Mente es Todo y la materia es nada, como factor principal en la Ciencia de la Mente”.Ciencia y Salud, pág. 108.
La Sra. Eddy había llegado a ser bien conocida en Nueva Inglaterra por su habilidad para sanar. Como muchos grandes pensadores, a lo largo del camino de su investigación, ella fue alentada por unas personas y desalentada por otras. Alguien que la animó mucho fue el médico E. A. Davis, de Manchester, New Hampshire. Éste tenía una paciente que se estaba muriendo de pulmonía, y cuando ésta no mostró signos de recuperación, llamó a la Sra. Eddy.
Ella fue a la casa de la mujer y oró en silencio junto a su cama. En cuestión de minutos, la mujer se sentó — había sanado. El Dr. Davis que había estado de pie a un lado, al observar lo ocurrido le preguntó a la Sra. Eddy: ¿Cómo lo hizo? ¿Qué hizo? Después de un breve dialogo, él le dijo: “¿Por qué no lo escribe en un libro, lo publica y se lo da al mundo?” Eso fue en 1868. Yvonne Caché von Fettweis y Robert Townsend Warneck, Mary Baker Eddy: Christian Healer (Boston; The Christian Science Publishing Society, 1998), pág. 56.
Siete años después, en 1875, ella escribió y publicó Ciencia y Salud, que es un manual sobre “cómo estar sano”. En él se explica por qué y cómo ocurre la curación espiritual, y está escrito para el sanador y para el paciente. Explica las leyes espirituales de la curación, cómo las aplicaba Cristo Jesús, y cómo aplicarlas actualmente en nuestra vida. Permite que cualquier lector aplique en la práctica la curación espiritual. Ciencia y Salud contiene capítulos titulados: “La oración”, “La fisiología”, “La ciencia, la teología, la medicina” y “La Ciencia del ser”. Incluso hay un capítulo con relatos de personas que sanaron simplemente al leer el libro por primera vez.
En el Prefacio de Ciencia y Salud, la Sra. Eddy se compromete a dar a los lectores de todas las épocas, lo que iba a satisfacer sus necesidades. Ella escribe: “En el espíritu del amor de Cristo — como quien ‘todo lo espera, todo lo soporta’, y se regocija en llevar consuelo a los afligidos y curación a los enfermos — ella dedica estas páginas a los que sinceramente buscan la Verdad”.Ciencia y Salud, pág. xii.
La Sra. Eddy también estableció un colegio, que aún está en operación, y que apoya un sistema educativo que prepara sanadores espirituales para enseñar este método de tratamiento. Las clases se ofrecen en todo el mundo a los que están interesados en la curación espiritual.
Para sanar el cambio se debe producir en el pensamiento.
La vida y logros de la Sra. Eddy continúan siendo considerados de gran influencia. Este hecho, aunado a la creciente demanda de conocimiento e investigación espirituales, han llevado a establecer La Biblioteca Mary Baker Eddy para el Adelanto de la Humanidad, que abrirá sus puertas en septiembre del 2002. Albergará la mayor colección que exista sobre una mujer estadounidense y su obra — sus ideas, su vida y sus logros. Los eruditos están ansiosos por estudiar la vida y los escritos de esta reformadora del siglo XIX.
Durante los últimos diez años, he tenido el privilegio de leer miles de páginas de documentos inéditos: manuscritos, artículos y cartas de la Sra. Eddy, o sobre ella. Este material arroja luz sobre sus escritos que se publican actualmente, y da información de cómo se fueron desarrollando. Sin embargo, la esencia de sus escritos se puede encontrar en su libro Ciencia y Salud, al que me he estado refiriendo.
Esto me lleva al tercer punto: la manera en que este sistema es eficaz para el cuidado de la salud de uno mismo. La evidencia de lo práctica que es la Christian Science en este campo, se ve en la vida de millones de personas sanadas.
Mi propia vida, como mencioné, ha sido para mí una prueba de la eficacia de este sistema de salud personal. A lo largo de muchos años he podido aplicar diariamente los conceptos explicados en Ciencia y Salud, con buenos resultados para todo tipo de necesidad.
Pero muchos, muchos otros — que no crecieron utilizando este sistema de salud personal, como yo lo hice — también han podido usar estos conceptos eficazmente.
Un médico de Michigan escribió que, cuando le preguntaron acerca de los beneficios recibidos de las ideas de Ciencia y Salud, él dijo: “En mis pacientes estoy viendo una asombrosa respuesta a la verdad del ser”, tal como está explicada en el libro.
Una psicoterapeuta que estudiaba Ciencia y Salud mientras recibía quimioterapia, dijo: “Las ideas de este libro me ayudaron con el dolor y los efectos secundarios de la quimioterapia. Cada vez que tenía que recibir tratamiento tomaba un párrafo y trabajaba con las ideas. Esto aceleró mi recuperación. Ahora siento menos temor”.
Un médico criado en la Iglesia Ortodoxa Oriental en la Unión Soviética, no estaba satisfecho con la práctica médica, sentía que se omitían importantes elementos espirituales. Dijo que estaba en la búsqueda de espiritualidad, tanto para beneficio de sus pacientes como de él mismo. Entonces, tuvo una crisis personal. En ese momento, encontró Ciencia y Salud, y después de dos horas de lectura, sanó de asma, afección que padecía desde hacía mucho tiempo. Dijo: “El libro es muy claro, y los resultados fueron impresionantes”.
He mencionado tres médicos, una psicoterapeuta y a mí misma — una persona que fue criada en la Christian Science — que utilizamos el mismo sistema de curación para el cuidado de la salud personal.
En Este Cuarto punto, me gustaría explicar, como practicista de la Christian Science, cómo les he dado tratamiento a mis pacientes usando las ideas de Ciencia y Salud.
Lo ilustraré con una de mis pacientes, que está feliz de que comparta su caso con ustedes.
Conocí a Linda cuando tenía 14 años. Según los médicos sufría de una malformación arterio-venosa. Toda su vida había sufrido dolores de cabeza que la debilitaban y paralizaban, por lo que faltaba continuamente a la escuela. Ella había recibido una atención médica excelente, pero el pronóstico daba pocas esperanzas de recuperación. Los médicos decían que tendría que tomar medicamentos toda su vida, hacerse exámenes con tomografía computarizada, padecer dolor y que nunca podría tener hijos. Ellos propusieron una cirugía experimental que le ofrecía sólo un cincuenta por ciento de probabilidades de sobrevivir, y de ser así, se le tendría que hacer otra operación a la semana siguiente.
La familia estaba desesperada. La madre de Linda trabajaba en el mismo edificio donde yo tenía mi oficina de practicista. Un día ella entró en mi oficina, me contó la historia y me preguntó si yo pensaba que su hija podía ser sanada. Linda y su mamá vinieron a verme al día siguiente.
La familia no tenía ninguna filiación religiosa. Linda sabía muy poco de Dios y de la espiritualidad. Cuando me reuní con ella hablamos de Dios y de las ideas sanadoras del Antiguo y del Nuevo Testamento. También hablamos sobre su curación y sobre los tres puntos que mencioné anteriormente, y que aparecen en los escritos de la Sra. Eddy.
Me preguntaron si la niña podría sanar de la malformación congénita.
Hablamos sobre qué es Dios. A ella le gustó la idea de que Dios es Padre-Madre, y descubrir que Dios es todo amor y que es totalmente bueno. Estaba feliz de pensar en ella misma como la hija de Dios, pura, perfecta y amada. También le gustó cómo es la relación que todos tenemos con Dios. Le sugerí que pensara en sí misma de una manera más espiritual, y le expliqué lo que esto significaba para su salud. En las entrevistas semanales, ella también empezó a aprender a orar por ella misma.
Un Día entró dando saltos, y me dijo: “Me siento mucho mejor, ya no tengo los dolores de cabeza que solía tener; y como me siento mejor, no estoy tomando el medicamento”. Sus padres estaban muy animados, así que decidieron posponer la cirugía. Entonces, me preguntaron si podía empezar a darle tratamiento en la Christian Science.
Como muchos de ustedes saben, al tratar pacientes es muy importante eliminar su temor y reemplazarlo con esperanza, certeza, valor y consuelo. Cuando se hace esto, a medida que los pacientes empiezan a perder el temor, se vuelven más receptivos a la curación.
En Ciencia y Salud la Sra. Eddy incluye una sección entera llamada “Ilustración del Tratamiento Mental”, en la que muestra cómo dar un tratamiento mental. Ella instruye a los sanadores: “Comenzad siempre vuestro tratamiento apaciguando el temor de los pacientes”. Ibid., pág. 411.
Cuando comprendemos que Dios es Amor — la fuente de la espiritualidad — y descubrimos que ese Amor está cerca de nosotros, que es real y está siempre presente, el temor disminuye y desaparece de nosotros y de nuestros pacientes.
A medida que oraba por Linda, usando algunos de estos principios básicos, ella se hizo receptiva a la curación.
Esto fue a fines de septiembre y para fines de noviembre, Linda estaba completamente sana. Ella nunca tuvo que operarse, y los médicos la llamaban la “niña milagro”.
Hoy es madre de dos niños. Veo a Linda ocasionalmente, y hace poco le pregunté: “¿Recuerdas cuándo ocurrió el cambio en tu pensamiento que llevó a la curación?” Ella dijo: “Fue cuando sentí que ya no era vulnerable, y que tenía el control de mi cuerpo. Entonces, ya no tuve temor”.
Como ilustra este caso, es en el pensamiento del paciente donde se realiza el cambio para que se produzca la curación. La oración efectúa este cambio en la conciencia cuando la persona reconoce su perfección y siente la presencia del Amor divino.
Las personas como Linda, que están padeciendo enfermedades consideradas graves o que tienen dolor, a menudo se sienten separadas, aisladas y desanimadas — fuera de control. La enfermedad se convierte en todo para ellos. Hablan sobre “mi cáncer”, “mi artritis” o “mi problema”, y esto se convierte en su identidad. Si ellos pudieran empezar a despojarse de eso y reconocer su naturaleza totalmente espiritual, comenzaría a manifestarse la curación.
Como practicista trabajo con pacientes y tengo la oportunidad de ver una transformación en su pensamiento. Ya sea que estén buscando alivio físico, emocional o superar el estrés, pueden encontrar paz y salud a medida que descubren su propia relación con Dios. Cada caso que tenemos, exige nuestra dedicación, nuestra confianza y nuestra convicción espiritual. Sólo podemos atender a nuestros pacientes adecuadamente, día tras día. Y verdaderamente creo que sólo cuando crecemos espiritualmente, podemos continuar satisfaciendo sus necesidades — y hacer esta labor con gozo.
En Ciencia Y Salud, la Sra. Eddy dice en repetidas ocasiones que el ingrediente más importante en la curación es el amor. Ella escribe: “El amor a Dios y al hombre es el verdadero incentivo en la curación y en enseñanza. El Amor inspira el camino, lo ilumina, lo designa y va adelante en él. Los móviles rectos dan alas al pensamiento, y fuerza y soltura a la palabra y a la acción”. Ibid., pág. 454.
Y en otro lugar, ella insiste: “La parte vital, el corazón y alma de la Christian Science, es el Amor”. Ibid., pág. 113.
El New York American citó a Clara Barton, quien organizó la Cruz Roja en Estados Unidos, diciendo que ella se sentía reconfortada por las enseñanzas de Ciencia y Salud. Hablando sobre la Sra. Eddy, ella dijo: “El amor impregna todas las enseñanzas de esta gran mujer”.New York American (6 de enero de 1908).
La Sra. Eddy a menudo preguntaba en sus clases: “¿Cuál es la mejor manera de efectuar una curación instantánea?” En una clase, los alumnos contestaron razonablemente bien, pero finalmente, ella contestó su propia pregunta, diciendo: “Les voy a decir la manera de hacerlo. ¡Es amar! Sólo vivan el amor — sean el amor — amen, amen, amen. No sepan otra cosa más que el Amor. Sean todo amor. No hay nada más. Eso efectuará la obra. El Amor sanará todo; resucitará a los muertos. Sean sólo amor, y nada más”.We Knew Mary Baker Eddy (Boston; The Christian Science Publishing Society, 1979), pág. 134.
Espero haberles dado una vislumbre de lo que, para mí — en el curso de mi vida — representa la esencia espiritual de los escritos de Mary Baker Eddy. Puede ser útil que resuma lo que considero son los conceptos espirituales esenciales:
• Comprender qué es Dios — omnipotencia, Amor divino, Mente divina, Padre-Madre.
• Descubrir qué significa ser el hijo de Dios, hecho a Su “imagen” y “semejanza”.
• Comprender qué significa tener una relación — apreciada, indestructible y eterna — con Dios.
• Comprender que la materia es una manifestación del pensamiento; y por lo tanto,
• El pensamiento es el lugar donde se efectúa la curación.
• Eliminar el temor del paciente.
• Reconocer que el factor esencial en la curación es el Amor.
Nosotros, amigos, tenemos en nuestro corazón y en nuestras manos el futuro de la medicina... y la medicina del futuro. Los conceptos que hemos estado tratando son indispensables para el progreso de nuestra práctica de la curación espiritual.
La espiritualidad es una fuerza poderosa que reconforta y transforma.
Todos anhelamos ser mejores sanadores. Deseamos saber más sobre la espiritualidad y el poder que restaura la salud y la perfección.
Especialmente, desde el 11 de septiembre del 2001, nuestro deseo se extiende más allá de nuestros pacientes, a la resolución de los problemas y a la curación de nuestra nación y del mundo. Ésta es una época de transformación sin precedentes. La espiritualidad es una fuerza poderosa que natural e inevitablemente reconforta y transforma; sana nuestro pesar, anima nuestra esperanza y restaura nuestros cuerpos.
No puedo pensar de un mejor regalo para dar al nuevo milenio que lo que estamos emprendiendo juntos.
Dios bendiga sus esfuerzos y oraciones.